Gracias al alcohol.

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Kara.

La luz era molesta, demasiado como para poder seguir durmiendo tranquilamente. Era detestable sentir como las primeras luces del alba se colaban por la ventana y llegaban justo sobre mis ojos para frustrar cualquier intento de seguir durmiendo plácidamente.

Den pronto una idea cruzó por mi cabeza, cuando los primeros rayos del alba aparecían nunca me daban en la cara, la posición de la cama no lo permitía.

¿Por qué estaba siendo molesto si a mi departamento no le entraba el sol hacia la habitación?

—No cerré la maldita ventana, demonios. — Escuché un gruñido a mi lado — Tengo resaca.

¿Resaca? ¿Lena?

Abrí un ojo levemente, corroborando que era Lena quien estaba a mi lado, con una sábana cubriendo la mitad inferior de su cuerpo y la parte superior reluciendo ante la luz de la mañana, completamente desnuda. Por un instante el subconsciente me traicionó y me llevó a querer besar ese largo y extenso mapa de piel virgen.

En un segundo las neuronas comenzaron a correr, llevándome a mirar mi propio estado, corroborando que estaba completamente desnuda, al igual que ella. Había compartido la cama con la persona con la que tenía un profundo enamoramiento del que nadie era conciente; yo había compartido una cama con ella, completamente desnuda.

Quise evitar la sensación de felicidad que me abordaba en ese momento, quise apagar ese deseo y esa esperanza casi insostenible que se me alojaba en el centro del corazón pero era imposible.

Quise evocar algún recuerdo de la noche anterior, deseé furiosamente que las imágenes llegaren como un consuelo de algo o el inicio de esa historia de amor de la que aún nadie era testigo. No obstante, lo único que llegó fue la imagen de Winn entrando con un nuevo lico alienígena mejorado que embriagaba por parejo a humanos y extraterrestres, luego de eso unos flechazos cortos y sin sentido de nosotros bebiendo, de algunos juegos y luego, el negro absoluto.

—¿¡Por qué nadie cierra la ventana!? — Lena se incorporó de súbito, exponiendo su cuerpo desnudo. — Se me parte la cabeza.

Tragué saliva, sin poder apartar en absoluto los ojos en las pecas que bañaban su pecho. — Lena, estás... estás... — Lena se giró para mirarme un tanto somnolienta sin llegar a asimilar la situación, dejándome con los latidos ensordeciendo mis oídos. — ¡Oh, Rao!

—¿Qué haces desnuda? — Lanzó como si no estuviera en las mismas condiciones. — ¿Qué demonios pasó anoche?

De inmediato y por pudor apreté la sábana contra mi cuerpo. — No... no lo recuerdo. — Quise cerrar la boca, pero no pude. — Tu también, tu... tu... — Cerré los ojos con fuerza, intentando poner cada pensamiento en orden. — Estás desnuda.

Sentí como se movió un poco torpe, luego hubo un tirón a las sábanas y la aceleración inmediata de su corazón bombeando con fuerza, demostrando que estaba igual de alterada que yo con la situación. Quise, de alguna manera darle calma, manteniendo la mirada baja y solo concentrándome en el tierno revoloteo de su corazón.

—Kara. — Parecía sin aliento, demasiado perdida. — ¿Anoche tú y yo...?

—No lo sé. — Chillé con voz torpe y un tanto chillona. — No recuerdo nada, solo... solo recuerdo que Winn trajo ese nuevo alcohol y luego nada... — Intenté recomponerme, pese a que tenía el corazón en la mano. — Pero, no te preocupes yo...

Puse mi mano sobre su antebrazo y de pronto, una película a la velocidad de la luz atravesó por frente a mis ojos. El dulce y melodioso gemido de Lena, los besos desordenados, el desespero de rasgar su ropa porque se resistía a salir, imágenes aisladas de ambas entrando a esa habitación, besándonos, tocándonos, desnudándonos.

One Shot SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora