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Jihyo volvió a insistir en que me mudara a su departamento, había estado muy ocupada con el asunto de COMP, que lo había olvidado por completo.

Le dije que me lo pensaría de nuevo, sé que no era bueno que le diera largas pero aún no estaba preparada mentalmente para el cambio, y si bien Nayeon había limitado mis clientes, todavía tenía muchas cosas que hacer.

— ¿Puedo irme con usted si se cambia de departamento? —preguntó Dahyun, cuando Sehun y Kyungsoo se habían ido. Por supuesto, si me iba, Dahyun se quedaría sola con ellos y probablemente cambiarían a alguien para que tomara el puesto que estaba dejando.

Dahyun era una chica muy responsable y dedicada, se veían sus ganas por aprender. Ella estaba más apegada a mí que a cualquiera de mis compañeros; aun así, me sorprendió que quisiera seguirme, pero aquello, no era una decisión que yo podía tomar, era responsabilidad exclusiva de Nayeon.

—Tendrías que consultarlo con Nayeon, ella es la jefa no yo, pero me hace muy feliz que quieras irte conmigo.

Dahyun sonrió y siguió ordenando los expedientes en el anaquel.

—Ellos me agradan —dijo refiriéndose a Sehun y Kyungsoo—, pero me siento más cómoda trabajando contigo, me explicas todo. Además siempre me invitas el almuerzo —sonrió tímidamente y me contagió.

—Bueno, no saquemos conclusiones apresuradas, todavía no sé si me voy o no.

—Todos en la oficina dicen que te iras.

Eso era verdad, al menos la mayoría de los trabajadores del despacho, estaban esperando mi cambio. Hablaban a mis espaldas diciendo que sólo estaba aplazando lo inevitable. Estaban seguros que terminaría uniéndome a Jihyo porque había sido lo que siempre quise desde que empecé a trabajar aquí.

Por la tarde, llevé a Dahyun a los juzgados, visitamos algunos clientes y terminamos en una cafetería para comer algo.

Platicamos un rato sobre lo que sería la mejor vía para resolver los asuntos, Dahyun opinaba con confianza, en unos años se convertiría en un buena abogada. Sobre todo en el área civil.

Unas bebidas que yo no pedí fueron colocas en mi mesa, inmediatamente le hice saber a la joven mesera, que yo no las había pedido.

—Se las invita la mujer de la mesa que está en la esquina.

Al mirar a la dirección que señalaba la mujer, pude ver a Jihyo y esta me sonrió con una cara boba. Esa mujer no se rendía. No rechacé las bebidas porque eso sería una grosería y no quería avergonzarla frente a su esposo y su hija mayor.

Además Dahyun ya estaba tomando la suya. Le regresé la sonrisa, creo que si Jihyo no se había rendido, era porque de verdad creía que tenía potencial. Sí ella confiaba en mí como nadie más lo había hecho, no era muy amable de mi parte darle largas.

Me levanté del asiento donde estaba con la bebida y le indiqué a Dahyun que me siguiera. Caminé hasta donde ella estaba.

—Gracias por las bebidas —sonreí amablemente e hice una reverencia a ella y a su esposo. El señor Kang sonrió y también hizo una reverencia—. ¿Podemos sentarnos?

—Claro, estaba esperando que te unieras a mí, tengo muchas cosas de hablar contigo, aunque ahora que estoy con mi familia, para ser sincera, lo que menos quiero es hablar de trabajo.

—Entiendo, he estado pensando en el cambio, me agrada estar con los chicos, pero realmente creo que lo haría mejor en el área penal.

—Eso es algo que ya te había dicho.

—Lo sé, pero soy una mujer responsable, no puedo dejar el trabajo tirado.

— ¿Entonces finalmente vas a unirte a nosotros? —preguntó, sonreí y asentí, tomando la bebida que me había invitado, era un americano que amargó mi garganta.

—Pero resulta que Dahyun y yo hacemos un buen equipo, y ella quiere seguirme, por lo que tendrás que convencer a Nayeon. Son amigas de toda la vida y socias no creo que sea algo muy difícil para ti.

Jihyo hizo una mueca incómoda ya se rascó la nuca.

—Es verdad que no es mucho problema para mí, pero ya tengo tres pasantes en el departamento.

—El departamento penal es el que más trabajo tiene, nunca están de más, manos dispuestas a trabajar.

Dahyun sonrió con emoción, podía irme sin Dahyun, pero al menos tenía que intentarlo. Jihyo asintió finalmente y me advirtió que no me aseguraba nada.

El fin de semana mi hermano me acompañó a comprar un vestido a las boutiques centrales. Subimos y bajamos, cruzamos varias calles y no habíamos logrado escoger alguno.

Realmente no es que me importara como iba a ir vestida a la boda de Nayeon, pero mi hermano aseguraba que tenía que verme más guapa que nunca.

Finalmente nos decidimos por un vestido rojo, él insistía que el rojo era mi color y que con el opacaría incluso al novio. No quería opacar a Kyungsoo, él era un joven muy atractivo e inocente, no se merecía lo que Nayeon estaba haciendo. Pero no era yo quien le abriría los ojos.

Por la tarde, Chaeyoung se encontró con nosotros y nos llevó a cenar hamburguesas. Estaba planeando vender mi motocicleta y comprarme un vehículo, por lo que ella estaba ayudándome a encontrar un comprador.

En realidad, había dicho que ya lo había encontrado. Minatozaki Sana estaba ahí, sentada de forma informal cerca de la terraza, tenía que admitir que era una mujer que destacaba fácilmente.

Nos unimos a ella y pedimos algunas cervezas, las cuales nos fueron servidas antes que las hamburguesas. Mi hermano y Minatozaki conversaban sobre su próximo tatuaje.

— ¿Qué opinas Mina? —miré el boceto en la libreta de Minatozaki, la imagen era un delfín y una ola, era bonito y no había mucho que yo pudiera decir para mejorarlo.

—Es lindo, te quedaría.

Él sonrió feliz. La primera vez que se hizo un tatuaje, mamá lo sermoneó y lo castigó. Yo tampoco estuve de acuerdo con lo que había hecho y aun así lo consolé mientras lloraba.

Después de todo mi pequeño hermano, era mi debilidad. Si él era feliz, entonces no tenía por qué preocuparme.

— ¿Estás segura que no quieres uno? —preguntó Minatozaki y negué— Te daré el veinte por ciento de descuento.

—No me haría un tatuaje incluso si fuera gratis.

—Auch —dijo y llevó su mano a su corazón—. Lastimas mis sentimientos, los tatuajes que hago son hermosos.

—No me permiten tener tatuajes en mi trabajo —le dije, no tenía porqué hacerlo, pero tampoco me agrada verla fingiendo ser lamentable.

—Entonces buscaremos un lugar donde no se note —insistió.

—Creía que los tatuajes eran para lucirlos —agregué, era tan insistente que estaba empezando a molestarme.

Mi hermano y Chaeyoung sonrieron burlones y empezaron a tomar sus cervezas, mientras se comportaban empalagosos.

—Puedes lucírselos al amor de tu vida —me guiñó el ojo y sonrió ladina, Minatozaki, no sólo era una mujer fácil de recordar, también era atractivamente insoportable.

—No tengo un amor de mi vida —aclaré de mal humor, pero a mi mente vinieron recuerdos de Nayeon, fruncí el entrecejo molesta. Tenía que olvidarme de ella, sacarla de mi mente y de mi corazón, olvidar sus brazos y besos; y sin embargo, lo único que pude hacer, enfrente de mi hermano, su pareja y una desconocida fue cubrir mi cara con mis manos y sollozar con fuerza. 

Quédate con él [Adaptación Minayeon/ 2na]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora