Welcome back, Kara.

1.4K 85 7
                                    

Kara:

El frío seguía, esa sensación de estar siendo tocada por una mano gélida cortando mi piel, como jamás había sucedido y esa sensación horrible de que alguien podría succionar mi alma de una manera furiosa. Todo seguía ahí, tan presente y real que apenas podía discernir entre la realidad y el sueño fortuito que aparecía cada tanto tiempo que no lograba dejar de sentir el dolor.

Aún no me sentía en casa.

El temblor en mis huesos, tan impropio en mi me terminó por despertar, lanzándome al frente, empujando por despertar de esa pesadilla que nunca parecía acabar. Sin embargo, esta vez, luego de abrir los ojos me encontré con un color anaranjado más agradable que ese gélido blanco me rodeo, luego de esos, dos ojos grandes y marrones que me miraba con un profundo amor.

Alex, era Alex.

—Kara, tranquila. — Susurró presionando su mano contra el emblema de la casa de El, como si eso lograse reprimir la respiración trabajosa que luchaba por ser más que exhalaciones quebradas. — Estás en casa.

Casa... Repetí furiosamente antes de solo sollozar con la boca abierta sin darme cuenta y arrojarme a sus brazos. Recibí de inmediato una calidez recíproca de sus brazos rodeándome como si fuese un ente tan frágil que estuviese a punto de romperse en mil pedazos.

Me dejé envolver en un conversación trivial, incluso con muestras de cariño más recurrentes de lo que alguna vez pude solicitar y me dejé envolver por ese cariño, pero me seguía sintiendo incompleta. No lo sabía, ni siquiera podía percibir que me faltaba o porque me sentía tan malditamente aterrada de abrir los ojos y encontrarme una vez más en ese lugar horrible que me consumía y me presionaba directamente al infierno.

Algo me faltaba, algo no se sentía bien.

—¿Dónde están los otros? — Pregunté vacilante sin querer referirme a nadie en específico, solo porque sentía que de alguna manera no podía asegurar eso que tanto anhelaba. — ¿Saben que he vuelto?

—Todos hemos trabajado para traerte, Kara. — Susurró compresiva, incluso como si supiera que era lo que deseaba. — Pero también necesitan descansar, la mayoría son solo humanos sin ningún tipo de poder que responda a la biología alienígena. — Finalmente sonrió con cariño.

—Cierto. — Ni siquiera sabía porque estaba tan decepcionada. — Solo... solo... — Parecía una completa ridícula bailando entre una pierna y la otra. — Es que yo... quiero... necesito agradecerles.

—Te prometo que estarán aquí pronto, hermanita. — Farfulló quedamente con una cierta travesura bailando en sus ojos cansados. — Te prometo que podrás hacer todo lo que deseas cuando estés más repuesta. — Con una caballerosidad propia de Alex, me ofreció su brazo con dulzura. — Vamos, es hora de que vamos a casa.

Debía estar feliz por estar en casa, por estar con Alex y saber que ya no vería a esos entes horrorosos que me rondaban en sueños, pero no podía, simplemente no podía dejar de sentir un vacío en el centro de mi pecho. Algo faltaba, alguien faltaba.

Entonces las puertas del ascensor de se abrieron, dejando ver a tantas personas que quería y que me querían, respaldadas de un letrero dorado que decía "Welcome back, Kara". Unos rostros sonrientes, otros lagrimeantes, pero muchos brazos abiertos en los que refugiarme de una vez por todas para experimentar como se llenaba mi espíritu de único y puro amor.

J'onn fue el primero en ir a mi encuentro, abrazándome con ese dulce cariño paternal que no logró del todo disuadir ese vacío persistente. Brainy fue el siguiente, tierno y torpe como siempre que llegó a calentar mi corazón pero no a llegar ese vacío; entonces llegó el abrazo desordenado y torpe de Nia, suspirando como si realmente hubiese encontrado ese pedazo que le faltaba, ese sentimiento que yo no compartía.

One Shot SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora