El calor que emana de ti.

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Calor y calidez, ambos producen una misma sensación en principio, pero no es lo mismo.

Mientras un rey solía ser como el sol, estaba ahí día a día, recordando su presencia y su importancia. Calentando la piel de la princesa que admiraba la Tierra en otra vida, pero la Luna forzada a estar en su órbita.

Un calor que resultaba frío.

Pero su pequeña estrella, fría y órbita indefinida, está a su lado sin obligarla a seguir su órbita. Serena solía mirar fijamente a Seiya antes de que despertara, le gustaba molestarlo un poco.
Presionaba su dedo entre sus cejas, provocando un gesto de Seiya, solía fruncir sus cejas y mover sus nariz en lo que pensaba Serena es un conejito enfadado. En otras ocasiones, acariciaba su pecho con la yemas de sus dedos con un ligero sonrojo en sus mejillas.

Usualmente Seiya despertaba confundido, pero mirando a una Serena con una tímida sonrisa y curiosidad en sus ojos mientras se cubre con la cobija para ocultar sus crimenes.
Entonces procede a abrazar aquel bulto en la cama, hasta que Clair levanta a la pareja en sus llantos por el hambre.

Esa mañana.

Esa mañana fue como otra, Serena estaba pensando demasiado en la vida que tenia con Seiya, molestando antes de despertarlo. Era divertido. Serena solía disfrutar de la belleza de Seiya, sus largos y profundos cabellos negros que estaban en toda la cama, extendidos y desordenados. Trenzaba el cabello de su amado.

-Una bella trenza te quedaría bien, tu cabello es muy lindo y sedoso. A veces, me provoca celos, deberías decirme como debo cuidar del mio. Quizá podría dejarte cuidar del mío.
¿Uh?-

Serena hablaba en voz baja, no quería perturbar el sueño de Seiya. Estaba disfrutando de su platica solitaria con ella misma.

-Si, me parece que deberías cuidar de mi cabello.-

Su mirada se congelo en aquellos cabellos, un gran sonrojo apareció en su rostro cuando recordó lo que sucedió la noche anterior, llevó sus manos a su vientre mientras miraba sus cabellos. La imagen de Clair vino a su mente, pero la idea de un hermano surgió de la nada.
Como una lluvia de estrellas que atacó su mente.

-¿Eras lindo de bebé?, no es que este pensado en cosas indecentes, solo me estoy preguntando lo básico. Si recuerdo mis clases básicas de biología, ambos tenemos ojos azules, pero un lindo cabello negro tan profundo como el manto de la galaxia. Eso sería lindo... también, pienso que debería dárselo a Clair para que se divierta, ella es pequeña, podría ser feliz.-

Las palabras de Serena invadieron el sueño de Seiya, llenando de imágenes sobre dos hijos jugando en la casa, la platica que no podía ser respondida termino por despertar a Seiya quien miró a Serena.
Ambos ojos azules se encontraron en un silencio incómodo.

No tenían palabras.
Ella estaba demasiado avergonzada por hablar y él estaba tratando de procesar la información, hasta que la sonrisa de Seiya se hizo presente en su rostro.

-Buenos días, bombón.-

-Sei...-

Recriminó Serena en una queja lastimera, su voz suave y casi temblando por la vergüenza. Seiya sólo abrazo a Serena.

-¿Ahora será una nueva costumbre despertarme con una platica?, son interesantes tu manera de despertarme. Pero escuche un poco.-

-¿Escuchar?-

-Si, yo escuche mucho de lo que has dicho.
Si quieres un hermano para Clair, creo que es un buen tiempo, ya tenemos practica para cuidar de bebés y podría solo llevarse un año.-

-¿¡EH!?

Serena retrocedió, pero fue un intento fallido ya que estaba pegado a él. Se rindió después de sentir la calidez de Seiya, era tan adictivo esa calidez.
Jamás podría alejarse de esa calidez, pero la paz de la pareja y su beso fue interrumpido por los llantos de Clair que provenían de su cuna.

Una mañana más.

Mi amada por ti me volveré un príncipe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora