33. Posibilidad.

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Agradezco que Sebastian decidiera prestarme su chaqueta porque el lugar donde me trajo es hermoso, pero frío.

Un acantilado desde donde se aprecia toda la ciudad es donde estamos, un lugar donde solo se escucha el sonido del viento helado y mis pensamientos. Sin embargo, hay cierta paz en ver la ciudad desde aquí, lejana y silenciosa, como si la realidad no fuera un caos total y estuviese viéndolo todo como una espectadora y no como la protagonista de un gran problema.

Suspiro, sosteniendo mi vientre con fuerza antes de alzar la vista al cielo y volver a rogar porque nada esté pasando en mi interior. Esta vez con más fuerza, con más ahínco, pues ya no es solo una simple sospecha de que algo va mal, ahora podría ser una realidad tangible.

—¿Cómo te sientes? —me pregunta Sebastian acabando con el silencio que nos embargaba.

Me giro hacia él, que permanece de brazos cruzados apoyado en la motocicleta.

—¿Seguro que estás bien sin la chaqueta? —pregunto de nuevo.

Él solo lleva una camisa gris abierta con una camiseta blanca debajo.

—Estoy bien Parker, estoy acostumbrado al frío de acá

—¿Vienes mucho?

Él asiente.

—Me ayuda a despejar mi mente —afirma antes de que una ligera sonrisa se forme en sus labios—. Aunque últimamente no hago otra cosa más que recordar cuando traje a tu hermana

—¿Alice ha estado aquí?

Él asiente de nuevo.

—La traje dos veces —expresa—. La primera noche, no estuvimos demasiado tiempo y ella estaba demasiado impresionada con la vista para prestarme demasiada atención y la segunda vez, la traje aquí para convencerla de que realmente me gustaba y que Lewis no influía en nada al respecto

Ante la mención de Zach, mi rostro se contrae en una mueca al recordar su reacción cuando le confesé lo que me está sucediendo.

Quiero creer que es el miedo lo que habla por él, lo que lo hace ser un idiota, pero creer eso no hace que el dolor aminore, al contrario, lo aumenta al igual que el miedo que tengo a que él no pueda afrontar esto, sea lo que sea que suceda las cosas cambiaran.

—Deberías traerla de nuevo y convencerla de que la amas —bromeo mientras camino hacia él.

Se mueve lo suficiente para dejarme un espacio, por lo que ahora los dos estamos ligeramente sentados sobre la motocicleta, observando el paisaje.

—No creo que sea buena idea, probablemente me empujaria de la orilla

Río ante la sola imagen pero de inmediato, sacudo la cabeza.

—Alice jamás le haría daño a alguien, ni siquiera a una mosca —giro mi rostro para mirarlo— y muchísimo menos al chico de quien está enamorada

Sebastian me mira.

—Igual no permite ni que me le acerque —establece volviendo a mirar al frete—, y yo no puedo forzarla a nada

—Ya te dije que debías ganarte su confianza de nuevo

—Sigo pensando de que manera hacerlo —musita en un susurro que casi se lleva el viento.

—Estoy segura de que encontraras la manera de hacerlo —afirmo—. Si de verdad la amas, lo harás

—Yo también estoy seguro de que lo que sea que sucede con Lewis, tiene solución

—¿Cómo sabes que lo que sucede está relacionado con él?

—Porque cuando lo nombro tus labios se tuercen con dolor

Mil razones para estar contigo. Serie Mil Razones 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora