Capítulo 15 | La entrevista

7 2 0
                                    

 Levantarme no es problema

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

 Levantarme no es problema. La chica detrás del escritorio se apresura a rodearlo y venir a mi encuentro, tomándome de los brazos e intentando alzarme, en función de socorrerme.

 Por supuesto que Bruce iba a comportarse como su contraparte. Se para justo enfrente de mí, asegurándose de hacerme sombra, y alza una ceja. No me queda claro si le parece divertido o, por el contrario, le doy vergüenza ajena. Tal vez un poco de ambas.

 —No deberías usar esa clase de zapatos si no eres capaz de dominarlos —se limita a decirme.

 ¿De verdad, Lawther? Gracias por tus sabios consejos, de veras. Eres un as, de otro modo jamás habría llegado por mí misma a esa brillante conclusión.

 —Fue un accidente, pasé por alto el escalón —es lo que respondo en voz alta.

 —¿Estás bien? Iré a buscar un poco de hielo —dice la recepcionista, echándole un rápido vistazo a su compañero para luego perderse tras la puerta de la derecha.

 No ha sido nada grave. Mi tobillo está bien, no siento mi cuerpo pesado y tampoco rengueo al caminar. Es una buena señal: aunque haya hecho el ridículo, no monté una función completa.

 Bruce me hace un ademán con la mano, invitándome a sentarme en unas sillas frente al escritorio de la mujer, quien regresa enseguida con el hielo que prometió.

 —Ya me tengo que ir, nos vemos —se despide Chico Bestia antes de abandonar el lugar.

 —Yo soy Bailey, vengo por la entrevista —confieso finalmente, una vez que estamos solas. Mi compañera asiente, y no puedo evitar lamentarme por mi caída. ¿Cómo puede tanta torpeza caber en una sola persona?

 —Me llamo Alessia, hablé contigo antes.

 Después de presentarse, tenemos una conversación breve. Ella me cuenta un poco de qué va el asunto, y por qué están interesados en contratar una empleada para la firma.

 Resulta que son tres personas en la agencia: Alessia, Karma —la jefa— y Giselle, otra recepcionista. Sin embargo, esta última descubrió recientemente que estaba embarazada y, ni bien su vientre comenzó a ser notorio, optó por tomarse una licencia.

 —Por eso el empleo es temporal. Probablemente, hasta el inicio del verano. No tendrías que ocuparte de concretar ventas ni nada por el estilo. Tu trabajo sería responder el teléfono, ocuparte de la limpieza, y organizar los archivos. De lo demás nos encargamos Karma y yo.

 —Estoy segura de que puedo ocuparme de eso —le aseguro. De hecho, es algo que se me da bien. Para empezar, si bien suelo ser bastante torpe, he organizado fiestas y reuniones con eficacia, por lo que lo de los archivos no debería ser complicado, aunque no sea exactamente lo mismo. No tengo vergüenza, a diferencia de muchas personas, para hacer llamadas y responder al teléfono, y de la limpieza me ocupo casi a diario con mi madre. Soy perfecta para esto.

En pocas palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora