No paraba de mecer mi dedo de arriba hacia abajo contando las horas. Cada vez que pasaba un minuto escuchaba un ‘‘Tic tac’’ en medio de mi tímpano. Inhalé con fuerza llenando mis pulmones de aire. Exhalé, mientras que no paraba de pensar en Justin, en sus ojos arrepentidos... en su beso... y no paraba de preguntarme, ¿Qué demonios había hecho? Sólo esperaba, y anhelaba con todas mis fuerzas a que no fuera algo grave. ¿Papá tendría algo que ver con todo esto? ¿Y si él lo metió en la cárcel? Cerré mis ojos con fuerza pasándome la mano por el rostro, a pesar de que la mayoría en clase susurraba, para mí todo estaba en un lejano silencio. Todo se mantuvo quieto, las siluetas de las demás personas sólo eran algo ficticio. No quería mirar a nadie, no quería hablar con nadie. Estaba absorta, y nerviosa.
—Chloe... ¿Sabes que pudo haber ocurrido con Justin? —una chica de cabellos rojizos y rostro fúnebre dejó escapar su pregunta con los ojos expectantes. Le miré con el ceño fruncido.
—¿Por qué crees que debería saber algo?
—Eres su novia, ¿No? Rey del hielo y la reina de belleza, bastante irónico.
A pesar de que su tono había sido mordazmente, no evité sentirme incómoda, y sonrojada. ¿Las personas creían que yo era la novia de Justin?—. Dime ahora mismo que no te acabo de subir el egocentrismo. —su tono de voz era suplicante. Le miré sorprendida, y me reí.
—En lo absoluto.
Una parte de mí mentía, y no pude quitar mi estúpida sonrisa en el rostro. Pero luego la quité y me dije que su comentario era sarcástico, aunque realmente... me hizo sentir bien. Lo era para cualquiera que siempre había sido acosada con compañeros deficientes atormentándote constantemente de que eras un estiércol humano. Y luego me volví a poner triste porque yo no era la novia de Justin. Porque si lo fuera, él me querrería, él me contaría los motivos de porque iba a la cárcel menudamente. Me confesaría sus íntimos secretos indescifrables. Y ni si quiera sabía el motivo del por qué él se lo estaban llevando detenido.
—No sé nada. —contesté luego de unos segundos, y volví a escribir incoherencias sobre mi cuaderno. Vi que la chica asentía mirándome enigmáticamente, le miré de reojo. No paraba de mirarme—. ¿Disculpa?
—Nada... es que eres muy extraña.
—¿Yo? —mi comentario salió irónico. Ya que, ella tenía el cabello rojo teñido y se pintaba la mitad del párpado con delineador negro. Escuchaba música punk'd y tenía tres perforaciones en el rostro, ¿Era legal que me esté diciendo esto a mí?
—Por supuesto. Eres muy callada, pensé que eras una fresita.
—Vale.
—Después de todo ser diferente es bueno, ¿No?
—Claro.
Eso fue mi última palabra, porque entonces la ignoré. Ni la volví a mirar, nada. Sólo estaba entumecida en mi propio mundo, y cuando la campana de salida se dejó a escuchar, tomé mis cosas rápidamente y técnicamente casi corrí por los pasillos tropezándome con mis propios píes. Cuando estuve por dirigirme hacia el estacionamiento, alguien dejó gritar mi nombre.
Me volteé sobreexaltada y sobre todo, desesperada. ¿Que nadie entendía que quería volver a casa a hablar con papá?
Me di la media vuelta y Sky estaba frente a mí, dejó mirarme en una mueca y luego suspiró. Yo estaba sorprendida cuando me tomó una mano.
—No sé porque esto me está ocurriendo a mí Loe. No sé por qué. —su voz fue un susurro, alcé la mirada para verle con los ojos casi saliéndose de mis órbitas—. Soy tan estúpida.
—¿Qué te ocurre? Usualmente nunca te tratas mal a ti misma.
Vi que sus ojos estaban lúcidos y resplandecientes. Le apreté la mano ligeramente dándole apoyo moral.
—Es que no sé si realmente ahora soy yo misma.
—Sky... ¿Quieres de hablar de un tema en particular? Porque realmente no estoy entendiendo nada.
Alzó su vista y vi como su mandíbula temblaba de arriba hacia abajo en un inverosímil movimiento. Apuntó al auto con un dedo tembloroso.
—¿Podemos meternos allí? Son tantas cosas que te tengo que confesar.
—Vale.
Abrí la puerta para meterme, y ella hizo lo mismo. Cuando ambas estuvimos, un silencio nos rodeó. Sus cabellos semilargos cayó sobre sus mejillas y agachaba la mirada. No lograba comprender nada, y menos lo hice cuando ella soltó el primer sollozo y se echó a llorar a mi regazo.
—No sé porque lo hice. Estaba muy enfadada contigo y quería desquitarme. No fue mi culpa, en parte sí. ¡Pero él es un idiota!
Le miré de una manera expectante. Le acaricié los cabellos lentamente tratando de tranquilizarla.
—Tranquila... todo estará bien, ¿Vale?
—¡No! ¡Nada estará bien! Todos rumorean acerca de mí ahora mismo porque di mi virginidad en medio de las gradas. Fue horrible, es horrible todo esta putísima mierda Chloe. Yo... tenía algo con un chico que lo conocí en la fiesta del bosque de Sierra de Guadalupe, ahora mismo no sé que ocurrió que todo se subió de control y terminamos teniendo sexo en las gradas de los futbolistas. Les conté esto a Johanna, la chica con quién me juntaba y ella terminó contándoselo a todo el mundo. Ahora todos se burlan de mí Chloe... soy el hazme reír de todos. —sollozó con fuerza sobre mis brazos—. Las chicas que supuestamente dijeron que era su amiga, me humillaron también. Ahora estoy sola. No sé porque confíe en ellas, no sé. ¿Por qué no me quedé contigo? ¿Por qué debo de ser tan orgullosa?
Me quedé muy callada, mientras que no paraba de acariciarle los cabellos. Quería asesinar ahora mismo a esa putísima chica, ¿Cómo se atrevía a hacerle esto a Sky Dexforth? Si creía que saldría ilesa de toda esta mierda estaría muy equivocada. Pero primero, arreglaría muchos problemas.
—No estás sola. Me tienes a mí, ¿Está bien?
Quitó su rostro de mi regazo poco a poco y asintió quitándose las lágrimas.
—¿Por qué hiciste todo esto Sky? Tu no eres así... —miré por la ventana.
—Tuve envidia de ti, ¿Vale?, me dije, si Chloe puede perder su virginidad, ¿Por qué yo no? Uno de los motivos verdaderos porque me enfadé ese día fue porque yo quería perder mi virginidad primero que tú. Soy muy competitiva, lo lamento. —sorbió los mocos y se quedó en silencio. Le miré boquiabierta.
—¿Hiciste todo esto por algo tan ridículo?
—¡Ya sé!
—Sé consciente que la mayor parte de todo esto es tu culpa Sky. ¿Si quiera te gusta? ¿Le quieres? —fruncí el ceño.
—No...
—¡Por dios...!
—¡Ya lo sé Chloe! ¡Ya sé! ¡Sé que estuve mal! Perdón por no ser la señorita perfección como tú. Que nunca se equivoca en nada he. —gritó enfadada.
—¿Qué demonios te pasa?
—Que estoy aburrida de todo esto. Eso me pasa. Me juzgas cuando tú también le regalaste tu virginidad a alguien que ni si quiera te quiere.
Le miré de una manera colérica e impetuosa.
—Al menos yo sí estoy enamorada de él. Tú solamente se la diste por gusto y por celos, ¿Eso es una razón justa?
—Chloe... lo lamento mucho.
—No me importa. ¿Puedes bajarte de mi auto? Tengo que hacer algo importante.
—mi voz sonó inflexible, rabiosa y con mucha exigencia. Me miró arrepentida, antes de asentir y bajar lentamente del auto. Prendí marcha sin si quiera mirarla y partí por la carretera hacia mi casa. Golpeé el volante con fuerza.
—¡A la mierda todo! —chillé enfadada. ¿Por qué siempre me tenía que ser sincera en mi propio rostro? ¿Qué no captaba que sus palabras me herían en lo más profundo? Cuando llegué a casa, lancé mis llaves hacia el suelo y pegué un portazo.
—¡Chloe! —papá exclamó desde el salón. Me dirigí inmediatamente hacia donde estaba y le apagué la televisión para situarme frente a él inexpresiva—. Vaya.
—Dime que no fue tu culpa de que Justin esté ahora mismo detenido.
Se quedó estupefacto, tragó saliva sonoramente mirando hacia otro lado. Supe que sí, era su culpa. Lo delataba su tradicional movimiento de la manzana de Adán—. ¿¡Por qué lo hiciste, papá?!
—Bájame el tono primero que nada. Me respetas. —habló riguroso—. Y si está ahora mismo detenido son por razones argumentativas, no por gusto. ¿Me has oído?
—¿Sí? ¿Como cuáles?
—¿Dejar a alguien al borde de la muerte es poco?
—¿De qué estás hablando? —susurré frunciendo el ceño.
—José Valvihar, veintidós años y con agresiones serias. Como disfunción cerebral y severos golpes en el cráneo y por todo el cuerpo. ¿Motivos? Recónditos. Aún estamos investigando al chico, no sabemos lo que se trae bajo las mangas. Cuando te dije que era peligroso no te lo decía por decir Chloe. Estamos tratando de sacarle información porque desde que ha llegado no ha hecho más que destruir la parsimonia del pueblo, ¿Por qué ha llegado ha arruinar todo? —se colocó de píe para ponerse frente a mí—. Todo. Nuestra relación de padre e hija iba bien, y todo se desmoronó por su culpa. Por su maldita culpa. ¡¿Por qué no te das cuenta que es peligroso para ti?!
—Papá...
—¡Chloe! No comprendes nada de él, dime, explícame por qué motivo estás enamorada de él.
—Porque... no lo sé. No hay motivo concreto. —susurré en un hilo de voz. Lo que más odiaba era que me regañaran, me daba tanta pena.
—Para enamorarse siempre debe haber un motivo.
—No es cierto. ¿Qué puedo hacer si mi corazón bombea por él? ¿Quieres que lo regañe por ello? Las cosas no funcionan así. Nadie elige de quién enamorarse, ¿Comprendes? ¡Nadie!
—Por la culpa de ese muchacho te estás volviendo una desquiciada. Y por ese mismo motivo lo encarcelaré, para que se te pase todo este capricho que tienes por ese maldito chico. Lo dejaré por un largo periodo, y no sólo para alejarlo de ti. Porque hará un bien a todo el pueblo y hasta la ciudadanía.
Le miré petrificada, con lágrimas desbordando por mis ojos. Me imaginé a Justin sometido detrás de las rejas, con millones de hombres corpulentos y agresivos dispuestos a liberar su rabia con cualquiera que se le apareciese. Alimentándose de comidas callejeras, y con la necesidad exasperante de querer ver el exterior. De sentir, de ver... eso no podía ocurrir. Y menos por mi culpa.
Y sabía cómo lo haría cambiar de decisión, quizás no era la correcta, pero preferiría ver por su bien antes que el mío. Su necesidad antes que la mía. Susurré decidida:
—Sácalo de la cárcel y prometo que me alejaré de él. Para siempre.
Un inmenso nudo se formó en mi garganta antes de susurrar eso, me sequé algunas lágrimas y le miré, estaba pálido y de piedra.
—No te creo, ¿Quién me dice que no volverás a verlo? ¿Quién me dice que no se pueden juntar a hurtadillas?
—Dícelo a tu maldito pueblo. No lo sé. Después de todo, todas las personas son tus súbditos y hacen lo que tú quieras, ¿Verdad? —mi voz era rencorosa y afligida. Suspiró antes de acercarse a mí y ponerme una mano en la mejilla, me vio a los ojos y vi en ellos negación.
—No lo hago por gusto. Créeme. Chloe, si hago esto es por tu bien, ¿Está bien?, ese chico tiene millones de enemigos que lo desean muerto. Que desean lastimarlo con cualquier cosa, ¿Por qué crees que sus familiares apenas salen al exterior? ¿Que se mantienen encerrados todo el día? Es mi teoría. Y es cierta. ¿Quién me dice que involucrándote con él no saldrás herida? Y no lo digo sólo por el chico, lo digo por las personas que desearían lastimarte, cariño.
—Está bien. —dije—. Sólo sácalo de allí y te prometo que no volveré a estar con él. Sólo hazlo. —mi voz era frígida, subí corriendo las escaleras hasta llegar a mi habitación y cerré con seguro. Me eché a la cama a gritar sobre la almohada y llorar... la almohada cada día se hacía víctima de mis tristezas.
¿Por qué nada podía ir bien? ¿Por qué el destino se estaba encargando de destruir mi felicidad? ¿Qué maldita sea era esto?
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Dark Sides - Adaptada.
RomanceHolaaaaaa :) volvi! perdon por la tardanza ahora la voy a seguir subiendo! para los que quieren saber la escritora se llama KAT! es una buenisima escritora y yo de verdad que creo que tiene un talento!, pueden adaptarla si quieren solo aclaren que n...