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Era la primera vez que Mina me marcaba, así que me asusté pensando en que algo le había pasado a Jackson o a Chaeyoung. Nunca pensé que quisiera pedirme consejos o que la consolara.

No teníamos ni un año de conocernos, y éramos como polos opuestos. Ella era una mujer aburrida y asalariada, lo único que hacía era hablar de trabajo, por supuesto lo hacía con mucha pasión y eso era encantador de algún modo. Pero no teníamos cosas en común, más que el hecho de que ambas éramos lesbianas.

Puse a calentar el chocolate que había hecho por la tarde y no me despegué de la estufa hasta que estuviera listo, no quería que se quemara en cuanto me diera la vuelta. Serví dos tazas y las puse en la mesa de centro de la sala. Limpié un poco, la casa no estaba muy sucia pero siempre había detalles. No quería darle una mala impresión, después de todo era un poco prejuiciosa.

Cuando llegó, fue muy obvio que sus ojos estaban hinchados, hice que pasara y se sentara en alguna parte de la sala, no era la primera vez que estaba ahí, había ido por mí hace unas semanas para ir a recoger mi motocicleta en su lugar de trabajo, así que esperaba que esta vez se sintiera más cómoda. Fui hasta la cocina y busqué una bandeja para colocar los aperitivos que había traído.

Me senté a su lado en el sillón, parecía nerviosa, así que le di play a la serie que veía, pero no puse atención a ella. Mina no dijo nada y tampoco quise presionarla, así que sólo esperé. Pasaron varios minutos hasta que por fin preguntó sobre si me sentía mal por no ser normal. Me reí con ironía, estaba harta de eso.

Por supuesto, no tuve una vida color de rosa en cuanto a mi orientación sexual respecta desde discriminación y bullying. Muchas veces me culpé a mí misma por no ser lo que se espera. Ya fuesen mis compañeros de escuela o mi propio abuelo, siempre me hicieron sentir como si estuviera mal.

La primera persona que me aceptó sin tapujos, fue una mujer. Chaeyoung me defendió cuando no pude hacerlo por mí misma, y después me incluyó en su vida social, así conocí a más personas que me aceptaron e incluso personas con los mismos gustos, Mina era una de ellas.

No me sentía la persona ideal para hablar sobre ello, así que hice el ridículo frente al espejo y traté de sacarle una sonrisa. Al parecer lo logré.

—Soy perfectamente normal —mencioné. Mina sonrió pero no se veía convencida —tengo dos orejas, dos ojos, una boca, una nariz y las extremidades completas. Soy normal.

—Sabes que no me refería a eso.

Suspira y volví a sentarme a su lado.

—Tu hermano es el psicólogo, no yo, pero si quieres una respuesta, más concreta. La respuesta es sí, por supuesto que sí. No es fácil ser lesbiana. Mis compañeras de secundaria me evitaban pensando en que quería ligarlas. Ninguna de ellas me interesaba realmente, pero siempre me apartaron por eso. Mi abuelo siempre estaba molestando, diciendo que me aceptaba tal y como era, pero nunca se rindió tratando de convencerme para que consiguiera un novio. Incluso me llevó a un burdel tenía diecisiete años y me hizo perder la virginidad con un hombre. Sólo permití que lo metieran y sacaran una vez y me puse a llorar como una niña.

Sólo Chaeyoung conocía sobre aquel evento. No era algo que me gustara contar, pero si era algo que Mina necesitaba escuchar.

—Debes odiarlo mucho.

— ¿A mi abuelo? —pregunté, y cuando asintió, yo negué. —Amo a mi abuelo, lo que hizo fue porque creyó que era lo mejor para mí, siempre temió dejarme sola. Mis padres murieron cuando tenía once años, mi abuelo era muy viejo para cuidarme y aun así lo hizo. Prefirió eso a que terminara en un orfanato. Aunque las personas me malentienden a veces y me dicen que soy una mala nieta, no metí a mi abuelo a un asilo porque no siquiera cuidar de él, mucho menos porque lo odiara.

Mina me miró sorprendida, tampoco era un tema del que hablara mucho y mi imagen no era la del ideal coreano.

— ¿Entonces por qué?, no es que sea chismosa, sólo que Jackson me dijo que él estaba en un asilo y los abuelos van a ir porque son molestos para cuidarlos.

—Precisamente por eso, mi abuelo siempre ha estado para mí, fue él quien pidió ser ingresado. Dijo que era muy joven para cargar con esa responsabilidad hasta que él muriera. Le pedí que no pensara en la muerte y que probablemente él iba a vivir más que yo. De todos modos aún soy joven e inexperta en varios aspectos, hace unos años aprendí a realizar tatuajes pero tuve que conseguir el permiso para laborar, por lo que nunca estaba en casa, entonces él se cayó y se lastimó la columna.

—Oh lo siento mucho —dijo preocupada, ya había pasado tiempo de eso, y ahora estaba mejor.

—Eso comprobó que no podía hacerme cargo de él, ni de su cuidado, tenía que estar todo el tiempo a su lado, cuidando su alimentación, su baño, su tratamiento y que no se cayera. No podía ni ir al baño. Finalmente insistió para que lo llevara a un asilo, donde sería atendido por enfermeras. Cuando estuvo mejor no quiso regresar, ahí podía pasar tiempo con personas de su edad, conmigo, siempre estaba solo.

Dije un poco triste, extrañaba al abuelo, sus chistes malos, sus sermones e incluso sus achaques. Mina se encogió en el sofá, subió los pies y se aferró a sus piernas de forma tierna.

Estaba acostumbrada a escucharla, podía hacer eso bien, era la primera vez que la única hablando era yo.

— ¿Y no lo extrañas?

—Todo el tiempo, lo visito al menos tres veces por semana. No puedo hacerlo más seguido por el trabajo, aunque no lo creas el arte del tatuaje es muy desgastante. Tampoco te voy a mentir, cuando mi abuelo se fue, estuve más relajada sobre mi orientación sexual; tuve una novia y pude traerla a casa sin problemas, era un poco más rebelde en aquel tiempo y me hice mi primer tatuaje.

Me quité la playera para presumirlo, era mi orgullo.

Un conjunto de palomas volando por mi pecho, cuando noté que Mina se había avergonzado me volví a poner la playera, avergonzándome también.

—Es bonito —dijo y asentí, porque lo era, no lo hubiera intentado presumir sino lo fuera.

—Puedo hacerte uno también, ya sabes, con descuento y todo.

—El treinta por ciento —dijo entre sonrisas.

—Siempre puedes regatear, ya sabes, tal vez un treinta y dos por ciento. Pero nunca de los nunca gratis. El dinero no cae del cielo.

Mina volvió a sonreír y se recargó en el sofá bostezando. En algún punto de la conversación se había acabado su chocolate caliente y parecía querer descansar.

—Puedes dormir aquí si quieres, es noche, no deberías manejar a estas horas, además parece que bebiste un poco.

Se estiró un poco y siguió bostezando.

—Si no te molesta, te tomaré la palabra.

Asentí, me levanté del sillón y fui a buscar un pijama y una manta para que se tapara. Cuando regresé, ya estaba durmiendo, así que solo la tapé, apagué la televisión y fui a dormir. 


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Hola :) lamento que la semana pasada no pude actualizar esta historia, es que estaba salvando el semestre, probablemente la próxima semana haga un mini maratón.

Deseo que pasen una bonita noche con sus seres queridos y que disfruten de su cena💖

¡Y recuerden, si toman NO manejen! 

Quédate con él [Adaptación Minayeon/ 2na]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora