Mi departamento

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Serena

Fue dirigida por una mano amable, la calidez la hizo despejarse por un momento de aquellos amargos pensamientos y sentimientos. La cabellera de Seiya se mojaba por la densa lluvia,  ella llevaba su paraguas.

¿Haría que se enfermara?

*Hace mucho que no sentía esta calidez, una mano amigable. Ahora creo que vuelvo a sentir. Tengo un amigo.*

El resto del camino fue agradable, tomando la iniciativa; cubrió a Seiya junto con ella.

-No queremos que te enfermes. ¿No es así?

Soltó una risa alegre, su corazón latía con fuerza y una nueva motivación nacía. Seiya la veia, la fría atmósfera paso a ser de un segundo plano y su atención se perdió en aquellos ojos azules. Un suspiro escapó de entre sus labios.

Seiya -colocó su mano izquierda sobre la mano de Serena, la que sostenía el paraguas y se encogió para que los dos tuvieran un lugar justo. De alguna forma,  el frío y la lluvia no lograban deshacer esa cálida atmósfera.-; ¿Qué tal si vamos a tu casa?

Una gran timidez invadió a la rubia, dirigió su mirada a la banqueta para deshacer su culpa por no haber limpiado por un día. Pero, la idea de una compañía en aquel pequeño departamento solitario le hizo sentir segura, tomando la mano del mayor y enlazando la corrió en dirección a su departamento.
Minutos volaron con los agitados pasos del dúo, la lluvia empapó sus caras pero eso no fue importante, el aire helado enfrió sus cuerpos...Pero eso no importó.

Enfrente de la puerta blanca, buscó la llaves dentro de su bolso, sacó la mitad de las cosas y chucherías que cargaba hasta sacar la llave y logró abrir.

Sus piernas temblaban, no paraba de jadear por la falta de aire y el frío. De alguna manera, eso se sentía agradable. Entraron para caer en el sillón con la piyama que usaba.

Seiya -No hizo ningún comentario, hizo a un lado las prendas de ropa y miró el camino de las gotas de agua.-; Debes tomar un baño enseguida, no queremos que enfermes antes de entrar en tu trabajo. Por cierto, que bonito departamento. -Admiro la decoración, aunque la oscuridad no mostraba demasiado.-

-¿Eh? -Otro gran sonrojo se hizo presente pero no se mostró,  no había dicho nada malo sobre eso y le sorprendió. Dándose cuenta de que no había prendido la luz, su cuerpo hizo movimientos raros hasta lograr prender la luz y suspiro de alivio de saber que no cayó.- Gracias, aunque debes bañarte..

*El se preocupo por mí, no debo pensar en eso....En lo que toma un baño debo preparar una cena decente y una casa ordenada.*

Con las piernas temblantes, lo agarro del cabello y lo empujó al baño dándole una toalla. Los gritos del mayor sólo aceleraron su corazón de nuevo,  ahora preparó la única piyama limpia y la dejo fuera de la puerta. Corrió hasta su diminuta cocina, tomó lo primero que encontró en su refrigerador;

-Una cebolla.
-Dos bolas de takoyakis.
-Un kilo de fresas.
-Dos jugos.

-Se me olvido comprar comida, pero puedo hacer algo decente con esto. -colocó las bolas en el microondas, sacó de su escondite una crema batida y temblo de frío.- Listo....

Los ruidos resonaban en los rincones del departamento, inclusive en el baño se podía saber que hacía en el la habitación contigua y le hacía sentir curioso a quien se bañaba con agua fría, ya que Serena ni siquiera calentó el agua.

Seiya -salió con la toalla en la cintura, no tenía intención de colocarse aquella piyama de conejos.-; ¿En serio, quieres que me ponga esto? -agarrando la prenda, derrotado salió con una piyama de color de rosa y con hambre- Me queda mejor que a ti.

Mi amada por ti me volveré un príncipe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora