Capitulo 13.

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—Ahora yo soy la dueña, y tenemos mi aprobación. ¿A qué te gano en nadar? —propuse llegando hasta el comienzo de la piscina. Él me siguió.

—Ya lo veremos. El que pierde tiene que revelar un secreto íntimo. El que gana tendrá el placer de escucharlo. —planteó. 

—¡Hecho! Hay que llegar hasta el último centímetro de la piscina. Desde ahora... ¡Ya! —comenzamos a nadar lo más rápido que pudimos. Íbamos a un mismo nivel, él comenzó a pedalear más fuerte y me llevaba ventaja por unos centímetros. Pero enseguida le alcancé. Comencé a ganar yo, y luego él. Así fue sucesivamente hasta que llegamos al último centímetro de la piscina y ambos estábamos iguales.

—¡Gané! —dijo.

—¡No es cierto! ¡Gané yo! 

El frunció el ceño.

—No es cierto. 

—Sí, lo es. 

—Fuimos ambos. —suspiró devastado. Giré mis ojos.

—Está bien. —me senté en el orificio de la banca—. Osea que ambos debemos de revelar secretos íntimos. Tú primero. —manifesté. 

—No, tú primero. —Se sentó a mi lado. 

—¿Cachipún? —insinué haciendo piedra. Él se rio, y asintió. 

—Vale. 

Él me ganó.

—De acuerdo Chloe, puedes revelar tu secreto. Yo lo guardaré, una promesa. —tendió el meñique, yo lo lié con el suyo. 

No tenía que decirle, o sí... pero no sabía si debía de confiar tan fácilmente en Ralph. De acuerdo, era un muchacho estupendo. Divertido, amistoso, carismático y sobre todo dulce. Pero, ¿Y si era tan falso como las prótesis de travesti? Le miré a la cara y suspiré.

—Tú también debes cumplirme. —advertí severa. Él asintió como un niño pequeño obedeciendo a su madre—. Creo... creo que estoy enamorada. —miré hacia otro lado avergonzada. ¿Enamorada? Sí, probablemente era verdad. Sentí que me quitaba un gran peso de encima al decirlo. Nunca se lo pude decir a nadie, Sky no era una buena opción a pesar de que era prácticamente mi mejor amiga. Ella se enfadaría conmigo, y me estaría advirtiendo siempre que contradijera a mis sentimientos y los hiciera a un lado. Mamá no era una buena opción, era muy exagerada. ¿Y papá? ¡Ni hablar! Capaz me asesine, y de provecho a Justin. Así que suponía que Ralph era una oportunidad para utilizarlo. Pero, ¿Podría fiarme a que no se lo diría a nadie?

Sencillo. Él también me tendría que decir un secreto, y si revelaba el mío también lo haría viceversa. 

—Me imagino de quién... —dejó soltar una risilla. Le miré sorprendida.

—¿De el chico de hielo, cierto? —arqueó una ceja. Asentí avergonzada apartándome un mechón de cabello insegura—. Tranquila Chloe, guardaré tu secreto. Si no me tienes confianza te revelaré algo peor y catastrófico. 

Le miré interesada. 

—Soy... creo... digo... Soy homosexual. 

—¿Enserio? —pregunté estupefacta, conmocionada de que alguien me haya revelado algo como así. Asintió con la cabeza. 

—Es un poco increíble pero bueno... es así. 

—¿Tus padres lo saben? —pregunté.

—Sólo mamá, si papá se entera es capaz de matarme. Ma es comprensiva y sensata, una mujer sabionda. Papá es tan terco como una mula. 

—Vaya... ¿Y por qué me miraste los pechos hoy? —dije divertida. 

Él se encogió de hombros.

—¿Por qué no podría? —él se acercó a mí, y me besó. Yo me quedé sorprendida y esperé a que él se separara.

—¿Qué no eras gay? —dije pálida. Ralph se carcajeó.

—No porque sea gay significa que no encuentre que eres hermosa y tengas unos excelentes pechos. Además, todos los chicos del instituto desean hacer eso y quería hacerlo para ver que se siente besar a Chloe Gilbert. 

Yo me reí tan fuerte que hizo eco por todo el lugar. 

—¿Y qué se siente? —hablé sonrojada.

—Tienes un sabor dulce, si no fuera gay me hubieses enamorado desde el comienzo. 

—¿Por qué me invitaste a salir? —me rasqué el codo.

—Necesito una amiga, sé que eres diferente. Todas las clases de Química te miro y no eres igual que el resto de las chicas, todas son unas chismosas y viejas desagradables. Tú eres distinta, me gusta. —asintió con la cabeza. Yo me sonrojé ferozmente, sonriéndole de lado. Definitivamente era la mejor cita de la vida.

Y era así porque no era una.

Me bajé del auto de Ralph sonriente. Estaba mojadísima, lo único que quería era darme una buena ducha para espabilarme. 

—Adiós Chloe, me la pasé estupendo. —Ralph bajó la ventana de su auto para dedicarme una agonizante sonrisa que se la devolví al instante. 

—¡También me la pasé estupendo! No puedo creer que el guardia no nos haya descubierto. —hablé sorprendida. Él se carcajeó.

—Sí, pues casi estuvo por hacerlo. Y no vuelvas a salir con ropa interior en un área lleno de jugadores de soccer. Los chicos tuvieron que ponerse babero. —me incliné para apoyarme en el marco de la ventana.

Dark Sides - Adaptada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora