2. La estrella de nuestros sueños.

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Seiya estaba sumida en su pensamientos, en sus mejillas, restos de polvo estelar que se acumulaba en su rostro haciendo que luzca como estrellas. Su rostro tiene un semblante tranquilo, parece sumergidas en un trance.

Serena duda en tocarla, parece que se romperá en cualquier momento o es más frágil que el cristal. Sus caballos obsidiana están desordenados, algunos reposan en la cama y otros manchados con las lágrimas. Se acerca por fin, toca su hombro, pero no parece reaccionar.

Y se da cuenta.

El regazo de Seiya tiene un suave resplandor, esta cubierto por las sabanas y su cabello, pero la luz dorada y plateada se hace notar tímidamente.

-¿Estas bien, Seisei?-

Serena le llama con una voz cariñosa, pero no logra ninguna reacción favorable. Sentándose a su lado, limpia el rastro de estrellas en sus mejillas y quita las sabanas para visualizar mejor. En el regazo de Seiya descansa una pequeña joya, brillante y cálida.

-Eso, una joya.. no, eso no es una joya.-

Serena parece inquieta, toma con cuidado lo que reposaba en Seiya. Una estrella con la forma de un pequeño capullo, el brillo en su centro es dorado y lo demás plateado. Y lo siente, una estrella nació de las lágrimas de Seiya.

No puede moverse, con la semilla estelar en sus manos también comienza a llorar la luz de luna sobre la semilla. Alimentando ambas de su esencia y poder, la semilla se nutre abriéndose un poco más cual flor a punto de madurar. Seiya cae a un lado, esta agotada y Serena la cubre con las sabanas.

-Debio absorber más de ti, de lo necesario. Descansa, yo le brindaré la energía.-

Se cuestiona que hace una semilla tan lejos del caldero primordial, sostiene la semilla contra su pecho dejando que se nutra de la luz de luna. Tiene una ligera sonrisa, nervios y alegría al mismo tiempo.

¿Es acaso un milagro o alguna semilla descuidada?

No lo sabe, pero pasan de nuevo, largas horas en las que la semilla madura en su pecho hasta ser una rosa que abre tímidamente sus pétalos y la deja en la cama. Siente que morirá de hambre, le quito más de lo que creía.

Va a la sala, busca en la alacena algo rápido y lo devora con prisa. También preparo comida para Seiya, debe estar igual de cansada que ella.

Volviendo al cuarto, la comida cae de sus manos cuando le lira de nuevo. El día está lleno de sorpresas, bueno, la noche.

La cama no esta únicamente ocupada por Seiya que aún duerme, a su lado hay un infante que duerme plácidamente a su lado. Se siente tan irreal que tiene que pellizcar su brazo, siente el dolor y sabe que es real.

Se acerca a la cama.

-Seiya... despierta, Seiya.-

Su voz de preocupación hace reaccionar a su compañera, que se despierta como de un letargo de 1,000 años. Talla sus ojos, retira el resto de polvo estelar y la mira confundida.

-Perdón, me sentí muy cansada.-

-Seiya...-

La pequeña conejo señala el costado de Seiya, ella asiente y mira. Ambas están sin palabras, los ojos azules examinan al infante que aún duerme. Su cabello plateado de lado izquierdo y un cabello negro profundo en el derecho... rechoncho como son los bebés.

-¿Tuviste un bebé?-

Seiya reacciona un poco tarde, sus lagrimas vuelven a salir y asiente.

-La diosa de la luna me escucho, mis oraciones y plegarias. Esta es la estrella de mis sueños, nuestra pequeña estrella.-

-¿Nuestra?-

La duda en la voz de Serena hace sentir triste a Seiya, pero debe ser un gran shock para ambas. Pero no basta que mirarla, la luna dorada en su frente y su cabello.

-Su luna no miente...-

Serena esta sin palabras.
Pero se siente bien, un deseo oculto que se cumple.

-Asi que nuestra. Sabia que las estrellas fugaces cumplen tus deseos, pero no sabia que era tan efectivo y rápido.-

Serena se sienta a un lado de Seiya, ambas contemplan al bebé como su gran milagro. Sin palabras, unen sus labios en un beso cálido y sus cuerpos en un abrazo.

La pequeña es tomada en brazos por Seiya, besa su frente y deja de derramar lágrimas, para solo sonreír y acariciar su pequeño cuerpo. Todo es real.

La pareja obtuvo más felicidad, la bendición de la luna promete una vida feliz para ambas. Los meses pasan, su retoño crece.

Le han nombrado: Clair de Lune.

Cualquier comentario, duda o sugerencia se agradece.

Atte: Rinnihigurashi.

Mi amada por ti me volveré un príncipe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora