Recapacité y volví a hacerlo, yo no podía dejarlo ir. Lo llamé por su nombre reiteradas veces, pero mamá me tomó del brazo haciendo que me detuviera.
—Déjalo ir. —susurró mirándome con una seriedad nunca antes vista.
—Mamá... no puedes permitirme eso. —mis ojos se abrieron de la sorpresa, y me mantuve quieta, con las lágrimas desbordando sobre mis retinas.
—¿No lo escuchaste, Chloe? Él mismo lo dijo, quiere que te alejes de él.
—Pero...
—Tu familia, o él. —habló tajante. Le miré anonadada. Nunca en mi vida imaginé que ella podría decir algo así. Nunca, ni si quiera en mis sueños—. Si te vas ahora mismo con él, nos expondrás a todo hacia el peligro, incluso a ti misma. Pero si lo dejas ir, nos mantendrás a salvo a todos. ¿No te das cuenta? No puedes ser tan egoísta. Mira lo que causaste, lo que le causaste a tu padre. Lo expusiste hacia el peligro, ¿Y si hubiera muerto? Dime Chloe, explícame que hubiera hecho yo. Qué hubiéramos hecho todos. —sus ojos se llenaron en lágrimas, se mantuvo inmóvil y de brazos cruzados.
Me sentí tan mareada como si estuviera dentro de un ascensor que andaba ultrarrápido,
mi propia madre estaba echándome la culpa sobre algo que no tenía nada que ver.
Mi propia madre me estaba impidiendo mi propia felicidad.
La misma que había respetado todo estos años estaba alzando su dedo índice hacia mí. Apuntándome y cargándome con la culpa. Le miré con el ceño fruncido, y no evité llorar. Porque esto
me dolía muchísimo.
Sin embargo, me quedé estática en mi posición. Y me tragué el nudo que tenía en medio de la garganta.
—Fue una buena decisión. —replicó—. Por su culpa hemos estado pasando todo este catástrofe familiar, qué bien que al menos tenga la decencia de habernos salvado de una.
No se lo agradezco, ya que todo esto es su culpa.
—No puedes ser tan...
Mamá me silenció dándome una bofetada en el rostro, mi mejilla ardió del dolor y le miré estupefacta.
¿Ella me había levantado la mano...?
Me enfureció tanto que quise devolverle el golpe, nunca dejé que nadie me tocara. Pero por un demonio, era mi maldita madre.
Mi sangre ardió al no ver ningún rastro de arrepentimiento cruzar sobre su rostro.
—Respétame, soy tu madre. —siseó. Y me dio la espalda para dirigirse hacia la oficina del doctor. Y yo me mantuve muy quieta, con deseos de ir a buscarlo, abrazarlo y nunca soltarlo.
Lo amaba más que mi propia vida. Pero no podía sacrificar la vida de las personas que más amaba por estar a su lado. Quizás podría hacerlo con la mía, pero mis padres y Sammy no se merecían esto.
Me dirigí hacia la terraza subiendo las escaleras de dos en dos hasta llegar. El viento no se apiadó de detenerse sobre mi rostro y mis cabellos caobas.
Caminé con lágrimas disecadas sobre mis mejillas hacia el pedestal de marfil que reposaba sobre la barrera.
Me mantuve lívida, y miré hacia el precipicio que tenia debajo de mí. Vi a las personas pasar, y pareciera que fueran pequeñas pulgas.
Me senté sobre la baranda dejando mis píes colgando a más de cien metros del asfalto. Dejé mis manos a cada lado de mis caderas, por primera vez el vértigo no me estaba comiendo.
Y la verdad es que sentía que me valía una verdadera mierda la altura.
«Quiero que te alejes de mí»
«Aléjate de él»
«Zorra»
«Mira lo que causaste, mira lo que le causaste a tu padre»
«Si no te alejas de él, haré algo que nunca antes había hecho»
«Soy tu madre, merezco respeto»
De pronto todas las cosas comenzaron a mezclarse como en un juego morboso e interminable. No podía creer que estos últimos meses fuesen tan horribles y descabellados.
‘‘Papá al borde de la muerte por mi culpa. Por más que odiaba la idea de aceptarlo, principalmente lo era. ¿Qué pasa si le hubiese hecho caso a él cuando verdaderamente me lo dijo? ¿Si quiera hubiera evitado todo esto?
Mamá me culpa de todo, me abofeteó por primera vez en toda su vida. Justin me pidió que me alejara de él luego de los momentos tan hermosos que habríamos pasado juntos. Sabía que ese no era un motivo concreto para que se marchara de mi lado.
Tenía un nuevo hermanastro, mi mejor amiga se había alejado de mi lado porque ella quería perder la virginidad primero que yo. La gente me odiaba y juzgaba por haber estado con el rey del hielo, chico por cuál se morían todas las chicas y causaba metabolismos. Me trataban de zorra por haber estado con Barry, y con Justin. Y que por mi culpa habían lesionado a Ralph, un chico de sonrisa carismática y con una homosexualidad descomunal.’’
Estar en mis zapatos era tan odioso. Tener que elegir entre las personas que más amas.
Estar con Justin implicaba problemas, implicaba la muerte de mi familia.
No estar con Justin implicaba la salvación, pero, técnicamente yo moría. Si no estaba a su lado yo moría. Le amaba con todas mis fuerzas.
Me bajé del barandal y caminé dentro del hospital. Mamá estaba sola reposando sobre la silla, parecía macilenta. Pero era demasiado orgullosa como para sentarme a su lado a consolarla. Me senté tres asientos más allá y me dediqué a mirar a las personas que pasaban por los pasillos. Estaba agotada, mi espalda me dolía y mi corazón estaba roto.
Al cabo de una media hora, el doctor nos llamó a ambas para reunirnos en la oficina de él. Nos miró sonriente, eso indicaba buenas noticias. Mamá no paraba de mecer su píe de arriba hacia abajo en un gesto nervioso, sabía que estaba temiendo, y deseaba con todas mis fuerzas tomarle de la mano.
Porque la comprendía.
—Esta mañana, un muchacho nos ha traído un implante. ¿Os dije o no que todo resultaría bien? —él mantenía una genuina sonrisa dirigida hacia ambas. Yo sonreí, porque ese muchacho se trataba de mí Justin—. Ahora debemos cruzarnos los dedos y besar los dijes del salvador para que todo vaya en la operación.
Mamá brincó de su asiento emocionada y comenzó a aplaudir con toda la energía del mundo.
Aunque mentiría si dijera que no sentía curiosidad por ver quién era la persona que pudo haberse ofrecido a donar un órgano fundamental.
—¿Podría... decirme... quién fue? —dejé preguntar encogiéndome en mi silla.
El doctor asintió con la cabeza frenéticamente y rebuscó entre unos documentos algunos papeles. Nos miró a ambas y nos mostró una fotografía de un muchacho de ojos negros, tan oscuros y perversos que parecieran del mismo Satanás. Sus encías portaban dientes de oro sólido, y mi estómago se retrajo. Él daba miedo, y pareciese imposible de creer que hubiese hecho una obra de caridad tan buena como regalar uno de sus pulmones.
—José Valvihar, tiene 22 años y estuvo en un coma intensivo. Su corazón no estuvo funcionando muy bien al igual que su cerebro, tuvo un accidente cardiovascular y falleció.
En mi mente no paraba de merodear ese nombre que se me hacía tan descomunalmente conocido.
‘‘Disfunción cerebral y severos golpes en el cráneo’’
Al fin lo comprendí todo, ¿José Valvihar era el chico que Justin había dejado inconsciente en el hospital?
Unas náuseas tremendas me llegaron al pensar que por la culpa de él... el pobre chico había muerto para siempre.
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Dark Sides - Adaptada.
RomanceHolaaaaaa :) volvi! perdon por la tardanza ahora la voy a seguir subiendo! para los que quieren saber la escritora se llama KAT! es una buenisima escritora y yo de verdad que creo que tiene un talento!, pueden adaptarla si quieren solo aclaren que n...