Capítulo 26 | Confusión e incertidumbre

13 2 0
                                    

 Para mantenerme ocupada, reviso más de una vez los archivos del día a clasificar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

 Para mantenerme ocupada, reviso más de una vez los archivos del día a clasificar. Como no es suficiente, me aseguro de dejar relucientes los muebles de roble. Reacomodo algunos misceláneos y friego el piso cuando no circula un volumen considerable de personas.

 Alessia se retira antes porque debe hacerse un chequeo médico, y Karma se encierra su oficina debido a que tiene que tratar con clientes importantes. Puedo oír su voz desde aquí.

 Chico Bestia me observa ir y venir en silencio, apoyado contra el marco de la puerta. Evito mirarlo o siquiera pretender que está aquí. Ya no lleva su uniforme de la escuela. En cambio, está vestido de traje.

 —No creí que fueras una obsesiva de la limpieza, Monroe —comenta al pasar, soberbio—. Quizá deberías ocuparte de mi cuarto también.

 Mis mejillas se tornan completamente rojas. Su comentario fue aleatorio y a modo de chiste, pero temo que note el efecto que causa sobre mí. No me gusta Bruce, estoy interesada en Sam. Punto.

 —Sólo trato de mantener las cosas en orden —mi respuesta suena más brusca de lo que pretendo, pues refuerzo mis palabras apoyando el lustra muebles con fuerza sobre una mesilla.

 Él no dice nada. Supongo que asume que no quiero hablar. A juzgar por mi reacción, yo también lo creería. Pero si continuamos en silencio esto se volverá todavía más raro.

 —Oye, ¿por qué llevas traje? Eres el único que se viste tan elegante. Bueno, Karma igual, pero de ella se entiende. Es parte de su puesto.

 —Cuando me pide que venga es porque necesita refuerzo con algún cliente. Así que debo verme arreglado.

 Los ojos se me van hacia él antes de poder controlarlo. Tiene un pantalón de traje oscuro con una camisa blanca encima. Y como la última vez, su delicioso y costoso perfume se siente en forma sutil.

 Las comisuras de mis labios descienden ligeramente al comprender que quizá Karma tenga razón. Puede que sí me sienta ligeramente atraída hacia su hijo.

 De más está decir que eso no está bien. En principio, porque a China le gusta. No me lo dijo abiertamente, pero se ocupó de que lo sepa con sutileza. Eso por no mencionar todas las ocasiones en que Chico Bestia me dejó en claro que no le agrado, sino que meramente me tolera.

 —¿Qué te pasa, Monroe? Estás muy rara hoy —suelta, mirándome con el ceño fruncido.

 —Tengo cierta tendencia a fijarme en las personas equivocadas —respondo por fin.

 —¿Te rechazaron? —Enarca una ceja y esboza una media sonrisa burlona.

 Resoplo debido a la ironía. He perdido la cuenta de la cantidad de veces que fui rechazada por Bruce, incluso sin sentir lo que ahora. ¿Quién lo diría?

 —Tal vez.

 —O'Callaghan no es tonto. Prefiere ahorrarse las horas de parloteo constantes —suelta, mofándose. No puedo evitar reír. Tiene un punto.

En pocas palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora