— ¿Harry Styles? —pregunté por décima vez en el día.
—Equivocado —respondieron de la otra línea, con una voz somnolienta y a la vez enojada.
Bufé y corté el teléfono, estando a punto de tirar de mi cabello recién alisado. Louis me había dado mal el número de Harry y me encontraba intentando dar con el último dígito correcto. Supuse que los primeros estaban bien y que sólo faltaba el final, pero ya había digitado ocho números y todavía no podía hablar con el maldito rizado, ya estaba perdiendo la esperanza. Harry no había aparecido en semanas y necesitaba hablarle para poder contactarme con el tal Niall y también para saber qué diablos le había hecho yo para que estuviera tan enojado, aunque me costara aceptarlo, podría decirse que lo extrañaba y mucho.
Puse el último número junto con todas mis esperanzas y llamé. Esperé unos cuantos tonos y cuando pensé que nadie contestaría, oí una roca voz contestar. Esa inconfundible voz.
— ¿Si?
Todo lo que había estado pensando en decirle durante toda la semana se disipó por arte de magia de mi cabeza y lo único que atiné a gritar fue:
— ¿Dónde rayos has estado, idiota?
— ¿Madison?
— ¡Oh! ¿te acuerdas de mi? —respondí con sarcasmo.
— ¿Cómo conseguiste mi número?
—Tu amigo el acosador me lo dio. ¿Cómo fuiste capaz de enviarlo hasta mi casa, Harry?
—Estoy algo ocupado ahora ¿podemos hablar luego?
— ¡Por supuesto que no! —grité—. ¿Estás en tu casa?
—Si, pero...
—Te veo en cinco minutos —corté el teléfono y tomé mi cartera sin pensarlo un segundo.
Sabía que tenía estrictamente prohibido salir de aquella habitación de hotel que se había convertido en mi nuevo hogar, pero estaba tan enfadada con Harry, con Liam, Louis y presionada por todos los medios de comunicación, que no me importó nada salir queriendo gritarle por haberme abandonado.
Me sentía confundida y a la vez asustada. Tenía bastante claro que Liam me gustaba, ya había aceptado mis sentimientos hacia él y no tenía por qué negarlo, pero Harry era quien me desconcertaba. No entendía qué era lo que quería de mí y menos el porqué de su actitud tan rara.
Apague mi celular y me dirigí al ascensor para bajar al subterráneo. Una vez más no había nadie que me impidiera salir de mi habitación del hotel y no sabía si sentirme feliz por eso o no. Me molestaba que ningún guardia estuviera cerca por si algo me sucedía o necesitaba ayuda, me hacía sentir muy insegura.
Tomé mi auto rojo que hacía mucho tiempo que no sacaba. Siempre llevaba mi automóvil conmigo aunque nunca lo conducía, era como un pequeño accesorio que podía trasladar a mi antojo, era un lujo pero podía dármelo sin problemas. Lo había comprado hacía años y con él había aprendido a conducir a duras penas. Emma me había enseñado y hasta ahora no había tenido la oportunidad de mostrar mis dotes como conductora adecuadamente. No era que lo hiciera muy bien, había chocado dos veces; una tratando de retroceder y otra tratando de estacionarme, pero seguía importando me muy poco si tenía que chocar mil veces para ir a gritarle a Harry.
Me puse unos lentes oscuros y luego de comprobar que nadie me hubiera seguido, me monté en el auto y puse la llave en el contacto, tratando de recordar cómo se conducía. Me aferré fuerte al cinturón de seguridad que me había puesto hace minutos, un poco intimidada por el tamaño de mi vehículo y por el largo período que había pasado sin conducirlo. Pero luego de unos cuantos intentos fallidos de avanzar y frenadas bruscas emprendí la marcha adentrándome en las —para mi— desconocidas calles de Londres.
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Paparazzi » Harry Styles (COMPLETA)
FanfictionPara muchos, la privacidad puede ser una de las cosas más habituales en la vida... pero si eres la mundialmente famosa cantante pop Maddison Peters, la tan corriente privacidad se vuelve un privilegio. Acosada por fans e innumerables paparazzis que...