43. Amor incondicional.

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—¿Qué haces tú aquí? —pregunto abriendo los ojos.

Hace un par de minutos que sentí como se metió en la cama con cuidado, pensando que estaba dormida, cuando la realidad es que llevo despierta bastante tiempo.

—Esperaba que fueras tú la que te metieras en mi cama —responde Alice mirándome fijamente.

Sus ojos azules brillan con alivio, sé que también la pasó mal en el hospital.

—Voy a tu cama cuando tengo miedo o Evie acapara mi cama

—Y yo que pensé que lo hacías porque te gustaba estar conmigo

—Eso también —aseguro.

Ella sonríe antes de suspirar.

—¿Cómo te sientes? —pregunta con seriedad.

—Me siento bien, un poco cansada pero bien —respondo.

Su mano va a mi frente y la deja allí unos segundos. Sé que está chequeando que tenga fiebre porque el doctor dijo que podía ser una posibilidad después de lo sucedido y que si eso pasaba debía ser cuidadosa con ello.

—No tienes fiebre, lo que es una buena señal

—Estoy bien —afirmo—. Si llego a sentirme mal le diré a mamá de inmediato, lo prometo, pero de momento solo me siento fatigada

—¿Sigues sangrando?

Asiento, incorporándome en la cama hasta estar en una posición vertical.

—Es más como un manchado, pero el doctor dijo que era normal

—Lo es —afirma Alice imitándome para estar sentada también—. Me alegra que estés bien y no te haya pasado nada grave —dice tomando mi mano—. Hay mujeres que han muerto desangradas a causa de la hemorragia. Al menos Zach reaccionó de una manera que de verdad admiro

—Yo también lo admiro —admito mirándola—, porque yo fui incapaz de reaccionar cuando me di cuenta de que estaba sangrando. De no haber sido porque estaba con Grace, yo no sé que habría sucedido

—Grace es la chica que estaba con Thomas en la sala de espera —afirma Alice frunciendo el ceño—. ¿Pero quien es ella? ¿De dónde la conoces?

Mierda.

¿Cómo le explico a Alice quién es Grace sin romperle el corazón luego de haberle insistido tanto en que el idiota de Sebastian realmente quería recuperarla?

—Me la topé por casualidad en la fiesta —miento desviando la mirada.

No soy capaz de decirle la verdad, a pesar de que no sé en donde exactamente están ella y Sebastian en este momento. Quizás él se canso de esperarla, quizás él no quiso seguir insistiendo, de cualquier modo, no seré yo quien rompa todavía más el corazón de mi hermana.

Salgo de la cama con cuidado, aún sintiendo pequeños calambres en el abdomen cada ciertos momentos. Alice me observa con precaución, alerta a cualquier señal de que algo va mal, aunque físicamente no me siento tan mal como lo habría creído.

—Era quien estaba frente a mí cuando comencé a sangrar —añado este trozo de la verdad— y fue quien me ayudó a conseguir a Zach

—¿Pero va a la escuela? —insiste Zach.

Mi ceño se frunce cuando me doy cuenta de que jamás la he visto allí, por lo que en definitiva tiene que ser nueva en la ciudad, pero entonces ¿Cómo es que conoce a Sebastian?

—No lo sé —admito entrando al baño.

Cierro la puerta detrás de mí y tomo una profunda respiración antes de tomar asiento en el inodoro para luego levantarme de nuevo y lavar mis dientes en el lavabo. Estudio mi reflejo en el espejo, el mismo que me ha devuelto la mirada por semanas y aún así, me siento diferente en tantos aspectos.

Mil razones para estar contigo. Serie Mil Razones 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora