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Zach me analizo con la mirada, noté sus ojos grisáceos perdidos en los míos

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Zach me analizo con la mirada, noté sus ojos grisáceos perdidos en los míos. Su atención fija sobre mí me estaba poniendo nerviosa, así que desvié mi vista de la suya y retrocedí un paso.

Su mirada poco después cruzó con la de Logan. Noté cierta tensión entre los dos y de pronto el espacio se sintió demasiado pesado.

—Nos encontramos de nuevo, viejo amigo —mencionó Logan en un tono sarcástico.

Zach volteó a verme y me escaneo con la mirada por breves segundos. Se quedó mirando fijamente mi mano entrelazada con la de Logan, y al final rodeó los ojos y pasó por mi lado rozando su hombro con el mío.

Miré en otra dirección sintiéndome confundida y cuando regrese mi vista al chico lo encontré mirando el pasillo por el que se había ido Zach hace apenas cinco segundos.

—¿Se conocen? —le pregunté con una ceja arqueada y distinguí como su mandíbula se tensó al escucharme.

Logan evadió mi pregunta y dijo:

—Después te explico, bonita.

Se inclinó hacia mí y besó suavemente mi mejilla, después se alejó y siguió andando por el pasillo, dejándome aún más confundida.

¿Qué había sido eso?

Ellos debían llevarse mal por alguna razón, visto lo que Zach dijo el día anterior acerca de Logan y el extraño comportamiento de Logan hace un momento. Fuera lo que fuera no era de mi incumbencia.

Me adentré al aula, caminé hacia mi lugar, tomé asiento e intenté concentrarme en clase, pero mi atención se había ido de vacaciones a algún lugar que no lograba localizar.

En el aula trabajamos en equipos, y transcurrieron dos horas de eterna tortura hasta que milagrosamente sonó el timbre.

La mayoría salieron del salón apurados. Yo no tenía ganas de levantarme, así que solamente apoyé mis manos sobre el pupitre y solté un largo suspiro.

Era aburrido no hablar con nadie en el salón de clases. No compartía esa clase con las chicas, o debía llamarlas ¿amigas? Suponía que eso éramos ahora, amigas. Esperaba no estar equivocada.

Ya casi todos habían salido del aula, solamente quedaban unos pocos que estaban acomodando sus cosas en su mochila. Suspiré una vez más y me pasé las manos por el cabello, algunos mechones se deslizaron sobre mi frente y yo los aparte moviéndolos hacia atrás con mis dedos, en ese momento alguien pasó por mi lado dejándome perdida con el aroma de su perfume, que dejó en el aire una fragancia desconocida y exquisita.

Volteé hacia enfrente, pero no vi a nadie. Ya estaba sola. Me limité a alzar los hombros y recogí mis cosas con calma, guardándolas en el interior de la mochila.

Salí del salón y caminé con tranquilidad a través de los pasillos, ignorando a las chicas que me miraban con odio.

Me detuve frente a mi casillero, abrí el candado con una peculiar llave de mariposas y seguidamente abrí la taquilla. El interior del casillero era azul y estaba completamente vacío. Pensé en las distintas tonalidades en las que podría decorarlo mientras metía algunos libros dentro.

PerdiéndonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora