Días llenos de cosas comunes.

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¿Qué es una vida normal?
¿Una vida llena de humanidad?

Ellas no habían sido humanas, dotadas de dones y sabiduría desde su nacimiento.
Con un destino en sus almas, un par de semillas con bellos y extensos colores. Elaboradas para el cuidado de una princesa, pero actualmente, esos bellos colores se han apagado en lo profundo de su alma.

La eternidad que era natural, se les fue arrebatada por su cruel pecado. Alejadas del brillante futuro que tendrían. Ahora. Un par de adultas, tratando de lidiar con los años de sus vidas.

Vidas de años comunes.

No hay nada excepcional en ellas, no ahora.
Cada una tiene sus talentos, pero únicamente eso.

Llenas de humanidad y carentes de un futuro, que con cada día se deforma más y parece más abrupto de lo que era antes.

...

Los dedos de Amy estaban manchados por la tinta de una pluma negra, pegajosos y cansados.
La chica había permanecido estudiando toda la noche, ahora, dormir a cierta hora y despertar por el incesante ruido de la alarma del celular era su día cotidiano.

Cansancio en su amable rostro, ojeras debajo de sus ojos (ocultadas tímidamente con un poco de maquillaje de cierta rubia) y los cabellos libres en su cabeza. Todo ello, aquel desastre, era Amy.

Sin sus poderes, largas noches en vela para el estudio se sentían tan diferentes.

Ya no poseía esa vitalidad que antes, la pasión y la disciplina aún permanecieron inhata a ella, pero lo demás se desvaneció como la luna en sus noches.

7 de la mañana.

Ha llegado a la Universidad de Tokyo para estudiar, los estudiantes pasan a su lado y solo puede admirar el sol reflejándose tímidamente por las ventanas. El frío congela la punta de sus dedos que aún permanecen negruzcas.

Los humanos.
Humanos.

Ella es humana ahora.

Una cuestión que jamás se detuvo a pensar antes, y ahora, ya no es aquella híbrida que obtuvo poder a través de intensas batallas, no era más princesa de Mercury o poseía un título.
No era más que otra humana abrumada por su misma existencia.

Pues sus metas no se sentían iguales, carecían de su sentido lógico que le motivo en el pasado.
¿Ser una exitosa médica?

¿De qué serviría?, Amy sería acechada por la sombra de la muerte en un calculo de 60 a 70 años. Eso era poco tiempo.
Siempre quiso una vida común.

¿Pero qué era aquella vida común?
¿Ser una humana?

Si.

Una humana, una a la cual su vida pasaría con gloria por sus descubrimientos, una extensa vida por su titulo de Sailor y posteriormente aún siguiendo realizando sus deseos. Alejada de todas aquellas responsabilidades en el campo de batalla y en el espacio exterior, si, eso era lo que Amy entendía como HUMANIDAD.

Una vida más.

No atender sus responsabilidades impuestas por el Cosmos, alejada de un campo de batalla y llenar sus días de cosas cotidianas.

Pero.. hay un gran factor diferente ahora.

Ya no tendría aquella larga vida que esperaba, ya no tenía el poder brindado por su destino, ya no tenía su destino y algo que evadir.

Tenía una libertad, pero esa libertad le estaba asfixiando.
Tenía una humanidad, una muy pura, pero aquello le iba a dejar presa de la muerte en cualquier momento.

Amy estaba vulnerable y abrumada, su vista, se solía perder a través de los cielos en lo días.
En sus libros por las tardes, en su tareas, en la luna que brilla intensamente en la noche con su estrella guardiana.

Amy tenía humanidad, libertad y miedo.

Tenía días llenos de cosas comunes.

Cualquier duda, comentario o voto se agradece.
Atte: Rinni Higu

Mi amada por ti me volveré un príncipe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora