— ¡Ay no! —exclamé al ver mi tierno pijama rosa con figuras de conejos manchado con sangre—. ¡Por que diablos tengo que ser mujer!
Me saqué la pijama y me metí a la ducha con agua caliente tratando de sacar todos los restos de sangre de mi cuerpo. Odiaba esos días del mes. Ni siquiera siendo famosa y ganando millones de dólares me podía deshacer de la maldita menstruación, que en unos pocos minutos más, no me dejaría ni levantarme de la cama.
Me apresuré en enjuagarme mientras trataba de no mojarme el cabello para que el dolor no aumentara. Aún ponía en practica el viejo secreto de la abuela, que aunque parecía no tener efectos sobre mi, lo seguía haciendo en su honor.
Una hora más tarde, de nada había servido que mi cabello estuviera tan asqueroso como un nido de pájaros, ni los tres calcetines que puse en mis pies, ya que me encontraba retorciéndome de dolor en el sillón de la sala, sin poder levantarme y con mi conejo Bugs sobre mi estomago, tratando de que su calor aliviara un poco mis resentidos ovarios, molestos por no haber engendrado un hijo este mes.
— ¡Dios! —grité—. ¡¿Por que no me llevas ya?!
— ¿Madison? —sentí una voz detrás de la puerta llamándome—. ¿Estas bien? Olvidé mi tarjeta.
Oh, rayos. Era Liam.
— ¡Vete Liam! —quise ahuyentarlo, pero mi voz sonaba tan desgarradora que probablemente había hecho lo contrario, preocuparlo. Agradecí en silencio que su tarjeta para entrar se hubiese perdido, porque no quería que me viera en ese deplorable estado. Según yo, aun tenia un poco de dignidad.
— ¿¡Madison que es lo que está pasando!? —escuché su voz preocupada. Seguramente con mi largo historial de llantos, el idiota de Liam estaba pensando que me estaba suicidando.
— ¡Largo! ¡No es seguro que estés aquí! —dije, pero eso parecía más un dialogo de una loca película que había visto en Netflix.
—Abre Madison, no voy a irme de aquí.
— ¡No puedo abrir, lo siento! —respondí, y era verdad. No me podía levantar del sillón sin morir.
—Madison abre la maldita puerta o voy a echarla abajo —su tono de voz era tan siniestro que logró asustarme y más aun cuando sentí un fuerte golpe en la puerta, seguido de otros dos.
— ¡Oh por Dios, Liam detente! —grité—. ¡Tengo la menstruación! ¿Contento?
— ¿La... que?
—La menstruación idiota, mi vagina está sangrando —dije irritada—. Y si no quieres que te golpee una chica sangrante y más rabiosa de lo normal ¡vete de aquí!
— ¿Estas segura de que quieres que me vaya? ¿Estarás bien?
— ¡Vete Liam! ¡De mi boca está saliendo espuma! —eso casi era verdad, mi irritabilidad pendía de un hilo al estar con mi periodo y las insistencias de Liam me habían llevado a mi limite—. ¡Y no vuelvas hasta dentro de cinco días!
Sentí como se alejaba, pero no tuve ni un segundo de alivio, ya que un fuerte calambre me azotó despiadadamente. Quería gritar, pero no quería asustar a Bugs que al fin había dejado de comerse mis cables y cordones de zapatos y dormía plácidamente sobre mi.
Encendí la televisión sin moverme demasiado y puse mi película favorita desde que la había visto con Harry. Ya la había reproducido decenas de veces y siempre acababa llorando. Justo en el momento en el que los protagonistas al fin se besaban por primera vez, la pantalla de mi iPhone 7 recién adquirido se iluminó, indicando que tenía un nuevo WhatsApp.
"Hola :)x" —decía el mensaje. Me resultó completamente extraño, ya que nadie tenía mi numero a excepción de Liam que solo solía enviarme mensajes como "te espero en 5" o "deja de dormir y contéstame".
"Quien es??" —respondí segundos después tratando de ser cautelosa. Debía tener cuidado con los locos fans que trataran de contactarme. Ya me había pasado una vez en EE.UU, un chico había llegado a llamarme cien veces y mandarme más de quinientos mensajes.
"Adivina :)x"
"Te bloquearé" —amenacé.
"Donde está tu sentido del humor?" "Es Harry :)x" —llegó al instante.
"Deja de poner esa cara, idiota"
"Ok :)x"
Rodé los ojos, sabiendo que ahora que lo había mencionado, Harry no pararía con la estúpida cara.
"Como conseguiste mi numero????" —rapidamente tecleé.
"Tu me llamaste, recuerdas? ;)x"
"Basta"
"Está bien"
No supe que reponder, así que guardé el numero de Harry como "idiota" y bloqueé la pantalla, que volvió a vibrar.
"En serio me dejarás el visto azul?"
"Si"
"Eres mala"
"Lo soy"
Un calambre me sacudió nuevamente y tan fuerte que me hizo querer vomitar. La pantalla se iluminó nuevamente y rodé los ojos exasperada. Era Harry llamándome por FaceTime, lo que me extrañó un poco. No recordaba haber visto su teléfono nunca y que tuviera algo de la marca Apple siendo tan pobre, era sumamente raro.
Rechacé la llamada. "No voy a contestarte"
"Seguiré llamando hasta que lo hagas"
"Por el bien de tus bolas, será mejor que no"
Esperé una respuesta creativa del rizado, pero lo único que podía leer era "escribiendo..." casi por cinco minutos.
"Ahora tu me dejas el visto?" —pregunté luego de ver que no respondería.
"Puedo ir a verte?" —respondió casi al instante.
"Estoy menstruando" —confesé.
"Y?"
"No lo soportarías" La verdad era que quería que Harry se ahuyentara. Los hombres le tenían un rechazo especial al periodo y se comportaban como idiotas cuando lo mencionábamos.
"Si lo haría. Tengo una hermana, recuerdas?? ;)x?
Reí al ver otra vez esa estúpida cara y tecleé. "Ok, ven antes de que me arrepienta".
"Y trae tus chocolates..." —escribí, antes de bloquear la pantalla.
Holaaaaa! He aquí la parte uno de la menstruación *yujuuuuu* y lo escribí, pos porque Madison no puede tener tanto dinero y ser famosa y no menstruar kjsdhas.
Pregunta: ¿Ustedes vomitan cuando les llega el periodo? Yo siempre men, ojalá no sea la única rara.
Ya filo, subiré la otra parte cuando tenga un tiempito libre. Besos:*
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Paparazzi » Harry Styles (COMPLETA)
FanfictionPara muchos, la privacidad puede ser una de las cosas más habituales en la vida... pero si eres la mundialmente famosa cantante pop Maddison Peters, la tan corriente privacidad se vuelve un privilegio. Acosada por fans e innumerables paparazzis que...