Zach no me preguntó nada, supongo que no quiso incomodar el ambiente entre nosotros después de lo que habíamos confesado. Él me quería, yo lo quería y nada era más importante que eso.
No asistimos a clases el resto del día, cuando oscureció nos despedimos y fuimos cada uno a su dormitorio. Al siguiente día estuve ocupadísima copiando los apuntes de Tara, quien se había ofrecido a pasármelos sin que yo pudiese preguntárselo antes. Era una increíble amiga.
No vi a Ashley en la mañana y tampoco en la tarde, era extraño que no hubiera llegado a dormir. Tara me dijo que ella era así, que seguramente había pasado la noche con un chico y volvería en la mañana, quisiera decir que me sorprendió su comentario, pero no fue así.
Ya casi había anochecido cuando terminé de escribir los trabajos, guardé mis cuadernos en la mochila y puse un par de cojines bajo las cobijas para que pareciera que yo estaba dormida allí, eso es algo que aprendes de las películas, y, a decir verdad, me parecía un truco perfecto.
Enseguida me puse una sudadera rosa y salí del dormitorio haciendo el mínimo ruido posible, una vez afuera caminé a prisa hacia el campus para adentrarme a la residencia estudiantil.
Me detuve delante de la puerta del dormitorio de chicos, miré a mis espaldas para asegurarme de que nadie me estuviera viendo y le di vuelta a la perilla en un intento fallido de abrirla, ya que la misma estaba cerrada con seguro desde el otro lado. Maldición.
Estuve a punto de tocar la puerta, pero antes de que mi mano pudiera tocarla la misma se abrió y un chico apuesto apareció en mi campo de visión con una bolsa de frituras en las manos.
—¿Necesitas algo? —me preguntó seriamente mientras metía una docena de palomitas a su boca. Era un chico alto y rubio, su tez blanca hacía contraste con sus ojos azules. Pude ver sus abdominales de ensueño bajo su camiseta roja, los músculos de sus brazos no me permitían ver más allá del marco de la puerta, lo cual me hizo pensar que este chico sí que hacía ejercicio.
—Eh, hola —lo saludé y él ladeó su cabeza mirando hacia el pasillo para asegurarse de que no venía nadie conmigo.
—Entra, estarás en problemas si el guardia te ve —dijo él, despacio y en voz baja. Sin darme tiempo de decir o hacer nada me sujetó del brazo y me jaló hacia adentro cerrando la puerta tras de mí y poniéndole seguro al mismo tiempo.
—Que amable —le dije sarcástica, sobándome el brazo. El rubio sí que tenía fuerzas.
—No tenía alternativa —dijo en su defensa y al volverse me tendió su bolsa de frituras.
Negué con la cabeza y exclamé un:
—No me digas —él se quedó mirándome con atención, examinando detenidamente mi cuerpo de arriba a abajo, no pasaron ni diez segundos y la intensidad de su mirada comenzó a incomodarme. Crucé los brazos sobre mi pecho y fruncí el ceño antes de carraspear mi garganta.
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Perdiéndonos
RomantikAl conocerlo él me envolvió en su penumbra, yo ilumine su camino y nos sumergimos juntos en el limbo de la perdición. Él y yo, somos luz en la oscuridad. ♡♡♡♡ Hayley Melodie es una chica que ve más allá del bien y d...