Dark Sides - Adaptada.

Capitulo 8.

8.

Había rodado los ojos en el momento en que el chico-hot-dog se paró encima de la mesa con sus grandes manos blancas sobre la cintura, un enorme disfraz cubría la anatomía pero todos sabíamos de quién se trataba todo este espectáculo épico. La gran salchicha que sobresalía por la cabeza ocasionaba más risas en el casino de la escuela. Damon Crowell era un patán inmaduro. Estaba cantando a los cuatro vientos «Hoy es el día de la salchicha caliente, llévate una y será excluida una malteada de fresa.» Todos en Wells Greg estábamos acostumbrados a sus escenas ridículas. En el día de San Patricio, se había vestido como un duendecillo completamente rojo haciendo los pasos de la danza Macarena, lo único que recordaba era que el sombrero de bruja que llevaba en su cabeza estaba enterrado en su culo. El director Maslow le había enviado dos días de expulsión por haber contradecido las reglas del colegio en que todos debían de vestir verde. Cosa absurda. Pero no me extraña, normalmente a Damon le gustaba ser el centro de atención. Esa era una de las razones contundentes que lo repudiaba y nunca podría gustarme. 

—¡El día de la salchicha! ¡Llévate una antes de que se agoten! 

Sky estaba atorándose de la risa. Mi querida amiga cobriza era inmune a Damon y a su sentido del humor extraño. O al parecer todos parecían inmune a él. A excepción de Becca Jhones que la única vez que había sonreído fue cuando Abby del C casi le arranca la cabeza a Scott, su archienemiga por haberse entrometido con su novio. Bueno, yo estaba lo bastante ocupada pensando en otras cosas. Cosas más importantes, como... Bueno, no tenía nada más en mente que Justin Bieber. No había venido a clases, y no sabía si era porque pensaba que le diría a las demás personas que había pasado una noche en la playa con Justin Bieber, el rey del hielo. Sería idiota si lo pensase porque yo no era esa clase de chicas, y quería dejar a entendérselo. 

Recordé el frío saludo cuando nos marchamos a nuestras casas, sólo movió la cabeza como si fuese alguna clase de soldado saludando a su comandante. Demonios, ¡Era una chica! No su jefe de ejército. Quería abofetearlo por ser tan descomunalmente fuera de lo común y frío. Quizás si pudiera abrirse más a mí, que supiese que quiero ser su amiga, que me fíe sus secretos y sus cosas más íntimas. Probablemente es lo más imposible que pude haber soñado, aparte de las veces que sueño que lo beso. Mi mente era como un completo revoltijo de preguntas y todas involucraban a Justin. ¡Dios! ¿Qué no podía estar ningún día sin pensar en él? ¿Qué rayos me sucedía? 

De pronto estaba cayendo en las mismas trampas anteriores que había pasado con Barry, ¿Me había olvidado de mi promesa de ser una anti-chicos? 

—Mira eso, el chico Damon sabe como mover las pompas. —La estruendosa carcajada de mi amiga me hizo brincar en mi asiento. Miré a Damon que movía sus caderas como si le hubiera pegado cola en los pantalones. 

—Si claro. Puede salir Miss Pompas. —mi comentario sarcástico le llamó la atención.

—¿Qué ocurre? —frunció el entrecejo. Odiaba que me conociera tan bien. 

—¿A mí? Nada. ¿Por qué me ocurriría algo?

—Ajá. Apuesto a que estás como desanimada porque tu querido amor de ensueños no vino. Hazte la idea Chloe, entiende que el Justin Bieber no sólo fue tronado por ser el-rey-de-hielo, ni el rey-de-lo-candente, si no que también lo fue por ser el rey del misterio. —ella dejó soltar una floja risa de su boca—. Ese chico seguramente debe de estar involucrado en algo malo, estoy segurísima. Nadie puede faltar tanto al instituto, la asistencia involucra a las postulaciones de las universidades.

—Vale Sky, no eres la única que desea saber cosas de él. 

—Como si no supiera, las chicas están todas hipnotizadas y se han convertido en unas lunáticas. Todos tienen siempre los ojos puestos en Justin. No me extrañaría que algún día el muchacho pusiera una denuncia por allanamiento de morada.