Para muchos, la privacidad puede ser una de las cosas más habituales en la vida... pero si eres la mundialmente famosa cantante pop Maddison Peters, la tan corriente privacidad se vuelve un privilegio.
Acosada por fans e innumerables paparazzis que...
— ¿A que hora llegará Gemma? Faltan dos horas para la medianoche —dijo Harry a su madre, mientras ella se arreglaba su pañuelo mirándose en el gran espejo que tenían en la sala de estar.
A pesar de su falta de cabello, cejas y un poco de peso, ella lucía radiante esa noche. Era como si la presencia de Harry la motivara a seguir; y yo lo sabía porque era exactamente lo que pasaba conmigo. Y era que con solo una sonrisa suya, todo se iluminaba a mi alrededor y olvidaba todo lo malo. Si estaba con el, jamas me sentiría sola o triste.
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—Su vuelo tiene una hora de retraso. Confío en que llegará a tiempo para recibir el nuevo año con nosotros —explicó Anne.
—Estoy demasiado nervioso ¿por qué tuvo que viajar justo ayer?
—Te lo dije, porque su amiga estaba muy mal.
—Es apendicitis, nadie muere de eso —rodó los ojos.
—Creo que si no te intervienen a tiempo, puedes morir —opiné yo con timidez. No quería que su madre pensara que era una entrometida, pero Harry estaba siendo poco comprensivo con la situación de su hermana y estaba poniendo nerviosa a su madre.
—Ella llegará —dijo ella tranquila—, no estés tan nervioso.
Anne besó la mejilla de su hijo y subió las escaleras dejándonos solos abajo. Con Harry impaciente por toda la casa, yo había optado por vestirme lo antes posible, pero aunque estuviéramos listos era demasiado temprano para salir y aún teníamos que esperar que la hermana de Harry volviera de visitar a su amiga moribunda de otra ciudad.
Me acerqué lentamente a él, que despeinaba su cabello una y otra vez frente al espejo, pero al parecer no lograba acomodarlo como quería, ya que suspiraba frustrado.
— ¿Por qué estas tan ansioso? —le pregunté, mientras lo abrazaba por detrás.
Se quedó callado. Tomó mis manos que descansaban sobre sus pectorales y se giró mirando hacia mi. Al ver que no respondía, besé sus labios con delicadeza. Solo un leve toque.
—Quiero que todo salga perfecto. Para mamá, para Gemma... para ti.
—Saldrá perfecto —le aseguré.
—Solo estoy nervioso, por Gemma.
—Ella estará aquí, tienes que confiar.
—Es solo que... —se detuvo, no estando seguro de lo quería decir.
— ¿Qué? —le animé a seguir.
—Quiero que esté aquí. Este puede ser el último año nuevo que pasemos los tres juntos. No estuve aquí en navidad y no me perdonaría que mamá muriera sin tener un recuerdo lindo de nosotros como familia. No como lo que pasó con papá.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo al oír a Harry hablar de su padre. El nunca había sacado a relucir ese tema en ninguna conversación y yo tampoco me había atrevido a preguntar.
