10. No te detengas.

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—Evitemos un asesinato —musito en su oído comenzando a moverme de nuevo al ritmo de la música.
—¿En serio? —me interroga Gabe moviéndose también.
La música sigue siendo de un ritmo movido y rápido por lo que mis caderas se mueven al ritmo de la música y Gabe me sigue el ritmo sin despegar su cuerpo del mío. Sus manos me aprietan en la cadera y me mantienen pegada a su cuerpo sin descaro algunos, y me imagino la cara de Zach en este momento y espero que sea tan mala como yo la estaría teniendo si en este momento fuese él el que bailase con la chica con la que está como yo lo hago ahora con Gabe, provocandolo y restregando mi cuerpo contra el suyo sólo para causarle celos a Zach.
Aunque si me pongo a pensar detenidamente en las palabras de Gabe, no entiendo porqué estaría mirando lo de ese modo.
La verdad es que no entiendo su actitud hacia mí desde ese día en la escuela que besé a Gabe, porque si él no me ve del mismo modo en que yo lo veo a él no debería molestarle a quién beso o dejo de besar, con quien bailo o con quién no.
Jamás ha sido su asunto.
Jamás lo será.
Zach no está interesado en mí.
Sigo moviéndome de forma sexi contra el cuerpo de Gabe mientras la música cambia y Selfish Love de Selena Gomez comienza a sonar. Me doy la vuelta dandole la espalda a Gabe, mis ojos dan de inmediato con los de Zach que me devuelven la mirada, mientras baila también con su conejita sexi, quien se mueve de manera provocativa contra su ingle pero él ni siquiera parece notarlo.
No deja de mirarme, yo tampoco dejo de hacerlo.
Una sonrisa se forma en mi rostro al escuchar como la canción habla sobre dar celos, porque siento que me identifica por completo. A pesar de saber que es una pérdida de tiempo, continúo haciéndolo.
Imito los movimientos de la conejita ante la atenta mirada de Zach, aunque lo hago contra el cuerpo de Gabe que presiona con más fuerza mi cadera contra la suya. Apenas distingo las facciones de Zach por la poca luz, pero sé que no ha dejado de mirarme, pero si ha dejado de moverse, ha dejado de bailar y su mirada sigue conectada a la mía.
De nuevo, haciendo que me estremezca del mismo modo que lo hizo antes cuando estaba en la cocina.
—¿Quieres algo de beber? —pregunta Gabe en mi oído de pronto.
Rompo la conexión entre Zach y yo para voltearme entre los brazos de Gabe y asentir, sintiendo mi garganta seca de pronto. Él me toma de la mano y me guía entre las personas a la cocina, que está considerablemente vacía y me permite respirar profundamente.
—Bailabas para él —afirma mientras sirve dos vasos de cerveza y me tiende uno.
Lo tomo completo de un solo golpe, para evitar responder, aunque al terminar él continúa mirándome espectante, mientras muerde el borde del vaso de plástico.
—¿Y qué si lo hacía? —pregunto sirviendome más cerveza.
No debería, sé que no debería por la promesa que le hice a Alice, pero la necesito si voy a seguir con esto.
—Que para alguien que no quiere ponerse en evidencia, lo estás haciendo
—No quiero tus consejos, quiero tu ayuda —espeto tras beber más cerveza.
En lugar de enfadarse por mi respuesta, Gabe sonríe encogiendose de hombros.
—Como quieras —explica dejando el vaso de plástico a un lado y acercándose a mí—, pero antes...
Su mano se mueve hasta la parte posterior de mi cabeza y antes de que pueda preveerlo, sus labios capturan los míos. Se apropia de mi boca de una manera intensa, me besa a su antojo de una manera que me hace estremecer ligeramente mientras yo me quedo estática, respondiéndole el beso y sintiéndome ligeramente mareada, y el tirón que siento de pronto en mi brazo y que me separa de Gabe de manera brusca, no hace nada por mejorarlo.
—¿Y a ti que demonios te pasa Lewis? —inquiere la voz de Gabe de pronto.
Alzo mi rostro para ver que quien me sostiene del brazo es Zach.
—Eso te pregunto yo a ti idiota —espeta furioso, deshaciéndose del parche que le cubre el ojo—. Esta ebria, no te aproveches de ella
—No estoy ebria —gruño soltandome de su agarre.
Camino hasta posicionarme junto a Gabe de nuevo, ante la incrédula mirada de Zach.
—Alina...
—Métete en tus asuntos Zachary —gruño sabiendo que odia su nombre completo.
Su ceño se frunce al igual que sus labios. Se gruza de brazos, los cuales están cubiertos por las mangas de la camisa de nilo de su disfraz y no dice nada, por lo que tomo la mano de Gabe y lo llevo de nuevo a la pista de baile.
—¿Por qué me besaste? —le pregunto al oido por sobre la música.
Su sonrisa divertida no se hace esperar.
—¿Me creerías si te digo que sabía que él te seguiría?
Entrecierro mis ojos en su dirección, haciendo que él ría aunque no oigo su risa del todo.
—Funcionó después de todo, es obvio que le molesta que estés conmigo —afirma posicionando sus manos en mi cadera, atrayendome a su cuerpo.
—Solo tuviste suerte
—Así es, pero en mi defensa, me debías un beso mi querida hada —me guiña un ojo lo que me hace reír de manera tonta.
No estoy realmente enojada, en realidad todo el asunto me parece más divertido de lo que en realidad es.
—Eres un idiota encantador —digo sin dejar de reír—, pero ahora necesito ir al baño
Tanta cerveza comienza a pasarme factura.
—¿Te acompaño?
Sacudo mi cabeza.
—Vuelvo en un momento
Camino entre las personas hasta dar con las escaleras, subo hasta el segundo piso de la casa y busco entre las distintas puertas hasta dar con un baño. Allí vacío mi vejiga mientras le envío un rápido WhatsApp a Evie preguntándole donde está antes de levantarme del retrete para salir de allí.
El cambio de posición hace que todo a mi alrededor de vueltas momentáneamente. Cierro mis ojos y tomo una profunda respiración, antes de volver a abrirlo, lavarme las manos y ver mi rostro en el espejo del lavabo, el cual a excepción de que ya no tengo labial, sigue igual a cuando llegué.
El piso sigue un poco inestable para mi gusto, pero consigo caminar sin problema. Abro la puerta del baño y salgo de éste, congelandome al levantar la vista y ver a Zach de brazos cruzados al final del pasillo.
—Tenemos que hablar —sentencia acercándose a mí.
—No tengo nada que hablar contigo —sentencio caminando junto a él.
Su mano se posa en mí cintura, siento como mis pies dejan de tocar el suelo de pronto y en un parpadeo, estoy de cabeza mirando los zapatos de Zach.
—Zach bajame —chillo molesta.
Él me ignora mientras camina un par de pasos antes de abrir una puerta. Entra en una habitación oscura, cierra la puerta detrás de él y comienza a bajarme, rozando cada musculo de mi cuerpo con el suyo hasta que me deja sobre mis pies de nuevo. No me suelta, mantiene sus manos en mi cintura, su cuerpo pegado al mío y puedo sentir su respiración en mi mejilla mas no puedo verlo con claridad ya que la habitación apenas está iluminada por las luces que provienen del exterior y se filtran por las ventanas.
—¿Por qué dejas que Gabe te bese? —me cuestiona en un susurro.
La música se escucha lejana, así que no necesita hablar demasiado fuerte.
Alzo mi rostro buscando sus ojos, que logro encontrar en medio de la oscuridad a la que ya comienzo a acostumbrarme, logrando así ver su silueta y finalmente, sus ojos brillar.
—¿Por qué te interesa saber a quién beso Zach? —pregunto también en un susurro.
Debería alejarme, debería safarme de su agarre e irme de allí, pero no lo hago. Su cercanía, su color corporal, su perfume me tienen allí, anclada al suelo.
—Porque me importas Alina y también me importa que beses a otro, de una manera en la que no debería importarme
Mis ojos se abren en demasía y mi corazón late con tanta fuerza que parece que se saldrá de mi pecho en cualquier momento.
—¿Por qué no debería importarte?
—Porque eres la hermana de mi mejor amiga
Jadeo decepcionada y con todas mis fuerzas, lo empujo lejos de mí.
—Tienes razón, no debería importarte y a mi no me interesa en absoluto, así que si me disculpas, pienso ir a besar a Gabe hasta el cansancio —sentencio molesta.
Intento salir pero no puedo hacerlo, Zach atraviesa su cuerpo entre la puerta y yo, impidiéndome hacerlo. Trato de empujarlo pero es como intentar empujar una pared y en cuanto comienzo a golpear su pecho, me sostiene de las manos y me mueve hasta que mi espalda da contra la pared y su cuerpo presiona el mío contra esta.
—Zach ¿qué haces? —susurro confundida cuando suelta mis manos y posiciona las suyas en mis mejillas.
—No quiero que beses a otro —susurra presionando su frente contra la mía—. Me hierve la sangre cada vez que lo veo tocandote, me molesta de una manera que no logro controlar y aunque sé que no debería, aunque sé que no debería sentirme de este modo, lo siento y no es agradable en absoluto. Por eso no puedo dejar que te marches
—Eso es muy egoísta de tu parte, teniendo en cuenta que tu besas a cada chica que se te antoja y yo no te digo nada
—Puede que sea egoísta Alina, pero es la verdad. No quiero que beses a otro —repite con voz más firme.
—Entonces bésame tú —le pido sin saber muy bien por qué, aunque quiero culpar al alcohol en mi sangre por mi atrevimiento.
Zach exhala una profunda respiración y el movimiento de sus pulgares en mis mejillas.
Cierro mis ojos, arrepintiendome de inmediato de lo que acabo de decir y preparada para un rechazo de su parte, pero en lugar de eso, siento como sus labios presionan los míos sorprendiendome.
Zach mueve sus labios con lentitud, abriendo los míos e introduciendo su lengua en mi boca para acariciar la mía. Mi cuerpo tiembla ligeramente y Zach abandona mi rostro para rodear mi cintura, me atrae contra su cuerpo y profundiza el beso llevándome al cielo con él.
Soñé con esto por meses, lo desee con locura y ahora que finalmente está pasando es un millón de veces mejor de lo que imagine. Infinitamente más placentera y exquisita de lo que pude alguna vez haber imaginado en mis fantasías más íntimas, y no estoy dispuesta a dejarlo en un simple beso.
Sin dejar de besarlo acaricio su cabello y su cuello, bajo por su torso he introduzco mis manos por la abertura de la camisa de nilo, sintiendo su piel caliente y suave.
—Alina... —jadea soltando mis labios cuando tiro del borde de la camiseta para sacarla de su pantalón y poder pasar mis dedos por su abdomen.
La saco por su cabeza, dejando su pecho al descubierto. Sus músculos se tensan mientras sigo pasando mis dedos por su abdomen, descendiendo cada vez más hasta llegar al borde de su pantalón, donde su mano detiene la mía.
—Oye...
—Por favor Zach. No te detengas
He soñado con esto desde que tengo memoria y ahora que finalmente he logrado avanzar un poco, no puedo echarme para atrás como una cobarde.
Vuelvo a unir nuestros labios ante su duda, enredo mis dedos en su cabello impidiéndole que se aparte. Acaricio su lengua con la mía, succiono su labio inferior ganandome un leve gemido de su parte y repito la acción de nuevo, tentandolo, seduciendolo, convenciendolo de cumplirme la pequeña fantasía.
En cuanto sus manos se posicionan en mi trasero, me levantan del suelo y me presionan contra la pared, siento que ya he ganado.

Ay, ay, ay, ay.

Se puso interesante este asunto.

¿Será que Zach cederá ante los encantos de nuestra pequeña hada?

Las leo.

Mil razones para estar contigo. Serie Mil Razones 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora