EN EL DEPARTAMENTO, Josephine y Robby miraban algunas cosas de una caja de Johnny. Robby tomó un dibujo del fondo de la caja. La cual estaba firmada con un “para papá, con amor, Robby”, venía de un pequeño Robby.
—Es adorable, bebé. —sonríe, levanta la mirada hacia Robby. —Tal vez es momento de que hablen y arreglen sus diferencias.
—¿Lo crees?
—Sí. A pesar de todo, es tu papá y si, no ha hecho las cosas bien, pero lo has visto conmigo y papá, no siempre todo es color de rosas.
—¿Y si él ya no quiere arreglarlo?
—Me dices, y yo me arreglo con él. —Robby ríe y deja un beso en los labios de la rubia. —Anda, despertaré a Samantha para irnos antes de que mis padres noten nuestra ausencia.
Robby sale de la habitación. Así que Josephine se apresura a despertar a Samantha, lo cual no estaba funcionando.
—¡Samantha, despierta! —le lanza una almohada. —Meterás a Robby en mas problemas.
—¡Josephine! —se quita la almohada de la cara. Estaba por reclamarle, pero Robby entró rápido al cuarto, entrecerrando la puerta.
—¿Que pasa? —pregunta Josephine acercándose.
—Tu papá está aquí. —ambas chicas se quedan asustadas. —Mi papá hablará con el.
Josephine camina hasta la puerta, ahora ambos están viendo, hasta que Daniel los nota.
—¿Jo? ¿Sam? —cierran la puerta rápidamente. Mucho ruido era lo que había afuera, hasta que un gran estruendo hizo sobresaltar a los adolescentes.
—¿Que está pasando allá afuera? —los tres salen rápidamente, pero Robby y Jo intervienen antes de que continúen lastimandose.
—¡Basta! —las mellizas detienen a su padre.
—¿Que pasó? ¿Están bien?
—Sí, lo estamos. —responde Sam.
—¿Por que no nos llamaron ni nos escribieron?
—Señor LaRusso, fue mi culpa. Yo las traje.
—Ni siquiera empieces. Te di una oportunidad. Todo esto fue un error, si quieres terminar como él, es tu problema. —responde. —Pero no te llevarás a mi hija contigo.
—¡Papá!
—Silencio, Josephine. ¿No lo entiendes?, ¡Es igual a el!
—Papá, no le hables así, él solo quería ayudar. Robby no es malo.
—No me interesa, Josephine. Nos vamos. Ya.
Toma a ambas de los brazos, pero ninguna se quedó callada empezaron a reclamarle. Josephine volteó a ver a Robby, deseando poder abrazarlo aunque sea un poco. El camino de vuelta a su casa fue entre gritos y silencios por parte de Josephine, había decidido no hablarle a su padre. Él las llevaría a la escuela, ya que las habían castigado.
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