Hice el desayuno para Sana, había esperado despertar en sus brazos, pero ella ya tenía una rutina fija. No podía quejarme del todo porque era gracias a esa rutina que mi novia tenía un cuerpo de infarto.
Mis pensamientos se detuvieron unos segundos cuando la realidad me golpeó de forma grotesca: Nosotras no éramos novias.
Tampoco quería preguntarle sobre qué éramos, no tenía ganas de verme tan desesperada, pero definitivamente no deseaba tener una relación como la que había tenido con Nayeon, y no es que quisiera empezar a comparar entre las dos; sin embargo, me negaba a esconderme de todos, amarnos a escondidas y entre las sombras.
Sana entró a la casa y tomó una toalla pequeña que colgaba de una silla, secó su sudor y se acercó a mí, entonces me besó de forma sorpresiva y se apartó rápidamente.
—No tenías que hacer el desayuno —dijo y fue por unos platos—, es temprano, deberías seguir durmiendo.
—Me levanté hace poco porque tenía algo de hambre, ayer no cené casi nada —mencioné un poco avergonzada, me había dedicado a tomar vino para soportar el evento.
Ambas caminamos con la comida hasta la mesa principal y nos sentamos a comer en silencio.
—Está delicioso.
—Gracias, no es la gran cosa —dije pero Sana negó mientras seguía comiendo—. Haré algo mejor para la próxima.
—Eso me haría muy feliz, me gusta cuando estás aquí, te quiero.
Su declaración hizo acelerar mi corazón de una forma que me asustó. No creo que pudiera soportar otra decepción amorosa, y tampoco quería pensar en eso. De todos modos, teníamos que ser claras, estaba cansada de las palabras bonitas, necesitaba hechos.
— ¿Cuándo le diremos a los demás?, ya sabes que estamos juntas.
—Le mandé un mensaje a Chaeyoung cuando me levanté, para este momento seguramente tu hermano ya sabe, y le diré al abuelo mañana que vaya a visitarlo.
Su respuesta me dejó sorprendida, era verdad que no quería que nos escondiéramos, pero tampoco pensé que se adelantaría. Algunos podrían pensar que era muy pronto o apresurado.
—Vaya, ni siquiera me has pedido que sea tu novia, pero ya se lo dijiste a tu amiga.
Sana sonrió tímidamente y avergonzada.
—Nuestra amiga—aclaró y bebió de su taza de té— y bueno, no pensé que te molestara, simplemente asumí que ya estábamos saliendo, digo, nos besamos.
Esquivó mi mirada, era obvio que estaba avergonzada y miró hacia el techo, mientras ponía discretamente su mano en su nariz, como si la pellizcara.
—Está bien, realmente no me molesta, si quiero ser tu novia —dije avergonzada, a pesar de que ambas éramos adultas, lo suficientemente mayores para dejar de lado las cosas cursis, también lo suficiente maduras para llevar una conversación sin tapujos.
—En realidad no sé muy bien que hacen las parejas, aparte de besarse y sexo. No sé qué tanto va a cambiar nuestra relación, me gusta como es ahora, por supuesto besarnos es un plus y el sexo lo hará mejor una vez que demos el paso.
Me sorprendió lo relajada que se veía mientras hablaba del sexo. No es que no quisiera tenerlo, lo quería, había tenido más de un año de abstinencia, en realidad a mi edad, conseguir sexo no era tan fácil como lo pintaban.
— ¿No estás siendo un poco descarada? —pregunté de forma burlona y Sana volvió a avergonzarse.
—No me mal entiendas, no sólo quiero tener sexo —sus orejas parecían colorarse y ese simple acto me hizo reír—, quiero estar contigo como hasta ahora, platicar y tomar tu mano, sentir el calor que emana tu cuerpo y lo cálida que me hace sentir.
—Estás siendo demasiado tierna Sana.
—Es la verdad.
Tomé su mano, mientras seguimos comiendo, quería estar así también, sólo a su lado, era suficiente. En mi vida, llena de trabajo aburrido y estrés, Sana siempre podía hacer que me relajara y me tomara un respiro.
Me duché primero, mientras Sana buscaba en su armario ropa para prestarme. Todavía conservaba la blusa morada, así que no dudé en usarla, era un color cálido y me gustaba mucho, Minatozaki no le daba un uso adecuado y era un desperdicio que siguiera en su armario.
Me vestí delante de ella con un poco de timidez, lo había hecho antes, en las veces que me quedé a pasar la noche, ya fuera para platicar o ver una película, pero la situación era diferente. Ella también pareció darse cuenta porque de vez en cuando se quedaba viendo a la nada, como si no quisiera verme. Era ilógico que estuviéramos más avergonzadas ahora que éramos novias.
Antes de que subiera a mi vehículo, Sana tomó mi mano, me hizo mirarla fijamente y pasó su mano por mi cabello. Era unos centímetros más alta que yo, además su cuerpo podía llegar a ser intimidante, con esos brazos tonificados y llenos de tinta, pero ya no la miraba como a una criminal o una drogadicta, sino como la chica que me gustaba.
—Si esa tipa te molesta no dudes en decírmelo.
Asentí, no quería que Sana se relacionara en nuestros problemas, era algo del pasado y mantener a Nayeon a raya era mi deber, no el de ella.
—No lo hará, es una mujer casada que ama su trabajo más que a nada. No lo arriesgará por mí.
—Si te soy sincera, no me gusta que trabajes en el mismo lugar que tu ex —había disgusto en sus ojos, pero al mismo tiempo comprensión—. Eres una adulta y creo en ti, dejar ese trabajo es decisión tuya no mía. Hagas lo que hagas te apoyaré.
Asentí, Sana era mucho más de lo que alguna vez había deseado.
—Amo mi trabajo, que tú comprendas eso me hace muy feliz. Cualquiera intentaría hacerme renunciar y se moriría de celos.
—Sí estoy celosa —hizo un puchero—, además tengo la impresión de que esa tipa, aunque esté casada, tiene una obsesión contigo, así que dime si intenta acercarse a ti.
— ¿La golpearías si lo hace?, no puedes hacer eso.
Sana rio a carcajadas.
—No soy una maleante, pero he tomado unas cuantas clases de boxeo, bueno sólo fui una semana —sonrió un rato más y después volvió a su expresión seria—. No te pido que me digas para que la golpee, pero quiero que exista confianza entre nosotras, que no nos ocultemos cosas y quiero que sepas que cuentas conmigo y saber que cuento contigo. Si esa tipa intenta molestarte o acosarte, iré con su esposo y le diré lo mala mujer que es.
Agradecí las palabras de Sana, pero lo que menos quería es que hiciera algo como eso, Kyungsoo no tenía la culpa.
—Te diré si intenta molestarme, nos mantendremos en contacto. Vendré esta noche así que prepara algo delicioso.
Sana sonrió, me besó de nuevo de forma tierna y después de unos minutos me dejó ir, apreté el acelerador, no quería llegar tarde al trabajo.
ESTÁS LEYENDO
Quédate con él [Adaptación Minayeon/ 2na]
FanfictionDejar ir a las personas, es más difícil de lo que parece y sin embargo totalmente necesario. Myoui Mina es una abogada dedicada a su trabajo, mantenía una relación secreta para muchos con Im Nayeon, hija del CEO del despacho jurídico para el que tra...