Sam.
El eco de mis pasos resonaba en el pasillo vacío mientras me acercaba a la oficina. Había pasado por lo menos media hora buscando a Lena, y sabía que Kara estaba aquí. Una sensación inquietante se revolvía en mi estómago, algo no encajaba. No era solo el hecho de no haber encontrado a Lena, sino algo más, algo en el aire, como si mi intuición estuviera gritándome que algo estaba terriblemente mal.
Cuando me detuve frente a la puerta, el latido en mis oídos se amplificó, sofocando el silencio del pasillo. No tuve que tocar para darme cuenta de lo que estaba sucediendo adentro. Al principio, pensé que era mi imaginación, pero al escuchar los jadeos, la mezcla inconfundible de respiración rápida y entrecortada, mi pecho se apretó. ¿Qué demonios estaba pasando?
Tomé aire antes de abrir lentamente la puerta, apenas una rendija, solo lo suficiente para ver la escena. Lo primero que vi fue a Kara, su mano oculta bajo la falda de Lena y su boca sellada sobre la de ella. Lena estaba sentada sobre el escritorio, su cuerpo rígido pero entregado. Sentí como si un puño invisible me aplastara el pecho, como si el aire hubiese sido arrancado de mis pulmones. Un gruñido de rabia subió por mi garganta antes de que pudiera detenerlo.
—¡¿Pero qué demonios crees que estás haciendo?! —grité, abriendo la puerta con fuerza. — ¡Kara, aléjate de ella!
Kara se separó de Lena de inmediato, su rostro reflejando una mezcla de rabia contenida y posesión. Mientras tanto, Lena trataba de cubrirse, su labial corrido y una expresión que vacilaba entre la sorpresa y... la culpa. El dolor en mi pecho se agudizó. ¿Era esto lo que Lena quería? ¿O estaba siendo arrastrada, empujada a algo que no podía controlar?
—Sam... —Kara dio un paso hacia mí, pero levanté la mano, cortándola en seco.
—¡No te atrevas a decir nada! —gruñí, sintiendo cómo la rabia me atravesaba como un rayo. Mi cuerpo temblaba, y el impulso de proteger a Lena me consumía. Avancé hasta quedar frente a Kara, tan cerca que podía ver el destello de desafío en sus ojos. —¿Así es como lo haces, Kara? ¿Aprovechándote de ella? ¡Sabes perfectamente que Lena no...!
Kara me interrumpió con un tono cortante. —No te atrevas a decir que me aproveché de ella. Lena y yo... esto... —hizo un gesto vago entre las dos—. No entiendes lo que pasa aquí.
—¿No lo entiendo? —me burlé, dejando salir una carcajada vacía, amarga. —¿De verdad? Lo único que veo es a alguien que debería ser mejor que esto. Kara, tú... tú eres "Supergirl", pero lo único que veo es a una egoísta que no piensa en lo que Lena necesita. ¡Ella merece algo mejor que esto!
Miré a Lena, buscando desesperadamente alguna señal en sus ojos, algún indicio de que estaba de mi lado. Pero lo único que encontré fue su mirada evitándome, sus manos temblorosas y esa maldita culpa que no la dejaba en paz. Mi corazón se rompía con cada segundo que pasaba sin respuesta de ella.
Kara endureció su expresión. —Lena es mía, Sam. No tuya. Ni de nadie más. —La forma en que sus palabras cayeron como sentencias, como si fueran la ley misma, me hizo sentir una oleada de ira tan potente que apenas pude controlarme.
—¿Tuya? —repetí, con un desprecio que se me revolvía en la garganta. —Lena no es una propiedad, Kara. No puedes simplemente declararla tuya como si fuera un objeto. ¡Es una persona!
El silencio se tensó en la habitación, y por un instante, pensé que Kara realmente iba a golpearme. Pero en lugar de eso, giró la cabeza hacia Lena, y su expresión se suavizó.
—Lena me ama. —Su voz fue baja, casi insegura, como si intentara convencerse a sí misma más que a mí. El mundo se detuvo cuando lo dijo, y sentí un pinchazo agudo en el corazón. Lena la amaba, lo sabía. Lo veía cada vez que sus ojos se encontraban, y sin embargo, había algo en ese amor que no podía aceptar. Algo que me dolía admitir.
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One Shot Supercorp
FanfictionOne shot Supercorp de creación propia, algunos serán según la serie, otros serán de universos alternos.