Miéntele.

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Miéntele.

Kara:

Esa tarde colusoras en National City estaba estragos en los pobres seres humanos que no soportarían en absoluto la decadencia proporcionada por el calentamiento global. Podía verlo en el rostro sudado de James, sentado frente a mí con la camisa purpura manchada bajo las axilas y de su espalda, claramente deplorable de todas las maneras posibles.

Y no me mal interpreten, no me caían mal los humanos, de hecho hacía todo lo posible por protegerlos y mantener la integridad de la raza humana. Sin embargo, este que tenía al frente no era particularmente de mi agrado y la verdad es que me era casi imposible no detallar en cada uno de los detalles que le hacían cada vez menos merecedor de admiración.

Quizás en algún momento la inocencia de la amistad había hecho que sus defectos no estuviesen tan marcados, y que incluso pudiéramos llamarnos como colegas y compañeros para combatir el crimen. Sin embargo, todo había cambiado en el momento en que me di cuenta de que él era una ser patético y un tanto despreciable con las personas que lo rodeaban.

—Lena ha estado un poco ocupada. — Musitó el hombre frente a mí con nostalgia. — Así que pocas veces he logrado sacarla de la oficina para almorzar. — Parecía realmente afectado. — A veces me da la sensación de que lo hace a propósito.

—No digas eso, James. — Me resultaba tan sínico el calmarlo en ese sentido, más aún cuando yo sabía las razones de ese distanciamiento. — Sabes que Lena es una mujer muy ocupada y que hace lo posible para que su nombre sea separado del apellido Luthor.

—¿Y si me está engañando, Kara? — Espetó desesperado.

Mi mano impactó furiosamente contra la mesa. — ¡No te atrevas, Olsen! — Rugí con rabia. — Que no se te olvide que es de Lena Luthor de quien estás hablando, mi mejor amiga. — El rostro de reportero se transformó de inmediato por el arrepentimiento. — No permitiré que difames su honradez de esa manera, solo porque no puedes comprender que su trabajo es importante, incluso más importante que el tuyo. — Me tuve que contener para no tomar del cuello a ese desgraciado y aplastarlo por su osadía. — Y que no se te olvide, desgraciado, que tu fuiste el que la engañaste.

—Lo siento, Kara. — Musitó no la cabeza baja. — Yo... no quise. — Parecía desesperado por remediar lo que había dicho. — Es que me preocupa que no esté comiendo de manera adecuada.

—Si tanto te preocupa, entonces pasaré por su oficina a medio día cada vez que pueda. — Gruñí la respuesta mientras reunía mis cosas. — Te prometo que me aseguraré de que coma bien.

—Kara, yo... — Tartamudeo, pero lo corté de inmediato con un único gesto altanero.

—Tengo que hacer cosas de Supergirl, James. — Musité la mentira menos creíble, pero a la vez la que más utilizaba. — Hay algunas llamadas que atender.

Él se removió incómodo. —¿Algo en lo que pueda ayudarte?

—No. — Corté de inmediato. — Nada que tu puedas hacer.

Estaba tan furiosa, que apenas pude contenerme de salir a un callejón para emprender el vuelo, esa necesidad latente escondida bajo mi piel y esa sensación desesperada de que lo correcto era ir a su encuentro para contarle cuan miserable era el tipo con el que estaba, me había invadido y me había vuelto irracional.

Emprendí el vuelo mientras refunfuñaba las miles de maneras en que podría desollar a ese desagradable ser, vociferando una y otra vez que no la merecía y que no era justo en absoluto que una mujer tan distinguida estuviese con un imbécil de tal envergadura. Sin embargo, esos sentimientos negativos que se arremolinaron poco a poco fueron tomando un matiz indecente que me llevó al juego descarado en el que me había sumergido hace unos meses.

One Shot SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora