33. Soy la sucesora!

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Lizi...

Alan se fue al ver que tome mi desición y se lo agradezco, necesito saber toda la verdad basta ya de mentiras. Ya no tengo ni la más mínima idea de quién soy, ni quién es mi familia. Mi vida ya no es nada de lo que yo creía, todo es muy diferente. El dice ser mi padre y me lo tiene que demostrar.

-Bien comienza a hablar. -Dije nada más que nos quedamos solos.

-Todo comenzó hace mucho tiempo antes de que tú ni pensarás nacer.

-Obviamente no, eso ya lo sé, lo que quiero saber cómo eres tú mi padre y quien es mi madre.-interrumpi su intento de contador de cuento.

-Bien tu madre es una bruja muy poderosa, la mejor que ha existido.

-¿Tabina?-no pude contener su nombre y lo solté de golpe.

-Si ella misma, como la conoces.

-Cuando fui al pasado, hablé con ella, me ayudó a encontrar el Grimorio.

-Pues bien ya sabes quién es tu madre y pues ella y yo tuvimos un pequeño enredo por así decirlo y tú fuistes fruto de el, ya que la profecía decía que la 3 hija de Tabina sería la guardiana del Grimorio, estabas destinada a esto incluso antes de nacer.

Me quedé varios segundos interpretandolo todo, no sé si creer pero lo noto sincero. Resulta ser que mi madre no es mi madre que soy hija de la bruja más poderosa de todos los tiempos y luego mi padre no es quien yo creía sino el diablo rey del inframundo. No puedo con tanto, como puede ser que viviera 18 años sin saber realmente quien era.

-¿Mi madre sabe de esto?-pregunto mientras me dejó caer en la cama de un tirón.

-No, ellos nunca supieron quienes eran tus verdaderos padre, estaban ajenos a todo esto. -dijo mientras se sentaba a mi lado.-Tabina te dejó en un horfanato donde semanas después los Push te adoptaron, apenas eras una bebé.

-Nunca me dijeron nada al respecto de que era adoptada, nunca dudé de nada.-dije mirando el suelo mientras jugaba con mis dedos, todo esto me ha tomado por sorpresa.

-Bien y ahora que sabes la verdad dame el Grimorio no tengo mucho tiempo.-no tardó mucho en volver a mencionar el Grimorio.

-¿Para que lo quieres?-pregunte pero me temo que la respuesta no me gustará.

-Son cosas que no te incumben ya he tenido suficiente paciencia contigo me he controlado así que no me hagas más preguntas estúpidas y dime dónde está el Grimorio.-menviono alzando la voz, se nota algo alterado pero no creo que sea capaz de golpearme después de todo es mi padre.

-No te daré nada.-dije desafiante, soy la guardiana y por nada de este mundo se lo daré a alguien como él.

-¡Niñata estúpida!-dijo mientras me abofeteó la cara de tal manera que me tiró hacia atrás.

-¡Sueltame!

-Me dirás dónde está por las buenas o por las malas.-dicienso esto me cogió del cabello y me levanto de la cama jalandome hacia él.

-No te daré nada, eres un parásito.-le escupí la cara mientras trataba de soltarme de su agarre.

-¡Te ha dicho que la sueltes!-esa voz, era él.

-No debes maltratar a las damas a menos no fuera de la cama.-dijo Eitan con su cara de arrogante de siempre.

-¿Estás bien?-me pregunto Emma del otro lado.

-Si, estoy bien.-dije con lágrimas en los ojos, estaban aquí, siempre que estaba en problemas ellos venían a por mí. Me dio tanta emoción volver a verlos juntos.

-Valla valla los Weters vinieron al rescate de la damisela en peligro.-hablo con voz fuerte.

-Sueltala en este mismo instante.- habló Alan mientras sacaba sus Cormillot, luego Eitan y Emma hicieron lo mismo.

-¿Así que quieren jugar cierto?-meciono mientras me tiró hacia el suelo de un empujón y poniéndose de frente a los hermanos.

Ahi cenzaron una pelea, los Weters atacaban velozmente pero el caso no dejaba que le llegarán, es muy poderoso. Alan le dio un golpe en la cabeza y el se sonrío. Yo no sabía qué hacer pero algo dentro de mí me iba creciendo, no se si la impotencia, la adrenalina o el odio de que mi padre es Lucifer.

Pude notar como mis ojos se ponían rojos, el fuego iba creciendo dentro de mi hasta que no pude más ver cómo los intentos de ayudarme de los Weters eran en vano y me lancé sobre él. No sé qué demonios estoy haciendo pero lo empujé con todas mis fuerzas y pude moverlo del lugar cosa que los vampiros no habían podido.

Otra vez tire un golpe y le dio en la cara, él me mira con cara de fascinación y no sé realmente porqué. Tenía tanta rabia adentro que podía sentir como mis venas estaban al explotar. Solo pare al verme en el espejo, no era yo.

Mire a Alan y me estaba mirando extraño al igual que Eitan y Emma. Al mirar el espejo vi auna chica rubia con los ojos rojos, las venas del cuerpo salías hacia afuera, mis manos tenían las uñas como garras. Dios mío en que me he convertido. Pasé varios segundos en procesar lo que veía pero aún no lo entendía.

-Me falto contarse una pequeña cosa.-dice mientras se acerca a mí y ambos nos vemos en el espejo. Somos idénticos, los mismos ojos rojos, las venas, las garras.-Eres mi única hija por lo que eres mi sucesora.

-¡No lo escuches!- oí que Alan me grita desde atrás, pero yo solo puedo ver lo iguales que somos, si tenía algo de duda de que era mi padre ya desapareció.

-Estas destinada a ser la Reyna de inframundo y teniendo el Grimorio en tus manos eres invencible. Unamos nuestros lazos y creamos un mundo nuevo juntos.-dijo mirando con cara diabólica.

Alan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora