Fugitiva. (Kara G!P)

1.5K 78 10
                                    

Lena.

Estaba en el pent-house intentando borrar todo lo que había pasado este último tiempo después de Leviatán, intentando olvidar lo antes posible la manera en la que Kara me había gritado, la forma en la que todos me miraban como ajena a esa escena en la que todos podían ser merecedores de amor, menos yo. Intenté dejar de sentirme completamente miserable mientras veía a los amigos abrazarse para felicitarse por el trabajo bien hecho y la manera de llevar las cosas.

Los amargos recuerdos de la soledad y la manera en que todo mi entorno había gritado en mi cara de que jamás sería digna de amor, que sería rechazada por una o por otra razón. Primero por ser bastarda de un Luthor, luego por ser una Luthor y finalmente por haber sido quien había puesto en jaque a la persona más fuerte del planeta.

Kara era otro punto importante en esa desazón constante que me azotaban durante las noches y no me dejaban dormir; era ese enamoramiento que me torturaba el corazón de tantas maneras que apenas podía procesar. Y ella, Dios, ella me despreciaba por todo lo que había hecho.

—No deberías beber tanto. — Esa maldita voz seguía rompiéndome el alma. — Has abierto esa botella esta mañana y ya te la has acabado.

Maldita sea. — ¿Qué más puedo hacer? — Empiné el resto de whisky que me quedaba en el vaso. — Eso hace la gente solitaria y desdichada, Kara, bebe para ahogar todos sus pensamientos y seguir adelante.

—No eres solitaria, Lena. — Su voz se escuchaba cada vez más cerca, al igual que sus pasos firmes. — Tampoco creo que sea bueno que te excuses de esa forma para beber desmedidamente, deberías cuidar tu salud.

—¿¡Y a quién mierda le importa lo que me pase!? — Vociferé estrellando el vaso en la encimera. — Quizás sería mejor que me dé un coma etílico y deje de infectar a este mundo con el apellido Luthor que tanto desprecian tu y tus amigos.

Una mano cálida rodeo mi brazo y me giró sin gentileza. — Puedes dejar de hablar tanta porquería junta, nadie te detesta. — Contrario a la calidez de su mano, la mirada de la rubia era dura, casi despiadada. — No puedes lanzar esa porquería y esperar a que me quede callada. — La mirada furiosa me caló en el alma y casi me hizo pensar que yo le importaba. — Estás borracha, así que te irás a dormir y después hablaremos de esto.

Sentí un tirón y eso fue suficiente para hacerme hervir la sangre. — ¡No te atrevas a decirme lo que tengo que hace! — Tiré con fuerza, soltándome del agarre de Kara. — No te atrevas a hacerme creer que te importo, no después de cómo me trataste hoy.

—¡Me importas!

—No te importo. — Grité, intentando que esas lágrimas que picaban furiosamente dejasen de querer salir. — No te importo, me desprecias, Kara.

—Yo no te desprecio. — Susurró. — Pero tampoco puedo actuar como si nada hubiese pasado contigo. — Poco a poco el enojo comenzaba a burbujear una vez, al igual que el vómito verbal que se alzaba furioso hasta se incontenible; y en Kara también era igual. — ¡No me puedes pedir que...!

—¡Te pedí perdón, maldita sea! — Entonces algo se rompió y junto con ella se desató un vendaval que escurría por mis ojos sin contemplaciones algunas. — Te pedí perdón de todas las maneras posibles y tu no dejas de mirarme con ese odio que te come por dentro, tus amigos no dejan de mirarme como si esperasen a que cayera para poder lanzarme lo más lejos posible. — Como todos en mi vida, como cada persona a la que había querido y me terminaba desechando. — ¡Todos y cada uno de ustedes me siguen repudiando por un error! ¡No importa cuantas veces me disculpan, nadie jamás me perdonará porque ya decidieron que era despreciable! — El alcohol se me había subido a la cabeza, así que no me importaba quedar como una patética más, no importaba que todo saliera de mi boca, cuando de igual manera iba a desaparecer de sus vidas. — Entonces, ¿para qué, Kara? — Vociferé. — ¿Para qué esforzarme en intentar ser algo que ya todos decidieron que no era? ¿Para qué demonios sigo estando acá cuando tú no me quieres como te quiero yo? — Ya me había cansado completamente de luchar. — ¿Para qué me sigo esforzando en que me quiera si desde siempre me han pisoteado el corazón como si no importara? ¡Ya no quiero seguir...!

One Shot SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora