✧33✧

24 13 0
                                    

Las manos comenzaron a temblarme, el cuerpo no me respondía y sentí que se acababa el aire a mi alrededor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las manos comenzaron a temblarme, el cuerpo no me respondía y sentí que se acababa el aire a mi alrededor. Era una sensación horrible.

El celular dejó de sonar, tres segundos después me llegó la notificación de un mensaje, lo abrí y mi corazón se paralizó cuando leí las primeras palabras:

Estoy en la playa, no voy a parar de llamarte hasta que hablemos, te espero en el parqueadero.

Me puse tensa y todo comenzó a darme vueltas, no podía pensar con claridad y tranquilizar el ritmo de mis latidos era imposible. Bryce estaba aquí, si no le respondía enseguida él no pararía hasta encontrarme, era capaz de todo, nada lo detendría.

Miré de reojo a Zach, él seguía mirando el océano aún perdido en sus pensamientos, no quería acabar con su tranquilidad y decirle que Bryce me estaba buscando, ese era mi problema y yo tenía que solucionarlo por mi cuenta.

Disimulé mi nerviosismo y me aclaré la garganta, —Zach, mi madre me está llamando y en esta parte de la playa no hay señal, ¿te importaría que fuera al muelle a devolverle la llamada?

Él apartó la vista del océano y la fijó en mis ojos, —Está bien, ve tranquila, yo te esperaré aquí.

Le sonreí y me incorporé sacudiéndome la arena de la falda, me incliné hacia él y le di un casto beso en los labios, después me aparté de su lado, di media vuelta y me fui corriendo en dirección al parqueadero, a medio camino me faltaba el aire, pero no me detuve y seguí corriendo sin mirar atrás.

Cuando llegué allí tomé una gran bocanada de aire y observé la multitud de autos estacionados a unos cuantos metros de la feria, a las orillas de la playa. Unas pequeñas gotas comenzaron a caer sobre mi chaqueta, yo apresuré el paso sintiendo la brisa suave de la lluvia cayendo sobre mi rostro.

Me quedé estática cuando visualicé su sombra en el parqueadero, las luces de su auto estaban encendidas, él se encontraba de espaldas, pero le reconocí enseguida. En fracción de segundos dio media vuelta y sus ojos me encontraron, distinguí su sonrisa entre la penumbra y lo vi acercarse, su cabello rubio estaba revuelto y alborotado, tal como lo recordaba, traía puesta una chaqueta de cuero y unos vaqueros ajustados. Se veía más intimidante y peligroso que nunca.

Sabía que era arriesgado reunirme con él después de nuestra última conversación, pero esta vez quería cerrar este capítulo de mi vida del modo correcto, dejarle claro lo que sentía para que lo entendiera de una vez por todas.

Noté que tenía un ramo de rosas en las manos y en su rostro mostraba una sonrisa dulce, la misma sonrisa de la que me enamoré, la misma mirada con la que me partió el corazón y me dijo que ya no sentía nada por mí.

Tras un largo silencio me aclaré la voz y levanté la mirada, pero enseguida la aparté, —No entiendo por qué has venido —exclamé entre dientes mirando el ramo de rosas en sus manos.

PerdiéndonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora