EN LA ESCUELA, Josephine se encontraba fuera del salón donde Miguel estaba presentando un examen. No habían hablado desde ayer, Jo lo llamó algunas veces, pero el nunca la atendió. Creyó que tal vez estaba con su familia, así que decidió dejarlo pasar.
—Hola. –saluda alegremente Josephine a Miguel, dejando un beso sobre sus labios posteriormente.
—Hola. –Miguel saluda sin ánimos.
—Te veré luego. –Demetri se despide de Miguel. —Te veo en la noche, Jo. –Jo se despide con la mano y una sonrisa.
—¿Por que tanto pesimismo? –pregunta. —Seguro lo hiciste genial.
—Sí, solo estaba un poco distraído.
Josephine notaba a su novio distante, Miguel no era así, la trataba completamente diferente a como suele hacerlo. Y comienza a asustarle el hecho de que él se haya aburrido de ella.
—¿Por que? ¿Problemas en casa?
—El torneo. Ya has visto que los entrenamientos son mas pesados y no tenemos mucho tiempo.
—Miggy, estaremos bien y lo haremos genial, patearemos muchos traseros y luego iremos a celebrar, ¿que te parece? –pregunta con una sonrisa.
—Me parece perfecto. —toma la mano de su novia. —¿Que hiciste anoche?
—Tuve una cena familiar. –el asiente. —Nada genial.
—Me gustaría conocerlos algún día. Jamás he ido a tu casa.
Jo se había quedado sin palabras. Su familia aún no sabía de su relación, su padre se volvería loco, así que aún no logra decirle, lo cual la comía por dentro, lo único que quería, era gritar a los cuatro vientos que Miguel Díaz es su novio.
—Sí, claro, yo te aviso. –besa su mejilla rápidamente. —Tengo que irme, tengo examen en cinco minutos. –se aleja. Pero se da la vuelta y besa los labios de su novio, en un largo beso. —Te quiero. –murmura. Para ahora si, continuar con su camino.
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DESPUÉS DE CLASES, Miguel, Aisha, Hawk, Demetri y Bert, un chico del dojo, estaban en el parque, Demetri, Miguel y Aisha estaban sentados en una banca, mientras que Hawk y Bert practicaban algunos movimientos.
—Vamos, come algo. Te hará sentir mejor. –demetri le ofrece a Miguel.
—Te dije que no tengo hambre. –responde.
—Sigo pensando que exageras.
—No exagero, sé lo que ví.
—Bien, la viste comiendo con un idiota. –Hawk de una patada tira a Bert. —Debe ser como un primo lejano.
—No, amigo, los primos no ven así a sus primas. –contesta Miguel con desagrado.
