Capítulo 12 | Conociendo el departamento

8 2 0
                                    

 El edificio es, sin lugar a dudas, muy moderno

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

 El edificio es, sin lugar a dudas, muy moderno. Además, el recibidor tiene luces cálidas por lo que, en mi opinión, suma puntos a su favor. Mientras esperamos que llegue Bruce, me siento en uno de los sofás de la entrada mientras me tomo algunas fotos en el espejo que está justo enfrente. Stella se suma en algunas de ellas, mientras que Donnie sólo hace acto de presencia para hacerse el tonto.

 Chico Bestia —hace no mucho se me ocurrió que es una buena descripción del señor intimidante— estaciona no mucho después; podemos verlo desde aquí. El clima estaba templado antes, aunque ahora que anochece comienza a refrescar. Por esa razón no me extraña que, antes de cerrar la puerta, baje con una sudadera verde oscura en la mano. Ah, ese magnífico color. Le sienta tan bien.

 —¿Qué tal si compramos unos snacks? Luego podemos ordenar una pizza o algo —sugiere Stella una vez que el amigo de Donovan se nos une.

 —¡Apoyo la moción con toda violencia! —no suficiente con los bocadillos que me zampé en la muestra, mencionan unos snacks y ya estoy lista para engullir de nuevo.

 —¿Vienes conmigo al minimarket, Bailey? —pregunta ella. Asiento y la tomo del brazo, dispuesta a acompañarla. Donovan y Bruce van a subir mientras tanto.

 Cuando mi amiga y yo abrimos la puerta, corre una ventisca helada que me estremece. Apenas si tengo una camiseta de tirantes: me cubro instintivamente el pecho con las manos. Sé que, incluso a través del sujetador, hay algo que sobresale debido a mi piel de pollo. No me gustaría que lo viesen.

 Stella no tiene problemas con eso, ya traía puesto un sweater desde antes. No necesita espabilar demasiado para darse cuenta de mi problema: al igual que yo, es una chica.

 —Eh, Bruce —se apresura a alcanzarlo antes de que suba con Donovan al elevador—. ¿Le prestarías eso a Bai? —pregunta, señalando su sudadera.

 Cuando los alcanzo, él me la extiende. Por accidente toco su mano, y me sorprende lo templada que está. Mientras yo siento que me congelo, Chico Bestia parece regular muy bien su temperatura. Casi como si fuese un reptil. No me extrañaría que sea como una serpiente, dispuesto a atacar en cualquier momento. Ya, me estoy yendo por las ramas. Lo que debería hacer, más que criticarlo, es agradecer que me preste su buzo. Supongo que en el coche tenía la calefacción encendida. Bruce aparta su mano enseguida, por el choque frío, imagino.

 —Tus manos están heladas. ¿Quieres que vaya yo? —ofrece, mirándome fijamente. Creo que esta ha sido su actitud más amable hacia mí desde que lo conozco.

 Niego con la cabeza. Quizá haga un poco de frío, pero me entusiasma conocer el vecindario. Aquí entre nos, nunca estuve en el lado norte hasta ahora. Además, creo que soy una de las pocas personas que disfruta en salidas tan comunes como ir de compras —y no necesariamente de ropa—. Chico Bestia se encoge de hombros, y pronto se pierde con Donnie en el elevador.

En pocas palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora