2. La pelea.

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El reloj despertador suena y de algún modo me las ingenio para apagarlo. Quiero dormir un poco más, pero luego recuerdo que quiero salir hoy antes de ver a Alice por lo que me levanto a regañadientes de la cama y me encamino hacia el baño.
Mientras tomo una ducha y lavo mis dientes, pienso en lo injusto que es que quiera evitar a Alice solo porque Zach está enamorada de ella, porque sé a la perfección que ella no corresponde a sus sentimientos, pero simplemente, no tengo ganas de verla a los ojos después de lo que escuche anoche.
Salgo del baño y peino mi cabello en una coleta mal organizada. Algunos mechones de cabello caen sobre mi rostro y al pasar un suéter a rallas por mi cabeza, termina de estar un poco más despeinado de lo habitual. Justo lo que quiero. Un jean y una botas de tacon completan mi look. Nada de maquillaje para mi esta mañana, eso es para ocasiones especiales.
Acomodo las cosas de la escuela en mi mochila y salgo de mi habitación.
Me detengo frente a la puerta de la habitación de Alice. Intento escuchar algún indicio de si estoy saliendo a tiempo o si igual me la topare tomando el desayuno, pero no logro escuchar nada.
Mi ceño se frunce y estoy a punto de tocar su puerta, pero me detengo en el último segundo, cuando mi puño esta a escasos centímetros de la madera. Suspiro con pesadez y sigo mi camino hacia las escaleras.
Mamá ya se encuentra en la cocina, moviéndose de un lado a otro. Su dorada cabellera se encuentra recogido en un bonito moño sobre su cabeza y el uniforme del spa se acentúa a su cuerpo de una manera que de seguro a papá le encanta. Es algo que ni siquiera puede dudarse.
Ambos están locos el uno para el otro.
—Buenos días —la saludo acercándome a ella.
—Alina —exclama sorprendida—. ¿Qué haces levantada tan temprano?
Hago una mueca y le doy un beso en la mejilla, tomando el plato que tiene un rico desayuno en la mano para llevármelo hacia la barra.
—¿Está todo bien? —insiste cuando veo que no le respondo y me concentro en degustar sus panqueques.
—Si mamá —respondo.
Su ceño se frunce y sé que no me cree del todo, así que, decido improvisar.
—Hay algunas cosas del anuario que me gustaría adelantar antes de que las clases inicien —comentó a sabiendas de que mi respuesta la dejara conforme.
Y así es.
—Oh, ¿como va eso? —pregunta con sus ojos azules brillantes de ilusión.
—Todo marcha según el plan —afirmo antes de morder una tostada.
Estar en el anuario es algo que disfruto enormemente, ya que me permite fotografiar cada que tengo un tiempo libre dentro de la escuela y nadie puede decirme nada al respecto. Además de que, en realidad disfruto de estar en el club junto a Evie.
—Buenos días —canturrea papá uniéndose a mamá y a mi en la cocina—. ¿Tenemos un evento importante hoy? —me pregunta sentándose a mi lado.
Viro los ojos al entender que se está burlando de mí.
—Dejala en paz Jason —lo reprende mamá colocándole el desayuno frente a él.
Papá le da regala una sonrisa inocente y mamá termina devolviéndole la sonrisa.
—No se les ocurra iniciar algo ahora —les advierto levantándome de mi asiento—. Es demasiado temprano para sentir asco
—Es temprano, si, pero tu hermana aún no baja —comenta papá de pronto.
Es cierto.
Me he demorado más de lo que habria querido, y aún así, Alice no ha bajado.
—Alice no irá a la escuela hoy —anuncia mamá.
Mi ceño se frunce.
—¿Cómo que no irá a la escuela? —cuestiona papá confundido.
—Me iré a lavar los dientes —anuncio alejándome de la cocina.
Estoy siendo la peor hermana justo ahora, pero la verdad es que no estoy preparada para escuchar la explicación de mamá, la que probablemente incluye a Zach. Antes lo toleraba sin problema, pero antes, la posibilidad de que ellos dos tuviesen más que una amistad era nula. Anoche, tras la declaración de Zach, no estoy segura de cómo se encuentran.
Tampoco quiero saberlo.
Paso esta vez por la puerta de la habitación de Alice sin detenerme, para ir directamente a mi baño para lavarme los dientes. Lo hago con una lentitud concienzuda, ya que si Alice no irá a clases hoy, no hay peligro de toparme con ella y así, me seguro de perderme la charla de mis padres.
Sin embargo, cuando camino de nuevo frente a su puerta, siento una necesidad bastante grande de entrar a su habitación, meterme con ella en la cama y preguntarle que sucede. Porque algo realmente grande tuvo que haber pasado si ella no va a ir a la escuela hoy. Estoy segura de que tiene que ver con Sebastian, pero no me atrevo a averiguarlo. Así que sintiendome extramadamente cobarde, prosigo mi camino hacía las escaleras.
Cuando llego al piso inferior, me encuentro a mamá acomodando la corbata de papá mientras él la observa con devoción. Ninguno se ha percatado de mí precensia y verlos admirarse el uno al otro con tanto amor es digno de observar y me hace desear eso para mí en un futuro, nada menos.
Hasta que comienzan a besarse de una manera que no puede ser apta para menores de edad.
—De acuerdo, ya basta —exclamo logrando que se separen de golpe—. Se supone que la adolescente con hormonas enloquecidas soy yo, no ustedes
—Espero que tus hormonas estén bajo control —dice papá frunciendo el ceño.
—Lo estuvieron hasta que cumplí dieciséis —lo provoco.
Sus ojos se cierran y mamá niega con su cabeza.
—Jason, sabes que Alina ama molestarte —le asegura mamá mientras él sacude su cabeza de un lado a otro—. No le hagas caso
Papá abre sus ojos y una pequeña risa se escapa de mis labios.
—Algún día vas a matarme de un infarto —asegura.
Vuelvo a reír, está vez, dando un par de pasos para estar cerca de él.
—Pará qué eso no pase debes aceptar que tanto Alice como yo estamos creciendo y nuestras hormonas...
—Una palabras más y te vas caminando a la escuela —me interrumpe señalandome con un dedo.
Miro a mamá quien está intentando contener la risa.
—Está bien, no hablaré más ¿nos vamos ya?
Papá suspira con alivio y asiente.
—Ten un buen día —me sonríe mamá dándome un beso en la mejilla—. No vuelvas locos a muchos adolescentes
—Barbara —espeta papá.
Ella ríe en respuesta besando su mejilla.
Salgo de la casa, no dispuesta a ver una nueva demostración de afecto.

Mil razones para estar contigo. Serie Mil Razones 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora