14. Algo muy malo!

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Alan...

Ayer le contamos a Lizi toda la verdad, se lo ha tomado todo bastante bien, pero no sabe lo que se aproxima.  Me aterra la idea de que le pase algo, no podría soportar perderla.

Hace ya semanas que Eitan y yo iniciamos la guerra por tenerla, yo aún no he hecho nada por el simple hecho de que ella no es como las demás, me pongo nervioso tan solo de imaginar decirle lo que siento. Eitan juega sucio, ya sé que se ha metido en sus sueños y sabrá Dios que habrá pasado en ellos, pero me puedo imaginar que tan pervertido es.

Mis sentimientos están hechos un caos, estoy seguro de que la quiero a ella. Pero no dejo de pensar en Carol, en donde estará y en que estará metida. Me asusta el pensar en que le haría a Lizi, Carol no tiene limites ni mucho menos piedad. Para lograr lo que ella quiere hace lo que sea.

En estos momentos estamos en la cocina desayunando, Lizi es la única que falta por bajar. Eitan habré su bocota y le cuenta todo lo relacionado con la conversación de ayer a Doris. Lizi se enojara mucho, ya que ella quería contarle.

Doris se vuelve como loca por enterarse de parte de Eitan y no de su hija.

—¡Quedamos en que no tendríamos secretos!—Dice Doris, apenas ve a Lizi bajar las escaleras.

—De que hablas mamá.

—Acaso no piensas decirme que cientos de vampiros, lobos y brujas te persiguen.

—Te iba a decir apenas tuviera tiempo.

—No puedo creer que rompas la primera regla Lizi. —Doris está verdaderamente afectada.

—Enserio que te iba a decir ma, solo que ...

—No Lizi, eres mi hija y tengo que estar al tanto de lo que te pase.

—No soy una niña tampoco mamá.

—Eres mi niña y siempre lo serás, no quiero que te pase nada.

—Pero no puedes ponerte así solo porque no te dije.

—Es que no es algo corriente, te das cuenta que me voy a volver loca, crees que ha sido fácil para mí aceptar todo lo que está pasando. Estoy al borde de la locura. —Dice Doris mientras nosotros tres miramos a esas dos mujeres discutir.

—Mamá, pero no puedes entender que yo no busque esto, simplemente es lo que soy.

—¡No! no eres nada  de eso, eres mi niña, quiero que seas la de antes, esa niña feliz, que siempre tenía una sonrisa, esa que siempre estaba para ayudar a los demás. No quiero esto para ti.

—No mamá, ya no puedo ser la de antes, entiendelo de una vez, lo he intentado créeme, pero esto es lo que soy ahora y me gusta. Mi vida lo necesitaba, necesitaba este cambio, porque antes todo era una puta mierda. Esta casa se me caía encima, odiaba vivir, ahora por lo menos tengo una razón para seguir en este mundo.

Veo como el brazo de Doris impacta en el rostro de Lizi. Me lleno de rabia y aprieto los puños. No soporto que la toque pero me controlo porque es su madre y se que me odiaría si le hago algo.

Lizi la mira con cara de odio mientras se limpia las lágrimas que corren por sus mejillas, sale de la casa.

—Los esperaré en el auto.

Todos  recogimos nuestras  cosas y la seguimos.


(…)

Lizi no ha mencionado palabra en todo el día, pero puedo ver en sus ojos que está muy mal, ambas se dijeron cosas muy feas. Se que las dos están arrepentidas. Espero solucionen todo al llegar a casa.

Veo que suena su teléfono, le pide permiso al profesor para contestar, luego veo que entra y se sienta a mi lado.

—¿Que ha pasado?—Pregunto preocupado.

—Algo muy malo. —Pronuncia entre sollozos.

Lizi...

No puedo creer todo lo que ha pasado, mi madre nunca me había golpeado y la entiendo, no debió ser fácil para ella ver como su hija le decía que deseaba estar muerta y que pensaba que vivir con ella era una mierda. Se que me pase diciéndole todas esas palabras y en siento culpable por hacerla sufrir tanto. Solo quiero que esta clase acabe para ir a casa darle un abrazo y pedirle perdón.

*Rin*Rin* suena mi teléfono, miro la pantalla y es un número desconocido, pido permiso a Grundi para salir a contestar.

—Diga

—Me extrañaste Helizabet—Esa voz me erizó completa, la reconozco, es la voz del chico que me agarró por el cuello la otra vez.

—¡Déjame en paz! —Digo dispuesta a colgar.

—No creo que te convenga colgarme, escucha primero lo que te tengo que decir.

—No tengo nada que hablar contigo, ya se lo del Grimorio y no pienso ayudarte a encontrarlo. —Dije muy convencida.

—Creo que si lo harás, tengo a tu madre.

Esa frase causó un dolor que me oprimió el pecho, no no era cierto. No podía tener  mi madre, ella está bien en su trabajo.

—Te la puedo poner al teléfono para que te convenza.—Dijo al notar mi silencio.

—Quiero hablar con ella.

—Lizi, hija, ¿Eres tú?

—¡Mamá!—Grite casi llorando.

—Esta bien por ahora, pero eso puede cambiar.—oigo su riza maníaca al otro lado del teléfono.

—No te atrevas a tocarla, ni hacerle daño.

—La cosa es sencilla, tu madre no me interesa, encambio tú si. Lo que te propongo es un intercambio de madre por hija.

—Hare lo que quieras.

—Sabia que aceptarias, los humanos y sus estúpidos sentimientos. Te llamaré dentro de dos horas para darte las instrucciones.

—Esperare tu llamada.

—Aa y otra cosa, no quiero a ningún Weters contigo, ven sola.

No me dio tiempo a responder ya que había colgado. Mi cabeza me dolía, no podía creer todo lo que estaba pasando. Esto es mucho más de lo que esperaba. Mi madre, ella no, no puedo perderla a ella también.

Entre en el aula y veo a Alan mirándome preocupado.

—¿Que ha pasado? —Me pregunta al sentarme a su lado.

—Algo muy malo.—respondo con lágrimas en mis ojos.







Que tal les ha parecido este capítulo.🥰

Alan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora