Mi tesoro.

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Mi tesoro.

N

oticias al final del capítulo para que les quite la tristeza.

Lena:

Era una noche cualquiera en las calles de National City, quizás demasiado común y monótona como para ser Lena Luthor sola en su oficina sin ningún tipo de seguridad. Debí haberlo sospechado de alguna manera o quizás debería haberlo previsto, pero lo cierto es que había adquirido esa cierta sensación de seguridad desde que sabía que Kara Danvers, mi mejor amiga era Supergirl, la protectora de la ciudad.

Hasta ese momento, pensé que nunca me iba a pasar nada malo, que nada me iba a terminar por romper, hasta que llegó ella.

Esa noche sentí su presencia y pensé que era la persona que me hacía sentir segura.

—Cariño. — Saludé como solía hacerlo siempre. — Pasa, pero te advierto. — Ni siquiera fui capaz de levantar la cabeza, todo por esa falsa seguridad que tenía frente a esa presencia. — Tengo demasiado trabajo, dudo que pueda salir antes de las cuatro de la mañana de la oficina, pero puedes tomar cualquier cosa del mini bar.

—¿Así cebas a la inútil de Kara Danvers? — Esa voz sonó mucho más tétrica que el dulce rayito de sol. — Le dices cariño y ya la tienes a tus pies babeando como una perra en celo. ¡Es patético! — Me giré, encontrando a un ser igual de bello pero con un aura demasiado oscura como para soportarla o solo ignorarla. — Ella es patética, pero más lo eres tú por esmerarte tanto en ser tan condescendiente con esa rubia tonta.

Esa persona vestida de negro parecía ser demasiado imponente para ignorarla. Ella comenzaba a rodear mi escritorio, tocando cada una de mis cosas como si fuese la misma dueña de este lugar, como si le perteneciera cada una de las cosas que estaban en este lugar. Me rodeaba como si ella fuese un puma y yo solo fuese una inocente gacela a punto de ser devorada.

—¿Quién eres? — Salió estrangulado y escondido. — Tú no eres Kara.

—Soy Kara. — Espetó con un aire de superioridad. — Pero no tu débil y escueta Kara, sino que una versión mejorada, fuerte y llena de poder.

—No eres...

—Soy Kara Zor-El. — Rugió con fuerza renovada. — General de SS, la comandante del tercer Reich, aspirante a ser el Führer del mandato más poderoso que conoce la tierra y quien es tu captora de ahora en adelante. — Parecía ser una especie de fantasma que me perseguía. — Tu vienes conmigo, Lena Luthor.

Reí con desprecio, sabiendo que eso sería una especie de gasolina en el incendio.— ¿Quién te crees que eres? — Escupí despectiva. — Yo soy Lena Luthor, la princesa perdida que fue capaz de levantar un imperio desde las ruinas. — Cuidadosamente comencé a moverme hacia el escritorio, donde había un botón de pánico. — A mí no me somete una Kriptoniana con complejos de grandeza.

En un abrir y cerrar de ojos tenía a esa figura del diablo estaba cerniéndose sobre mi cabeza como una especie de sombra dispuesta a romper y conquistar. Sonreía, pero no había manera de que esa sonrisa tétrica fuese la que alguna vez me dio tranquilidad en Kara y me hizo sentir en casa; no, esa era una sonrisa que te daba miedo, que te hacía doler el alma y te volvía vulnerable.

—¿Princesa perdida? — Se burló furiosamente. — Más bien eres un títere en el juego de esa rubia que pregona poder y no es más que un ser débil. — Su mano parecía ser más grande, incluso bestiales, demasiado predispuestas a romper. — ¿Cuánto crees que pueda romperse al enterarse que otro niño tiene su juguetito? — Antes de poder responder, su mano tomó mi cabello con fuerza y tiró para atrás. Cuando el dolor cesó, pude sentir como su respiración acelerada contra mis pómulos. — Dime, Luthor, ¿serás un buen juguete?

One Shot SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora