11. Finalmente eres mía.

1K 129 28
                                    

Zach me sujeta con fuerza contra la pared, apretando su cuerpo contra el mío mientras devora mis labios. Lo abrazo con piernas y brazos, disfrutando del momento, disfrutando del calor corporal que emana de su torso desnudo y que soy capaz de percibir a través de la fina tela de mi vestido.
Esto es un sueño.
Estoy en una habitación a oscuras, con Zachary Lewis medio desnudo, besándome y acariciándome.
Es un sueño muy húmedo, que está a punto de hacerse realidad.
Por meses lo he soñado, lo he admirado en secreto, lo he idealizado en mi mente y debo admitir que todo lo que pasó por mi mente en esos momentos, lo que sentía mientras idea a fantasías al mejor estilo de cuento de hadas no llega a asimilarse con lo que estoy sintiendo ahora mismo.
Con el fuego de la excitacion recorriendo mi cuerpo, de un modo que no me es ajeno pero que ahora es mucho, mucho más intenso.
—Alina. —Zach deja salir mi nombre en un susurro que apenas de oye, su frente descansa contra la mía.
—No te detengas —le pido de nuevo, enredando mis dedos en su cabello.
—¿Estás segura? Estás ebria y... —Coloco mi dedo índice sobre sus labios para silenciarlo.
—Se lo que quiero y quiero esto. Por favor, no me rechaces en este punto.
Zach gruñe, alejándose de la pared, llevándome consigo hasta que caemos en lo que asumo es una cama por el material mullido que acaricia mis rodillas cuando me quedo a horcajadas sobre él. Sus manos se sitúan en mi espalda baja y me atrae contra su pecho. Jadeo al sentir el bulto de sus pantalones contra mi centro.
—Si de verdad estas segura...
—Lo estoy —lo interrumpo.
Seguimos en penumbras, pero puedo distinguir su sonrisa mientras alza su mano para acariciar mi mejilla. Su aliento acaricia mis labios entre abiertos cuando nuestras frentes hacen contacto.
—Seré tuyo entonces —susurra deslizando los dedos por mis piernas desnudas.
Un escalofrío recorre mi cuerpo propiciado por su caricia. Jadeo de nuevo y el sonido queda atrapado en mi garganta cuando vuelve a unir nuestros labios. A medida que sus dedos ascienden, la tela del vestido va cediendo, nuestras lenguas exploran la boca del otro y mi pelvis toma vida propia, moviéndose contra la suya.
Gimo, soltando sus labios cuando sus manos se posan en mi espalda desnuda. El vestido ahora se arremolina en mis pechos y una corriente fría me pone la piel de gallina, que Zach se apresura en acariciar con sus manos calientes, enviando ese calor al resto de mi cuerpo.
Dejo de tocarlo para alzar mis brazos y él no se tarda demasiado en sacar la prenda por mi cabeza, dejándome expuesta ante él, desnuda a excepción de mis bragas. Busco de nuevo sus labios, bebo de ellos mientras siento sus dedos deslizarse entre nuestros cuerpos para amasar mis pechos y endurecer mis pezones, los que pronto obtienen atención de su lengua cuando abandona mis labios para ir por ellos.
—Zach... —Su nombre sale de forma extraña de mis labios.
—Es una lástima que no pueda admirar tu cuerpo entre tanta oscuridad —musita, pasando de un seno a otro—, pero estoy seguro de que sería toda una maravilla.
—Mis pechos son pequeños.
Su cabeza se mueve hacia arriba, vuelvo a detectar sus ojos en medio de la oscuridad y por alguna razón lo que me transmite me hace removerme sobre él.
—Son perfectos —asegura, cubriendo cada uno con sus manos.
Muerdo mi labio ahogando un gemido, muevo mi pelvis contra el bulto que ahora es más notorio y entierro mis uñas en sus hombros cuando él flexiona la suya, tocando ese punto entre mis piernas que me hace delirar.
—Quiero más, Zach —pido con necesidad.
De nuevo vislumbro su sonrisa antes de que nos de vuelta y me acomode sobre mi espalda. Se aleja de mí cuerpo, llevándose la diminuta prenda que aún cubría mi cuerpo para dejarme completamente desnuda, para acto seguido, terminar de desvestirse frente a mi.
De nuevo, la oscuridad juega en mi contra, pues no puedo ver a conciencia más que su silueta y entiendo ahora su pesar por la poca imaginación, mas no puedo hacer ningún comentario al respecto, pues Zach ya se encuentra trepando sobre mi cuerpo hasta que su nariz roza la mía.
Abro mis piernas para que se haga lugar entre ellas, siento su erección acariciar el interior de mi muslo y trago grueso al adivinar su tamaño.
—¿Segura? —insiste al sentir mi cuerpo tensarse bajo el suyo.
Asiento frenéticamente, rodeando su cadera con mis piernas y su cuello con mis brazos. Muevo mi cabeza hacia arriba, busco sus labios con los míos y su lengua con la mía. Zach gime bajo en su garganta, ladea su rostro profundizando el beso y deja que su cuerpo me aplaste un poco, por lo que ahora estamos piel contra piel.
Una de sus manos desciende por mi costado, la yema de sus dedos se desliza por mi piel hasta mi cadera y de vuelta hacia arriba. El nerviosismo que de pronto me embargo comienza a disiparse, dándole paso al deseo y la lujuria de antes, pero con mucha más intensidad. Sus caricias y besos comienzan a no ser suficientes para mí y se lo hago saber si romper el beso, simplemente con mover mi cadera.
Escucho la música de forma lejana, ni siquiera puedo distinguir el ritmo, la melodía o la letra. Todo lo que importa en este momento es esta pequeña burbuja que he creado junto a Zach, donde estamos a punto de ser uno solo.
—Zach... —gimo cuando siento su pene tentar mi entrada.
—Finalmente eres mía, Alina —jadea, haciéndose paso en mi interior con lentitud.
Mi cuerpo se arquea ante la intromision, siendo ligeramente dolorosa a pesar de mi estado de excitación, pero aún así, agradable y sumamente placentera.
—¿Estás bien? —Zach se detiene cuando está en lo más profundo de mí, acariciando mi mejilla con el dorso de su mano.
—S-si —balbuceo—. Po-por favor, muévete.
—No pensaba dejar de hacerlo.
La pregunta es enviada al fondo de mi mente cuando él retrocede para volver a entrar, todo deja de tener importancia ahora que somos uno solo y la conexión física y emocional que tenemos es todo lo que necesito para sentirme completa. Gimo con fuerza por cada una de sus embestidas, Zach también iguala mis gemidos, de forma ronca y varonil, avivando mi placer cuando veo y siento que lo está disfrutando como yo.
Él vuelve a besarme cuando aumenta la velocidad de sus movimientos. Soy un cúmulo de emociones y sensaciones que poco a poco se van aglomerado en el centro de mi cuerpo, deseosas por salir a flote, deseosas por explotar todos mis sentidos. Mi piel está sudorosa, mi cuerpo hormiguea y se tensa. Apenas puedo seguir el ritmo de la lengua de Zach en tanto siento la conocida sensación formándose en mi vientre.
Zach busca mis manos y las entrelaza por encima de mi cabeza. Tira de mi labio inferior entre sus dientes en el preciso instante en que decide mover su cintura de forma circular.
—Zach... Yo no... Yo me... ¡Zach! —grito su nombre cuando el orgasmo se hace presente.
Lo que se arremolinaba en mi vientre, la intensa sensación de placer se expande de golpe y con fuerza por el resto de mi cuerpo, el cual tiembla mientras el continúa tomándome de forma frenética hasta que se detiene de golpe, aprieta con fuerza mis manos y mi nombre se escapa de sus labios de una forma tan excitante que me hace jadear.
Su cuerpo cae sobre el mío, aplastandome con su peso, impidiendome tomar aire con mi errática respiración, mas no me molesta en absoluto. Estar así con él, después de lo que acabamos de hacer, con mi cuerpo aún sintiendo los estragos del orgasmo, me hace sonreír.
—Se siente bien estar así —susurra en mi oído, lamiendo el lóbulo.
Mi cuerpo se estremece y mi sonrisa se borra. Ladeo mi cabeza para darle un mayor acceso a mi cuello, en el cual él comienza a dejar besos húmedos, haciendo un camino hasta mis labios, donde succiona mi labio inferior antes de deslizar su lengua en mi cavidad. Suspiro en medio del beso, enredando mis dedos en su cabello cuando suelta mis manos para sostener mi rostro.
Continuamos besándonos, entre caricias y susurro a llenos de deseo, el ambiente vuelve a tornarse caluroso y lleno de excitacion y de ese modo, Zach y yo volvemos a ser uno solo. En medio de la oscuridad, en medio de una fiesta completamente ajena a ambos, nuestros gemidos ocultos a causa de la música y la certeza de que en este momento sólo importamos él y yo.

*inserte gritos de perra loca*

Ya les di lo que todas pidieron, y la verdad, se sintió bien escribirlo.

Este primer encuentro merecía ser narrado 🙈🙈🙈

Ahora, veremos como continúa eso luego.

Déjenme en los comentarios su reacción al respecto, las quiero leer 👀

Mil razones para estar contigo. Serie Mil Razones 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora