¿Por qué tuve que subirme al auto?
Los segundos pasan a medida que Zach conduce en total silencio y mi ansiedad crece a medida que la tensión entre nosotros también se acrecienta.
¿Qué es lo que quiere?
¿Qué está buscando?
¿Qué quiere lograr?
¿Que le confiese lo que siento por él?
Un nudo presiona mi pecho de solo pensar que él pueda saber la verdad, y no solo eso, lo que eso pueda ocasionar entre nosotros.
Más allá de nuestras constantes peleas, de mis constantes provocaciones e incluso de la noche que compartimos, Zach jamás ha sospechado lo que en realidad siento por él incluso cuando muchas personas parecieron notarlo, él no. Lo que pasó entre ambos, no cambió eso. Me creyó demasiado rápido la mentira y he intentado mantenerla todos estos días, he intentado ser muy convincente con Gabe delante de él y creía que lo había logrado.
Hasta ahora...
El jeep se detiene frente de pronto y mi rostro de inmediato va hacia la casa a mi derecha, la casa de Zach, la casa que hemos visitado en familia incontables veces y que hoy al parecer visitaré yo sola, si es que bajo del auto.
Mi puerta se abre y mis ojos de inmediato van a los de Zach, quien me observa sin decir nada al tiempo que me extiende su mano, invitándome a bajar.
—Quiero irme a casa —espeto volteando el rostro.
Escucho como resopla.
—Las cosas contigo nunca pueden ser fáciles ¿cierto?
—Es que no entiendo porque tienes que... ¡Zach! —grito cuando en un rápido movimiento me mueve para que esté de frente a él y saca mi cuerpo del auto sobre su hombro—. ¡Eres un idiota!
—Y tu una malcriada —espeta mientras camina sin ningún problema conmigo encima.
Ahora es mi turno de resoplar mientras veo la parte trasera de sus zapatos. Escucho una puerta abrirse y la iluminación cambia cuando entramos en la casa, por lo que ahora puedo detallar el brilloso suelo de madera que se extiende por todo el piso inferior de la casa de los Lewis.
La puerta se cierra, Zach da un par de pasos más en el interior de la casa y en medio del silencio y de la sala de estar, me deja sobre mis pies de nuevo, demorandose más de lo necesario en el proceso de deslizar mi cuerpo contra el suyo y sujetandome de la cadera contra su cuerpo.
Intento alejarme pero él no me deja, afianza su agarre a mi alrededor, manteniendome allí sintiendo su calor y sus músculos en mi contra. Alzo mi cara, dispuesta a refutar para que me suelte, pero la intensidad de su mirada me eclipsa por completo. Sus ojos brillan con una emoción extraña, con algo que jamás había visto en sus ojos pero que me gusta, me encanta y me mantiene hipnotizada sin poder parpadear ni hacer otra cosa, tanto que para cuando se inclina un poco más cerca no reacciono hasta que sus labios están sobre los míos.
Jadeo contra sus labios y eso le da acceso al interior de mi boca. Su lengua acaricia la mía con lentitud y sensualidad, sus labios se mueven de manera firme pero intensa y sus brazos me presionan en su contra mucho más que antes, alertando a todas mis terminaciones nerviosas, haciéndome revivir con intensidad los recuerdos de esa noche llena de pasión y desenfreno donde nada importo excepto él y yo y lo que pudiésemos hacer sentir al otro.
Y eso es exactamente lo que nos está sucediendo de nuevo.
El beso se profundiza, nuestros rostros están ladeados en direcciones distintas y mis manos se aferran como puños a su camiseta a la altura de su pecho y se mantienen ahí una vez el beso acaba y ambos estamos sin aliento.
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Mil razones para estar contigo. Serie Mil Razones 2
Teen FictionAlina no tiene ningún plan para su vida, para ella, la vida se vive, no se planea. Zach quiere viajar y conocer el mundo en cuanto acabe la secundaria, aunque últimamente, algo lo ha hecho replantearse sus planes. Alina ama hacer que los chicos se...