3.Viviremos!

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—Alan.

—Que buena memoria tienes, te acuerdas de mí nombre.—rie.

—Hola soy Emma, su hermana.—Se presenta la chica de ojos peculiares.

—Yo ...yo ..soy —tartamudeo otra vez, mierda porque me tiene que pasar esto, el me pone muy nerviosa.

—Ella es Lizi, mejor dicho Helizabet.—Me interrumpe el de ojos grises.

—Al parecer no soy la única con buena memoria.—Sonrio y los invito a pasar.

Al llegar a la sala nos sentamos y nuestros padres nos presentaron formalmente...aunque ya nos conocíamos. Al rato de estar ahí mirándonos las caras mi madre nos dijo que nos sentaramos a comer. Alan es el último en centrarse y como yo soy tan dichosa el único asiento que queda libre es el de al lado.

—Huele delicioso Doris.—sonrie la mujer mientras se sienta en la mesa.

—Muchas gracias Margareth, lo preparé todo con mucho gusto.—agrdece mi madre.

Todos estábamos tranquilos, comiendo bebiendo y los mayores conversando cosas sobre el contrato.

—Es una casa muy grande y bonita.—Habla Emma mientras se da un bocado de su plato.

—Es cierto pero aveces se hace demasiada grande para nosotras dos. Se siente un gran vacío.—digo mientras recuerdo como mi padre y mi hermana no están aquí hoy.

—Pero eso no será problema —dice la chica mientras sonrie.

—¿Perdona?—no entiendo nada.

—Tu madre no te ha dicho de que viviremos aquí.—alaga ella

≈Viviremos, viviremos, viviremos≈

Se repetía esa palabra una y otra vez, viviremos quienes, Emma, su madre, Alan o por dios el no...No podía imaginarme tener que convivir con el todo los días.

—¡Mamá me puedes explicar!—Digo algo enfadada.

—Cariño te lo iba a decir...

—¡A decir cuando mamá, a decir cuando!—la interrumpo.

—Lizi querida no es el momento adecuado para tener está conversación.—dice mientras me señala su alrededor.

—Me vale madre que me escuchen, no me gusta la idea de compartir mi casa, mi soledad, mi espacio mamá, no quiero.—Termine esta frase y me levanté de la mesa directo a mi habitación, mientras subía las escaleras podía escuchar todavía si conversación.

—Disculpen todo esto, mi hija ni estaba al tanto y como ya pueden ver tiene un carácter muy fuerte, me avergüenza mucho que hayan tenido que presenciar esto. Pero no os preocupes de nada que sus hijos se quedarán aquí todo el tiempo que ustedes estén de viaje.

—No te avergüences Doris, estan en una etapa de rebeldía, es totalmente comprensible.—Habla el señor Weters.


(…)

<<No puedo creerlo>>

Cómo a mi madre se le ocurrió semejante idea, es increíble traer extraños a nuestra casa, es cierto que es muy grande para nosotras pero no le da el derecho de traer a estos dos. Se que está familia es muy importante para ella ya que es el contrato del año, pero no podía hacerlo de otra manera porque tiene que vivir a aquí.

—Lizi, habré la puerta.—habla mi madre.

—¿Ya se fueron?—pregunte sin ni siquiera pararme de mi cama.

—¡Abre la puerta te dije!—me grita.

—¿Y yo pregunté que si ya se fueron?

_Si ya se fueron, ahora abre.

Alan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora