1: Sus ojos!

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Todo está oscuro, hace frío tanto que mi piel está tan helada como si estuviera muerta, pero no lo estoy ¿verdad?

—Mi niña hermosa. —Escucho la voz de mi papá, pero no lo veo ¿Dónde está?

—No te veo —digo volteando hacia todos lados, pero la oscuridad es todo lo que me saluda.

—Estoy atrás de ti —me responde, pero no está.

Camino y camino, pero la negrura no me deja ver más allá de mis pies; el silencio es incómodo ¿Por qué papá no habla más? ¿Está enojado conmigo? Sigo caminando hasta chocar con algo duro y es ahí cuando mi vista se aclara y la oscuridad se va.

Mi papá tirado...lleno de sangre, su sangre y los ojos abiertos de par en par, caigo de rodillas, llorando.

—¡Despierta! ¡Papá! —Lo tomo por los hombros manchándome de sangre, pero no me importa; ¡Tiene que despertar! ¡Mi papá no puede estar muerto! Escucho una risa detrás de mí, su asesino se burla de mi dolor, volteo a encararlo, pero ya no está.

Solo su risa perdura en las paredes negras y es cuando vuelvo en mí.

(...)

La alarma suena, despertándome.
«Otra pesadilla» pienso mientras paso una mano por mi cara ¿Por qué esa risa y ese hombre me persigue? ¿Acaso nunca voy a poder superar la muerte de papá?

Se supone que son las ocho y debo arreglarme para la escuela. Me levanto mientras los pájaros cantan y me pongo al filo de mi ventana; la brisa me golpea la cara dándome su caricia fresca y despeinando mi pelo sin que me importe, me deleito observando los árboles del inmenso bosque que hay cerca de mi casa.

«Es precioso» pienso mientras veo la copa de los árboles moverse por el aire.

El tiempo es lúgubre, con unas cuantas nubes negras que cubren la mayor parte del cielo, pero aun así me parece hermoso.

La verdad es que la oscuridad siempre me ha parecido hermosa, me encanta encontrar la belleza donde otros no la ven; las tormentas, las noches y la oscuridad son cosas a las que muchos temen, pero siempre han sido preciosas ante mis ojos. Después de deleitarme con la vista y la brisa por un momento, decido ir a ducharme.

No duro mucho, pues mi tiempo viendo el bosque me quita tiempo para deleitar el desayuno que sé que mi madre está preparando en la cocina pues la brisa trajo a mi ese característico olor a tortitas con jugo de naranja.

Bajo las escaleras con ánimo y saludo a mi mamá con un beso en la mejilla.

-Buenos días -le digo con una sonrisa.

-Buenos días, cariño -responde mi madre-. Tu desayuno ya está listo. -Coloca un plato de tortitas y un vaso con jugo de naranja sobre la mesa.

-¿Ya te vas? -pregunto mientras veo cómo se coloca una chaqueta y mira su reloj con apuro.

-Eh... sí. Tengo una reunión de trabajo muy importante. Cuando termines puedes irte andando al instituto, ya que no alcanzó a llevarte. Abrígate bien y coje una sombrilla, que va a llover -me dice mientras toma un poco de jugo.

-No importa mamá, ya estoy acostumbrada a que nunca tengas tiempo. -Digo con ironía para después dar un mordisco a las deliciosas tortitas que tengo enfrente.

-Cariño, no tengo tiempo para discutir esto ahora. Nos vemos luego.

-Me da un beso en la frente y se marcha.

«Claro, como siempre».

La verdad es que mamá trabaja mucho, tiene que mantenernos desde que papá falleció el año pasado. Fue muy duro para ambas, pero mi madre cargó con todo: mis estudios, la hipoteca de la casa, y el negocio que no iba muy bien. Gracias a su trabajo todo mejoró con el costo de no tener mucho tiempo para mí.

Cojo una sombrilla, una chaqueta, me coloco mi mochila y cierro la casa. Seguro llegaré tarde otra vez.
La escuela está un poco alejada de mi casa; y para llegar debía cruzar el bello y hermoso bosque que tanto me gusta pues es como mi refugio personal, mi acompañante de todos los días y el testigo de la solitaria caminata que debía dar a diario. Al principio se me hacía algo raro andar sola por ahí pero con el tiempo me fui acostumbrando y el bosque se volvió mi amigo. Lo conocía como la palma de mi mano; cada árbol y cada camino. A veces hacía acampadas con mi padre y mi hermana, pero con la muerte de ambos todo cambió. Dejé de hablar con mis amigos y los evitaba a toda costa, ya no era esa niña alegre y divertida que todos amaban, renuncié a la danza y solo me dediqué a ir y venir de la escuela.

Mi madre se preocupó mucho ya que también me alejé de ella, me encerraba en mi cuarto y dejaba de comer por días. En conclusión: me separé totalmente del mundo y solo existía aquel bosque, que era lo único que me atraía y dónde todavía podía sentirme cerca de mi familia.

(...)

-Dicen que es muy sexy.
-A mí me dijeron que es de una familia adinerada y poderosa.
-Creo que estará en mi salón.

Lo único que se escuchaba por toda la escuela eran los chismes sobre el nuevo chico, un estudiante que comenzaría este curso. A mí no me importaba nada de eso, yo no hablaba con nadie excepto con Yei, que es mi mejor amigo y que fue el único que no se rindió conmigo.

Él no me dio otra opción más que abrirme y salir de mi caparazón. Lo conozco de siempre, desde el jardín de niños, pero después de que pasó y cortara lazos con todos, incluido él, no se dio por vencido y siguió insistiendo cada día hasta que lo acepté. Tuve que reconocer que no podía estar sola el resto de mi vida, que por más dolor que tuviera no podía dejarme vencer y debía seguir adelante.

-¿Has escuchado lo del nuevo? -comenta Yei mientras se sienta a mi lado.

-Sí, es de lo único que se habla.

-Todas las chicas babean por él y ni siquiera lo conocen, solo han escuchado comentarios estúpidos -dice algo molesto mis ojos verdes.

Así lo llamo yo, por sus hermosos ojos de color esmeralda, llenos de vida, alegría, transparencia y un poco de inocencia. Es imposible no mirarlos.

-Vaya, veo que alguien siente celos. -Lo molesto mientras le guiño un ojo.

Con Yei puedo ser yo misma, la yo de antes, al menos un poco. Cuando estoy con él a veces logro olvidarme de todo el dolor que hay en mi corazón. Yei para mí es esa luz, la que me rescató de mi peor momento y la que siempre me apoya y me da paz. Es mi ángel protector.

-No digas tonterías -dice arrugando la nariz, lo que me confirma que tengo razón.

De repente comienza un alboroto, al parecer a quien estaban esperando ya llegó.

-¡Es él!
-¡Es mejor en persona!
-¿Quién es esa chica que viene con él?
-Ay por Dios, ya tiene novia.

Comenzaron los murmullos y al levantar la vista pude darme cuenta del porqué de tanta algarabía.

Por la puerta de la cafetería entraba un chico alto, de pelo castaño claro y unos ojos grises, casi tormentosos, todo lo contrario a lo que transmitían los ojos de Yei. La chica por su parte tenía un parecido muy similar al de él, delgada y de mediana estatura, pelo corto de color negro y sus ojos de diferente color; uno gris y el otro verde. La perfección y belleza de ambos dejó a todos embelesados y en shock; tanto que pensaban que ambos eran una pareja, aun con su evidente parecido que los catalogaría más como hermanos.

El shock duró unos minutos ya que los comentarios no tardaron en aparecer, así como los chicos que se acercaron con intenciones de coquetear, pero aun con todas esas hermosas chicas al lado del chico nuevo, el fijo sus ojos en los míos y aun contra todo pronóstico...algo llamó mi atención.

Sus ojos reflejaban la nada misma, estaban vacíos, sin expresión y fue ahí donde yo, Helizabet Push, me sentí atraída a ese desconocido de ojos nebulosos.

Alan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora