Sola (Parte II)

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Lena:

Dos semanas casi tres desde que me había escapado de National City para sumergirme en una austera cabaña en medio de un bosque en Ashford con mi hija, dejando todo eso que me estaba atormentando atrás, incluso a quien había supuesto una especie de bálsamo a mis heridas por un par de meses, James Olsen.

El afamado reportero había entrado a mi vida con la sutileza de un ratoncito escondiéndose en su madriguera, dando pasos tenues como si estuviese enfrentándose a un animal herido que estaba a punto de huir, y por las condiciones en las que me encontraba luego de haber enfrentado un embarazo completamente sola, dudaba mucho que alguna vez pudiese dar una imagen mejor.

James comenzó con un paso lento, pero firme, conquistándome no solo a mi sino que también a la pequeña Lori, quien parecía haberlo adoptado como su tío favorito, pues sabía que por ese punto podría conseguir cuanto dulce quisiera. A mí me dio seguridad, esa sensación de no ser dañada otra vez, y por si fuera poco, me dio una certeza casi ínfima de que quizás, solo quizás, no todas las personas serían como Kara y que habría gente que entraría a mi vida para quererme con bien.

Creí haberme enamorado de él, o juro que quise creerlo con todas mis fuerzas, hasta que la vi en ese salón con ese vaso de whisky añejado y el cuerpo de quien había significado ese punto de quiebre en lo que fuese que tuvimos alguna vez. Incluso esperé tener la decepción de que ella ignorase mi presencia para comportarse como una completa hija de puta, déspota que aborreciera mi presencia. Nunca esperé que viniese a reclamarme, y que por consecuencia de ese pequeño impase descubriera de la existencia de mi princesa.

—¿Sabes que la solución nunca es huir de todos tus problemas? — Drea aparecía siempre que mis pensamientos se volvían demasiado abrumadores como para comprenderlos. — ¿Qué pasará con James?

Cuidadosamente extendí los dedos sobre la tasa que ella me ofrecía. — James. — Suspiré quedamente. — Es demasiado bueno como para estar con alguien que no lo quiere.

—¿Y Kara? — Andrea me conocía como nadie, después de todo, ella y Sam siempre habían sido mis mejores amigas. — Sabes que no se quedará tranquila a menos que te encuentre.

—No me buscará, Andi. — Susurré cansinamente, sabiendo que eso era casi un imposible. — Ella ni siquiera me quiere a mí, ¿qué te hace pensar que querrá a Lori? — Mi amiga quiso refutar, pero de inmediato continué con mi monólogo. — Créeme, Andrea, Kara no hizo ese escándalo porque quisiera ser madre o porque le doliese no haber estado cerca de la niña. Ella es egoísta y no le gusta perder, nunca le gustará perder de ninguna manera y si eso implica llevarse por delante a su propia hija, lo hará. — Los ojos de Andrea parecieron apagarse un poco. — No quiero que le haga daño como me hizo daño a mí.

—¿Estás segura de lo que estás haciendo? — Cuestionó suavemente, pasando la mano por mi rodilla en ese gesto reconfortante. — Sin importar que, ¿te mantendrás lejos de Kara? ¿Aunque eso signifique que no verás nunca más a la mujer de la que estás profundamente enamorada?

No estaba segura en absoluto, pero algo me decía que esto era lo mejor. — Me debo a mi hija, Drea, ella es lo único importante en mi vida. — Aunque me doliera admitirlo. — Y Kara no tiene cabida en esta escena, no después de mostrar que tan mierda puede ser.

—Está bien. — Andrea cuidadosamente me abrazó, rodeando mi hombro con una delicadeza casi imposible de creer y luego me presionó contra su pecho en ese intento de reconformar. — Sabes que estaré aquí cuanto tiempo creas necesario.

Quise agradecer, pero el sonido casi lejano y calmo de la puerta nos interrumpió, rompiendo un poco ese ambiente tenso y casi nostálgico que se había instaurado en ese momento. Miré a Andrea con un puchero, sabiendo que de esa manera se compadecería de mi flojera e iría ella misma a abrir; mi amiga también lo sabía, pues solo besó quedamente mi sien y comenzó a calzarse los zapatos para ir hasta la entrada principal.

One Shot SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora