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No recordaba mucho, me quedé dormida en medio de una conversación en el sillón y cuando desperté estaba sólo con una manta encima, cubriéndome del frío.

Busqué a Sana, pero no daba señales de vida, así que intuí que había salido a alguna parte. No quería estar sola en la casa de alguien más, por lo que me levanté y tomé mis cosas, era un poco tarde, pero si dejaba el desayuno de lado y me apuraba podía llegar unos minutos retrasada al trabajo.

Antes de poder siquiera salir, Sana entró a la casa. Ella estaba arreglada como era habitual, de colores oscuros y con ropa deportiva, parecía que había salido a correr.

—No pensarás irte sin desayunar —dijo y mostró las dos bolsas de plástico que llevaba en las manos—. Es comida instantánea, pero de la buena, la prepararé en lo que tomas un baño. Puedes irte de aquí al trabajo; te prestaré ropa, soy un poco más alta y ancha pero no es una diferencia que un buen cinturón no pueda arreglar.

—No quisiera molestar —dije tímidamente, ya había hecho demasiado por mí.

—Para que somos las amigas, ven sígueme —le obedecí y la seguí a su habitación. No era como me la había imaginado. Ella era llamativa a primera vista, su habitación no, además de la cama, el ropero y un estante, no habían otros muebles. En la pared colgaba una guitarra y un póster de Sailor Moon. En el estante había revistas sobre tatuajes, y figuras de acción, una laptop, tres plantas de cactus y productos para el cuerpo.

—En esa puerta está el baño, el agua caliente sale abriendo la llave derecha y hay una cubeta para recolectar el agua fría. También hay toallas limpias. Voy a dejar en la cama ropa que puedas usar, aunque eso sí, no creo tener nada parecido a tus vestuarios de princesa.

—Se llama ropa formal Sana —dije y me dirigí a la puerta que había señalado, el baño era espacioso, incluso había una tina—. Eres más amable de lo que pensé.

—Eso es un avance —dijo con tono burlón.

—Te juzgué mal, me dejé llevar por tu apariencia. Temí que fueras mala influencia para mi hermano y Chaeyoung, pero ahora temo porque ellos sean mala influencia para ti.

Sonrió y siguió buscando en el armario ropa que pudiera usar.

—Ya ve a bañarte o me harás sonrojar.

Me bañé rápidamente y me vestí completamente de negro, me veía casual pero no se sentía equivocado para la oficina, tampoco es que en el reglamento especificara atuendo de etiqueta o algo por el estilo.

Sana ya tenía lista la comida, así que me senté frente a la mesa y esperé a que me sirviera, dándome cuenta que ni mi madre me consentía tanto. Sana nos sirvió a ambas y empezamos a comer, si salía directamente de aquí al trabajo, llegaría incluso más temprano que lo habitual.

— ¿Tienes muchas citas para hoy?

—No muchas, no es un día de suerte, este trabajo es así. Hay días en los que no atiendo a nadie y otros en los que no me doy abasto. Supongo que tú, independientemente de los clientes que el despacho tenga, recibes el mismo sueldo mes con mes.

—Es un trabajo seguro en ese aspecto —comenté. Habían meses en los que trabaja sin parar, otros más relajados, pero mi salario seguía siendo el mismo—, ya que no tienes mucho trabajo, puedo invitarte a cenar esta noche, para agradecerte.

Sana me miró de forma seria, parecía que estaba a punto de darme un sermón. No lo hizo.

—No tienes que agradecerme, dudo que pueda darte un consejo que te ayude de verdad.

Quédate con él [Adaptación Minayeon/ 2na]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora