× Oh, Dios mío, soy un
desastre terrible
Estoy encendido por la prensa sensacionalista
Nunca hubiera imaginado
Que soy un tonto de sus chismes ×* All Time Low - Sick Little Games
Cuando desperté no me preocupé mucho por donde estaba. Una fuerte punzada había traspasado mi cabeza como una bala, y me obligó a cerrar los ojos con fuerza sin tener la oportunidad de mirar donde había despertado. Sentí un amargo y disgustante sabor en mi boca, casi putrefacto. Las escenas de la noche anterior, rodaban por mi cabeza como fantasmas pero ninguno de estos recuerdos se conectaban con los otros, solo eran vagas imágenes que aparecían borrosas por mi mente y realmente temí por eso ¿cómo mierda había llegado hasta casa?
—Buenos días, princesa.
Abrí los ojos de golpe tratando de ignorar el fuerte dolor de cabeza que estaba sintiendo y me incorporé en la cama, un olor a perfume masculino entró por mi fosas nasales y mi cerebro tardó solo unos segundos en darse cuenta de aquella cama, amplia y con sábanas blancas y limpias, no era la mía.
En un impulso desesperado por saber que era lo que había pasado la noche anterior levanté las tapas para asegurar si traía ropa. Para mi mala suerte sólo traía una camisa que presentí, ni si quiera tapaba hasta abajo de mis muslos.
Miré hacía el desconocido; era un un chico de más o menos mi edad, tenía un pelo largo y rizado, ojos verdes y unos rasgos bonitos. Llevaba una camiseta blanca de mangas cortas y jeans negros apretados, pude apreciar sus bien marcados músculos y unos lindos tatuajes.
Me alivié, podría haber sido peor. Agradecí que por lo menos tuve sexo con alguien guapo y considerado, ya que en la manos llevaba una bandeja que supuse, era para mí.
Él no parecía muy sorprendido con respecto a mi persona, así que supuse que no me había reconocido. No todos en la galaxia sabían quien era Madison Peters.
— ¿Qué pasó anoche? —pregunté en un hilo de voz, aunque no recordaba ni una mierda era completamente obvio.
—No tuvimos sexo si eso es lo que piensas —rió y se acercó a mi con la bandeja. La puso sobre mis piernas y pude ver que traía jugo de naranjas, tostadas y unas aspirinas—. No me va la necrofilia.
—¿Qué? —pregunté incrédula—. ¿Entonces por qué no traigo ropa?
—Porque estaba llena de vómito. Está en secadora en estos momentos. Toma una de estas, siempre ayuda con la resaca —dijo tendiéndome una de las pastillas.
—¿Me desvestiste? —pregunté ignorando su oferta, la cual era muy tentadora por cierto. Mi cabeza no había dejado de palpitar ni un solo momento.
—No te preocupes —sonrió—. Traté de no mirar demasiado.
Maldito hijo de puta. Rodé los ojos tratando de no parecer avergonzada, pero podía sentir el calor en mis mejillas. A pesar de ser una estrella mundialmente reconocida, no estaba cien por ciento conforme con mi cuerpo. Siempre había querido eliminar de mi unos cuantos kilos de más, la piel sobrante de mis muslos o poner algo más en mis senos.
El chico abrió un cajón del mueble al costado de la cama y sacó mi teléfono celular, mientras yo bebía un poco de jugo para tomar la aspirina. Me lo tendió y le dí las gracias.
—Traté de llamar a alguien para que viniera por ti, pero creo que Emma y Sarah estaban demasiado borrachas como para venir aquí y Caleb aseguró que no te conocía. ¿Cómo puedes ir por la vida con solo tres contactos en tu teléfono?
Escupí un poco el jugo, mi cara de póquer debe de haber sido auténtica.
—¿Caleb te respondió?
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Paparazzi » Harry Styles (COMPLETA)
FanfictionPara muchos, la privacidad puede ser una de las cosas más habituales en la vida... pero si eres la mundialmente famosa cantante pop Maddison Peters, la tan corriente privacidad se vuelve un privilegio. Acosada por fans e innumerables paparazzis que...