35. Prueba de embarazo.

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Jadeo con temor, con rabia y con tristeza ante su tacto, siento que me falta el aire y que la garganta se me seca.

Los ojos de Zach no abandonan los míos, y puedo ver seguridad en ellos, así como amor y un atisbo de miedo, lo cual es comprensible en esta situación, una que está sacando lo peor de ambos y por la que en definitiva no quiero pasar sola.

—No quiero estar sola —susurro.

—No vas a estarlo —asegura rodeando mi cuerpo con sus brazos.

Cierro mis ojos al presionar mi frente contra su pecho, sintiendo mis músculos relajarse un poco pero no del todo. El miedo latente negándose a abandonarme, sobre todo cuando rememoro una y otra vez nuestra discusión.

—Esto no significa que te he perdonado del todo —afirmo sin separarme de él—. Sigo molesta por lo que hiciste

—Lo sé

—Estoy muerta del miedo y jamás se me ocurrió culparte por esto

—Lo sé —repite acariciando mi cabello.

Me separo de él para poder verlo a los ojos.

—Si actúas así ante una sospecha ¿cómo actuaras si termina convirtiéndose en una realidad? —lo cuestiono con seriedad.

Lo amo y lo necesito, pero sus palabras son algo que no olvidaré pronto.

—No vas a alejarme, así no me quieras cerca de ti, aquí estaré —afirma sosteniendo mi rostro nuevamente entre sus manos—. Independientemente de lo que suceda, con o sin embarazo Alina

—¿Embarazo?

La voz de Alice nos hace mirar hacia la puerta de mi habitación, donde ella se encuentra de pie observandonos con una perfecta expresión de sorpresa y pánico.

—¿Estás embarazada Alina? —vuelve a hablar cuando Zach y yo permanecemos en silencio.

—No estoy segura —balbuceo desviando mis ojos.

No soy capaz de mirarla, no ahora.

—Pero es una posibilidad —añade Zach.

—¿Pero cómo...? —ella guarda silencio unos segundos antes de continuar—. ¿Cómo es que ustedes de pronto están juntos para empezar?

Alzo mis ojos hacia Zach quién me mira unos segundos, acaricia mi mejilla con suavidad antes de volver a prestarle atención a Alice.

—He estado sintiendo cosas por Alina desde hace bastante tiempo Alice, al igual que ella por mi, pero ninguno de los dos sabía, y digamos que las cosas se salieron un poco de control cuando me di cuenta —explica Zach con calma—. Ahora no estamos seguros de que sucede, pero es una posibilidad y es algo que no pienso dejar que Alina afronte sola

A pesar del miedo que él pueda estar sintiendo, sus palabras suenan llenas de seguridad, y a pesar de lo mucho que pudo haberme herido con anterioridad, sus palabras me hacen sentir mejor.

—¿Por qué no me lo dijiste antes? —musita Alice haciendo que la mire al escuchar su tono dolido—. ¿Por qué ninguno me dijo nada?

—Porque todo ha sido bastante complicado —digo llamando su atención—, y ahora están por complicarse aún más

—¿De verdad estás embarazada?

La palabra eriza mi piel y tengo que volver a apartar mis ojos de los suyos, sin poder negar ni afirmar su respuesta.

—Tengo un retraso —musito.

—Siempre tienes retrasos —dice ella, la escucho esperanzada.

Mil razones para estar contigo. Serie Mil Razones 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora