Fugitiva Parte II (Kara G!P)

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Lena.

La entrada al quinto mes había sido un tanto caótica, quizás demasiado como para poder sentir esa felicidad y esa tranquilidad tremenda que había experimentado mientras estaba en Irlanda, acompañada de un enfermero con el que apenas tenía un lazo afectivo y en donde podía pensar en paz, sin sentir que estaban esos ojos sobre mí.

Cada noche, Kara llegaba con una presencia casi imposible de ignorar, mientras hacía cada cosa incluyéndome, pero dejándome claro que, en esto, no tenía poder de decisión alguno, que cada cosa que pasara en ese momento estaba destinada a ser por ser.

Llevaba dos semanas en National City, y pese a la amenaza de Kara de casarnos lo antes posible seguía latente, esto no se había concretado y solo nos habíamos enfrascado en una convivencia cordial en donde yo mantenía un silencio pasivo-agresivo y Kara se ausentaba todo el día, llegando únicamente durante la noche aferrarse a mi panza y cantar en kriptonés, para luego arrastrarme a la cama y volver a iniciar un nuevo día.

Los primeros días había tenido la genial idea de intentar salir mientras la alienígena estaba ausente. Las primera dos veces, unos hombres casi tan grandes como una puerta me habían interceptado y me habían dicho que Kara había dado la orden de que no podía salir del departamento a menos que fuese acompañada por ella.

Recuerdo haberle gritado que no era una prisionera, y que en efecto podría denunciarla por privarme de mi libertad.

Los hombres habían desaparecido al día siguiente, sin embargo, apenas había osado quitar el pasador y abrir la puerta, una explosión de sonido, seguida de su característico borrón de manchas azules y rojas había atravesado la estancia. De inmediato, Kara había cerrado la puerta con la mayor suavidad posible, casi como si estuviese tratando con un animal herido.

Pensé que me gritaría, incluso pensé que me daría una especie de discurso cargado de resentimientos que terminaría por romper esa visión de una mujer intachable que no era capaz de dañar a alguien con alevosía. Sin embargo, Kara me encerró entre sus brazos contra la puerta, mirándome con un brillo específico que no sabía cómo analizar. Sus labios habían bajado con fuerza, besándome con fuerza desmedida sin llegar a lastimarme, pero dando cuenta de que realmente había un dominio que no estaba dispuesta a soltar.

Los 5 días siguientes intenté, encontrándome cada una de ellas con el mismo resultado. Kara aparecía, cerraba la puerta sin la mayor fuerza para luego acorralarme y besarme con necesidad mientras sus manos se aferraban furiosamente a mi vientre.

Muchas veces pensé que Kara hacía por buscar una especie de justificativo para besarme, no obstante, ese era el único beso que me era dado y después, solo volvía a desaparecer para dejarme sumida en un silencio que me carcomía. Y las cosas siguieron así, sin cambios, hasta hoy que parecía estar completamente harta de la vida y de esa actitud de mierda.

—Kara. — Le llamé cuando ella apareció directamente en la cocina con alguna cantidad exorbitante de comida. — Necesito salir de acá. — Sus ojos se levantaron hacia los míos un tanto inexpresivos, retándome a decir que pretendía volver a mi departamento y deseaba volver a alejarme. — Necesito ver cosas de mi empresa.

De inmediato su rostro se relajó. — Podemos ir la siguiente semana, yo...

—No, Kara. — Solté furiosamente cada palabra. — No puedes pedirme que deje de lado todo ese trabajo de años.

—No te estoy pidiendo que lo dejes de lado. — Aseguró firme en su postura. — Solo te estoy pidiendo que esperes hasta la semana que viene, para que pueda acompañarte.

—¡No necesito que me acompañes! — Rugí furiosa. — Necesito volver a mi vida, se alguien que tiene el control de su vida. No necesito ser tu sombra y vivir a tu lado sin siquiera recibir una palabra de vuelta. — Kara dejó lo que estaba haciendo para mirarme, volviendo sus ojos azules para estar completamente conmigo. — Necesito rehacer mi vida y depurarte de mi sistema. No necesito volver a ser quien era. — Algo en mi interior temblaba, incluso sabiendo que no sería capaz de tocarme con un atisbo de agresividad. — Necesito alejarme de ti y que tu dejes que me vaya, porque de lo contrario, seguirás con este intento desesperado de hacer la tarea de ignorarme más divertida.

One Shot SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora