25. Sentimientos.

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—Buenos días —exclamo entrando a la cocina, donde papá y Alice ya casi terminan su desayuno.

—Alguien parece tener buen humor hoy ¿pasó algo? —pregunta mamá con una sonrisa complice mientras deja mi plato de desayuno sobre la isla.

Anoche no me comentó nada con respecto a Zach, pero siento que la conversación no tardará demasiado en llegar, lo veo en como me observa con atención mientras como mi desayuno y en cuanto papá y Alice se levantan para ir a lavarse los dientes, entiendo que el momento ha llegado.

—¿Desde cuando están juntos Zach y tu? —pregunta en cuanto nos quedamos solas.

Tomo una profunda respiración antes de dejar el tenedor sobre el desayuno a medio comer.

—Desde... Ayer. Creo

Una de sus cejas se arquea.

—¿Crees?

—Es un poquito complicado el asunto y debo admitir que están sucediendo más rápido de lo que pensé, por eso le pedí que lo mantengamos en secreto. Si no llega a funcionar, si no soy lo que él realmente quiere...

—Alina Parker —me interrumpe mamá—. Eres lo que cualquier chico querría tener en su vida, jamás dudes eso

—Lo dices porque eres mi madre

—Lo digo porque sé lo maravillosa que eres tesoro, que nadie te diga lo contrario nunca

Le sonrío sin poder evitarlo.

—Aún así, sobre los sentimientos no se manda mamá y Zach podría despertar mañana y darse cuenta que en realidad lo que siente por mí no es tan fuerte como lo que yo siento por él y alejarse

—Se puede saber mucho sobre los sentimientos de una persona en su mirada Alina —inicia ella—, y los ojos de Zach ayer reflejaban una intensa adoración cada vez que te observaba. Es la razón por la que pregunto cuando tiempo tienen juntos, porque no parecen ser sentimientos desarrollados en un lapso menor a veinticuatro horas

—Te puedo asegurar que hasta ayer en la mañana seguía pensando que le gustaba Alice —afirmo porque esa es la verdad.

A pesar de nuestra noche...

—En ese caso, quizás tus sentimientos han estado siendo correspondidos desde hace mucho tiempo, pero Zach supo disfrazarlos muy bien —su ceño se frunce—. Demasiado bien para mi gusto

Río al ver su desagrado porque se le haya escapado una.

—No es para tanto mamá —digo antes de tomar un último bocado de huevos revueltos.

—Claro que lo es, lo que me recuerda ¿debo darte de nuevo la charla del sexo seguro? —pregunta logrando que aspire con fuerza con la boca aún llena.

La comida toma un rumbo que no debería y pronto me encuentro tosiendo con fuerza, sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas gracias a la sensación de ahogo, que va pasando poco a poco cuando mamá me entrega un vaso de agua que bebo con avidez al tiempo que ella me da suaves golpecitos en la espalda.

—¿Qué ocurre? —pregunta papá regresando a la cocina.

—Se ahogo con los huevos —responde mamá sin dejar de acariciar mi espalda.

—Ya está —jadeo dejando el vaso vacío a un lado—. Iré a lavarme los dientes

—Apresúrate —exclama papá cuando ya yo voy subiendo las escaleras.

Voy a él baño en mi habitación deprisa y me cepillo los dientes con rapidez antes de limpiar una de las lágrimas que se me escapó en mi pequeño ataque de tos. Salgo a mi habitación, agarro mi mochila y bajo de nuevo a la cocina donde Alice ya se encuentra.

Mil razones para estar contigo. Serie Mil Razones 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora