El silencio que estaba entre ambos se prolongó más de la cuenta. Al parecer no sentía ganas de contestarme a mi pregunta, pero yo necesitaba que me la respondiese. Necesitaba saber quién verdaderamente era él.
—¿Enserio piensas que te contaré en lo que respecta mi vida, Chloe? —su voz era áspera y tosca. Sus palabras fueron amenazas. Arqueaba una ceja irónica mientras se alejaba de mí.
—¿Cuál es el problema? ¿Qué te hace no confiar en nada?
—Si en verdad te importo, dejarás de hacerme preguntas subjetivas. ¿De acuerdo?
Por supuesto que no estaba de acuerdo. Pero tampoco quería perderlo. No quería que se marchara de mi lado por ser una chismosa. Y además, si quería que confiara en mí, no lo obligaría, él se tendría que abrir hacia mí por gusto. Pero eso no implicaba que me enfadara que él no me quisiera compartir absolutamente nada. ¿Realmente era tan poca cosa para él? Pero en realidad, ¿Por qué debería ser algo importante? Nunca nadie me tomaba en consideración. Estaba aburrida de aquello, todos podían pisotearme cuando se le daba la regalada gana. Sky quería disculpas porque le había ocultado de que no era virgen, pero ¿Qué esperaba? ¿Que le dijese... ''He, perdí mi virginidad con el tipo que más odias en Well's Greg''
Infiernos, ¿Por qué nadie podía tomarme enserio? ¿Qué hay de mal en mí que hace que no les dé confianza a las personas?
Me crucé de brazos mirando por la ventana. No diría nada más. Era el fin de la conversación. No le preguntaría sobre su vida personal o sus misterios. No revocaría más el muro que había entre ambos.
Cerré mis ojos nuevamente poniéndome los auriculares hundiéndome en las canciones de Phill Collins.
Pero sin querer, me quedé dormida. Soñando en blanco, absolutamente nada pasaba por mi mente. Estaba noqueada. Y me desperté cuando sentí algo sobre mi cara. Abrí mis ojos poco a poco, tallándome estos.
—Despiértate, estamos por llegar.
La voz frígida de Justin me hizo respingar. Nuevamente volvía a ser el mismo idiota sin sentimientos, mis preguntas le habían encendido. Y era porque me acababa de lanzar una remera en la cara para que me despertara. Y ni siquiera me miraba. Y no lo hizo tampoco hasta que nos bajamos del autobús, y los ciento nueve alumnos estábamos reunidos en el bosque de Sierra de Guadalupe.
Las personas me miraban extraño, como si fuese alguien despreciable, que había pisado el mundo con una bolsa de papel en el rostro.
Sky me hizo un desprecio despectivo que me hirió como el infierno. Maldita. ¿Se creía que por tener nuevas compañeras podía ignorarme?
—Debido a que hay muy pocas carpas, seis personas estarán juntas en una. Sé que la cosa será asfixiante, y desagradable para algunos. Pero sobrevivirán. Varón y hembra, pónganse todos en fila. —ordenó el maestro de gimnasia. Traía una libreta bajo sus manos, y comenzó a dictar el nombre de todos para ver si ninguno faltábamos—. Muy bien. Todas las chicas que comiencen con A, pónganse por acá, y sucesivamente con las B y C.
Éramos cuatro chicas con ''C'', Carolina, Candy, Cinthia y Chloe. Las tres eran de esas clases de chicas tímidas que se la llevaban escondidas detrás de su casillero para no ser vista por las personas superficiales que le gustaban destrozar autoestimas. A excepción de Connie que quería llegar a ser como las prostitutas que se reunían en las gradas para llamarle la atención a los futbolistas natos. Justin quedó con Jhona, Jacobs, Jean y Joseph. Fue de quién únicamente me fijé.
Diez minutos después, todos estábamos emparejados y la maestra Kamil estaba tan sonriente que se le arrugaban las comisuras de sus labios.
—¡Viene la parte mejor! La hora de armar carpas en equipo. Conviviremos todos los de último grado, ya que no nos volveremos a ver el próximo año. A menos que esté buscando trabajo en una de las grandes empresas y uno de ustedes sea el jefe de ella. —guiñó un ojo divertida, Ronnie chilló un «Esa sin duda seré yo». Y todos rieron, ya que Ronnie probablemente sería jefa de los que barren las calles—. Si, como digas linda. ¡Ahora todos a tomar un saco de dormir y las carpas y se disponen a levantarla!
El chillido de Kathe hizo que la miráramos.
—¡Me picó un mosquito en un pecho! ¡No puedo creerlo!
Todos enseguida le miramos los pechos, y todos lanzaron un gemido. En especial los hombres (Que se ponían como calientes cuando le miraban los voluptuosos y levantados pechos de la puta esta) Kathe miró a Justin como viendo su reacción, y al ver que lo hacía me enfadé. Aunque me tranquilicé cuando él miraba distraídamente sobre los cerros.
—Uy cuidado, se te puede desinflar uno. —comenté entre dientes mirándola con un odio abrazador. Todos rieron, menos Justin. Que estaba obstruido en su mundo (Como siempre).
—Eres una envidiosa. Te encantaría comprar unos pechos como los míos.
—Mejor cómprate un cerebro, idiota.
—¡Ya chicas! Deténganse. Este es un viaje por la amistad, no por la enemistad. Así que nos tranquilizamos o ambas terminarán cocinándonos el desayuno en la fogata por los siguientes dos días, y serán excluidas en las actividades.
—Si se trata de escalar montañas, o evitar contacto con estos asquerosos bichos. Por mí está bien. Eres una Perra tarada, Chloe. —masculló entre dientes levantando el labio superior en gesto de rabia. Le alcé el dedo de al medio en su rostro. No quería perderme las actividades, así que mejor fue quedarme en silencio—. Es mejor que no me respondas, estúpida.
—El silencio es la respuesta del sabio.
—¿Qué te crees? ¿John Lennon? —su comentario causó carcajadas. Yo le hice un desprecio enfadada.
—Me sorprende que lo conozcas. Es una gran novedad para todos. Felicitaciones.
—¡Se callan porque se callan! Ambas serán retiradas de la primera actividad, felicitaciones a ambas, querrá decir. ¡La odiaba a muerte! ¡Maldita!—. Ahora todos marchaos a levantar esas carpas.
Antes de que me fuera con mis compañeras de carpa, le rocé con fuerza el hombro logrando que se tambaleara. Chilló como si hubiese visto al mismo píe-grande en el bosque. La ignoré y Candy tomó una carpa. La armamos entre todas, Connie no era tan superficial como había pensado. Nos tomó una media hora, siguiendo las instrucciones del maestro de gimnasia. Los chicos se demoraron específicamente, cinco minutos.
Tomé un descanso sentada en una roca dándome propio aire con las manos. ¡Esto era peor que hornearse! Como dije; todo era muy caluroso. No obstante, el clima era asquerosamente horrible. Y a colmo, la carpa era tan pequeña como un iglú.
—¿Terminaste de armarla? —preguntó Travis, un chico de práctica de Soccer (Amigo de Ralph).
—No lo hice sólo yo. Todas las chicas lo hicimos juntas.
—Te ves ardiente sudada. ¿Te apetece que te abanique con mis manos, Chloe?
—Infiernos, ¡No! ¿Estás de imbécil? —fruncí el ceño poniéndome de píe—. Pero mira que caballero eres, así nunca conseguirás nada, idiota.
Me alejé de allí para ir al lago que estaba cerca del bosque.
—¡Yo sólo ofrecía mis servicios! —chilló detrás de mí.
—¡Señorita Gilbert! Usted no puede retirarse, si se pierde será responsabilidad de los maestros. Así que diríjase al círculo que hicimos. —Kamil estaba en jarras, yo suspiré devolviéndome a donde todos estaban reunidos. Y me senté al lado de un chico que ni sabía su nombre. Yo estaba como ida. Recordé cuando jugábamos a las escondidas en medio del bosque, con mis compañeras. Creyendo como una tonta que podría encajar en su grupo de amigas. Me tendieron una trampa, haciéndome creer que yo era una de ellas. Allison (la chica líder del clón) Me recomendó que me escondiera detrás de los setos, le obedecí y me escondí allí. Luego de quince minutos, me di cuenta de que estaba jugando sola. Y los ulular del búho, y aullidos escalofriantes se escuchaban en el atardecer. En fin, lloré como una idiota, exclamando «Quiero a mi mami» a todo pulmón. ¿Adivinen quién se quedó traumada? Yo. ¿Adivinen quién temió a los bosques hasta los quince? Yo. ¿A quién le golpearon frente a todos? A Allison, al menos, el karma se le devolvió a la muy perra. Alcé la mirada donde Justin me estaba mirando. Le sonreí de lado, tratando de que lo hiciera viceversa. Pero ni si quiera una fría mirada recibí. Suspiré resignada mirando el océano que se veía desde lo profundo.
—¿Ven el lago que está frente a ustedes? ¡Podéis usarlo! Con condición de que no salgan de estos alrededores, es un bosque muy peligroso. ¡Vayáis a ponerse sus trajes de baño y a someterse al agua! Hace mucha calor, el día es perfecto para un buen chapuzón.
Todos exclamaron felices y satisfechos. Aunque no tanto, ya que la maestra nos trataba como si fuésemos unos niños en primaria.
—¿Tú te metes, Chloe? —me preguntó Cinthia con una sonrisa. Ladeé la cabeza como pensándolo.
—La verdad es que hay ganas. La calor es insoportable. ¿Tú?
Ella se sonrojó.
—Me da un poco de vergüenza.
—¿Y por qué?
Ella se apuntó el estómago.
—Estoy un poco gorda.
—¿Estás loca? ¡Así estás perfecta! —dije yo sorprendida. La verdad es que Cinthia no era un palo, pero no era gorda. Tenía kilos de más que le venían a la perfección. Y tenía bonitas piernas, bronceadas e infinitas.
Ella me miró conmocionada.
—¿Hablas enserio?
—¡Por supuesto! Vamos a ponernos un traje de baño y nos lanzamos al agua. —propuse poniéndome de píe y arrastrándola hacia dentro de la carpa. Saqué unos pantalones cortos con un corpiño. Y ella hizo lo mismo riéndose nerviosa. Se quitó la remera y en lo absoluto estaba gorda. Tenía buen desarrollo físico. Hice lo mismo poniéndome la ropa que saqué. Todos estaban lanzándose al agua dentro, riéndose eufóricamente como si fuesen vacaciones veraniegas. Salí de la carpa y había una cuerda que se balanceaba hacia arriba y abajo. No lo pensé dos veces cuando me sostuve de ella y me dejé caer al agua en un fuerte chapuzón. Todos silvaron cuando salí de superficie y vi como los chicos me miraban el escote. Que no dudé en un instante en taparme con el agua. Estaba sonrojada.
—Esos pechos dichosos.
Escuché un gruñido detrás de mí, me volteé y vi a Justin que tenía los puños cerrados matando con la mirada a todos. Sonreí por inercia y me puse rígida, mostrando el valle de mis senos con petulancia, y una expresión infalible. Todos rieron embobados y me lancé el cabello hacia atrás en un gesto coqueto.
—No puedes ser tan perra, Chloe Gilbert. —susurró detrás de mí con la mandíbula cuadrada y la vena hinchada—. ¡Que miráis inútiles! Aparten la vista si no quieren terminar con un ojo morado. —amenazó con un tono de asesino serial. Me reí coqueta hundiéndome dentro del agua con una sonrisa inmutable.
Cuando volví a salir, nadie me estaba mirando. O bueno, sí. La mayoría de las chicas me miraban con un odio interminable, marcándome su desprecio por todo el cuerpo. Miré a Justin que estaba sentado sobre una roca cerca del lago con las gafas soleares negras, y mostrando su cuerpo de divo. Con unos shorts de deporte color negro. Maldito, se veía deslumbrante. Me di cuenta de que su tono de piel estaba más bronceado que antes, y unos pequeños cabellos dorados caían por su frente.
Extrañaba sentirlo dentro de mi. Oh no, era tan zorra.
Me quedé unos treinta minutos jugando con el agua presenciando la compañía de Cinthia que ambas hablábamos de un tema absurdo. Ella gustaba de Damon, y yo le dije que gustaba de Justin. Cuando me lo dijo fue inevitable no sorprenderme, ¿Enserio una chica tan bonita y serena como Cinthia Jhonsson podría estar enamorada de un patán como Damon Crowell? Era increíble.
—Te mereces algo mejor. —dije.
—También digo lo mismo con Justin. Te mereces a alguien mejor. No a alguien tan perverso como él.
—¿De qué hablas? Justin no es malo. ¿Por qué pensáis eso? —susurré sonrojada.
—Mayormente, todos lo dicen. Y yo creo, ¿No viste como dejó al pobre Ralph? Me sorprende que no haya terminado en el hospital. Por poco lo mata. ¿Acaso qué excusa tiene para haberlo dejado así?
—Todos decían que era mi culpa. Pero no es así, no sé porque lo golpeó.
Me vi obligada a mentir, para salvar la reputación de Justin Bieber. Y la mía, no quería ser la culpable de que Ralph tenga ahora el rostro deforme, por más que lo era. Pero nadie tenía porqué enterarse, era mejor que creyeran que le golpeó por odio y discordia.
El cielo comenzó a ser obscuro, y empezó a dar frío. Estaba tiritando como un pollo.
—¡Bien chicos! Les doy unos quince minutos para que el lago quede vacío. Espero que nadie haya meado en el agua porque sería una gran bofetada para la dichosa naturaleza que tenemos.
—¡Hubiera avisado eso antes! —dijo Damon riéndose a carcajadas. Todos hicimos una mueca de asco y no tardamos en salir del lago.
—Tío, haz de tus mierdas en otra parte. No puedes ser tan repugnante. —susurró un chico, no me sabía su nombre pero me parecía que era de Pretecnología. No vi a Sky, ni a Kathe Wills dentro del lago en toda la hora.
—Vocabulario, sénior. No sea irrespetuoso. Bien, salgáis todos de allí y pónganse algo cómodo, porque cenaremos e irán a sus respectivas carpas a descansar. Mañana comenzamos con las actividades.
—¿Qué? ¡Pero si apenas son las seis! —chilló Connie.
—Y el tiempo en vestirse, cenar y contar historias de terror, os lleva tres horas. Así que a las nueve estarán todos durmiendo.
Nadie dijo nada, porque todos sabíamos que no obedeceríamos a las reglas idiotas.
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Dark Sides - Adaptada.
RomanceHolaaaaaa :) volvi! perdon por la tardanza ahora la voy a seguir subiendo! para los que quieren saber la escritora se llama KAT! es una buenisima escritora y yo de verdad que creo que tiene un talento!, pueden adaptarla si quieren solo aclaren que n...