Kara.
Habían pasado unas cuantas semanas desde que Leviatán había caído, y desde ese momento comenzó un especie de infierno que se desenvolví en mi interior, propiciando una lucha irascible de todos esos sentimientos que aparecieron y que se me hicieron imposibles de controlar, pese a que en el exterior podía parecer un ser estoico y lleno de valentía.
Y es que no podía, lo juro que no podía enfrentarme a esta situación de una manera entera, no cuando sus ella ya no me veía, ya no me abrazaba y parecía hundirse más en una miseria perpetua de la que no la podría sacar jamás.
—¿Puedes dejar de jugar con tu celular? — Musitó Alex en ese habitual tono jocoso que me parecía casi imposible de soportar. — No puedes olvidar que tienes super fuerza, y que es muy fácil romper esos aparatos. — Sabía que no lo hacía con mala intención, pero si había algo en ella que me estaba pareciendo más irritante de lo normal. — Gastarás todo el sueldo de la DEO en comprar estas malditas cosas.
—Es mi dinero después de todo. — Rezongué de mala gana. — Puedo decidir en que gástalo. — Una mirada rápida me hizo darme cuenta de un pequeño detalle, más bien en la falta de algo, ocasionando una rabia absurda que me llevó a golpear el aparato con el duro metal de la mesa, provocando un crujido que solo podía presagiar el fin de mi tercer móvil en mes. — ¡Y una mierda!
Alex apenas dio un respingo sorprendido. — ¿¡Qué demonios, Kara!? — Espetó sin ocultar la emoción. — De verdad no comprendo que te está pasando, pareces otra persona. — Sus manos volaron para tomar mis mejillas y decir con preocupación. — Cualquiera diría que deberías estar feliz, pero...
—¡No estoy feliz! — Grité desesperada. — No entiendo una mierda y ella no hace más que ignorarme. — La respiración me comenzó a fallar de a poco, mostrando lo enojada que podía estar. — Es como si de la nada hubiese dejado de existir y eso me enferma, porque de seguro está... ella está...
En ese momento mis desahogos desesperados cesaron, dejando como única anfitriona la mirada despavorida de Alex, intentando descifrar esa escupidera de palabras que solo salió sin permiso alguno, hasta que dejó bajo cierta evidencia y por sobre todo, completamente expuesta frente a los ojos clínicos de mi hermana.
—Kara. — Llamó en un tono dulce que solo podía traer malas noticias. — ¿De quién estás hablando? ¿Quién es la persona que te tiene así?
Moví la mano con desinterés. — Nada, hermana. — Intenté ponerme de pie, pero las manos fuertes de mi hermana me detuvieron y su mirada profunda siguió escudriñando en mi alma. — ¡No me pasa nada, Alex!
—Te conozco, Kara. — Me cortó de inmediato, llena de desesperación. — Te quiero ayudar, en lo que sea. — Casi con violencia me sacudí para sacarme las manos de encima. — Pero tienes que decirme lo que está pasando, de lo contrario no podré...
—¡No quiero tu ayuda! — Grité, y sin esperar un nuevo comentario salí volando a todo lo que me daba el cuerpo.
No quería escuchar cómo me decían las miles de manera en que esto se podía caer, tampoco quería escuchar alguna burla inocente y mucho menos deseaba que me dijesen que mi furia estaba completamente fuera de lugar, aunque era cierto. Solo deseaba perderme en ese sentimiento de miseria por un leve segundo, hasta que la vida volviese a darme un sentido más dulce por el que seguir adelante.
Antes de darme cuenta estaba levitando frente a su balcón, mirando ese vacío insufrible que me dejaba su ausencia, luchando porque mis fuerzas no me abandonaran y me llevaran a perder completamente la dignidad, arrastrándome de alguna forma por un poco de atención. Me dije a mi misma que solo estaba ahí para corroborar su bienestar y que el escuchar su corazón latiendo calmo me haría sentir de alguna manera segura.
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One Shot Supercorp
FanfictionOne shot Supercorp de creación propia, algunos serán según la serie, otros serán de universos alternos.