One Shot Supercorp

Me haces mejor persona.

Me haces mejor persona.

Kara.

De alguna manera o de otra, todo había salido bien para todos y habíamos terminado por encontrar esa especie de final feliz, todos habíamos ganado. Bueno, casi todos. Pese a que la batalla había sido casi amable con nosotros , menos con Lena, quien había sido la única que había perdido y eso me estaba matando.

Me dolía en el alma saber que de alguna manera, siempre terminaba implicada en las situaciones que le rompían el corazón al alma más pura del universo completo. Lena decía que no le afectaba, que Lillian de alguna manera se lo había buscado por proteger a Lex bajo cualquier circunstancia y abalarlo en cada una de sus locuras, que nunca había sentido ese calor de madre y que por ende no la extrañaría en absoluto.

Lena me mentía, lo hacía descaradamente, porque cada noche cuando volaba cuidadosamente hasta su ático y me suspendía frente a ese lugar donde tantas escenas habíamos experimentado, yo la escuchaba sollozar. Era como un pequeño maúllo ahogado entre almohadas y la tristeza pura de un vacío que era imposible de llenar, algo que ni siquiera yo sabía cómo amainar.

Deseé tantas veces, tantas noches solo entrar ipso facto a su cuarto, meterme bajo las mantas de su cama y abrazarla hasta que el dolor dejase de torturar su alma. Lo único que me frenó en su momento, fue el hecho de que a la mañana siguiente, cuando yo me acercaba temerosa y torpe, tal cual me conocía, solo me sonreía de esa manera dulce y me decía cuan feliz estaba de estar por fin tranquila.

—¿Estás feliz por la boda de tu hermana? — Musitó suavemente, gravitando a mi alrededor como si fuese una pluma flotando. — Porque no lo pareces.

Claramente, semana tras semana desplacé esta conversación que sabía que urgía, se fue desplazando hasta encontrar ese gran evento en el que se celebraba un amor libre, puro y real. Era una instancia para estar feliz, y pese a que me alegraba por la felicidad de mi hermana, había algo, esa pequeña espinita en mi corazón que no me dejaba sentirme en completa paz.

—Estoy feliz. — Susurré cuando el verde de sus ojos comenzó a opacarse una vez más por una preocupación que apenas era contenible. — De verdad estoy feliz de que por fin, las cosas salieran bien. — Casi como si tuviese vergüenza de mentirle mi cabeza comenzó a hundirse entre mis hombros. — Creo que deberíamos ir, la ceremonia ya está por comenzar y yo...

—Cantarás hermoso, Kara. — Susurró con una sonrisa dulce, casi perdida. — No debes estar nerviosa.

Era increíble que pese a tener el corazón roto de muchas maneras, tuviese la capacidad de hacer que el resto del mundo se sintiera completamente bien, se sintieran seguros y confiados de seguir. Era simplemente hermoso ver como su sonrisa calmaba y como encontraba precisamente siempre las palabras indicadas para decir, la manera de mirar era como si de un día para otro, la galaxia se volcara frente a ti y ofreciera tributo.

¿Desde cuándo ese sentir era tan abrumador? ¿Desde cuándo mirarla se había vuelto una especie de necesidad?

Sentía como el mundo se movía a mi alrededor, pero yo únicamente podía concentrarme en el hecho de que Lena gravitaba graciosamente alrededor de ese mundo y lograba captar toda la atención. Por un breve segundo, antes de comenzar a cantar, sentí como una aguja se clavaba en el centro de mi pecho, cuando un invitado indiscreto centró la mirada en el escote de su camisa.

Recuerdo haber cantado con el alma, diciendo cada una de las palabras de vulnerabilidad entregada y de amor paciente, no uno romántico, sino uno que sufría y continuaba luchando pese a todas las adversidades, manteniéndose fuerte. Recuerdo haber sentido cada palabra, sintiendo como esa canción pertenecía a un trasfondo más grande en mi propia vida y que tenía estrecha relación con esos ojos verdes que me hacían sentir completamente vulnerable.