Capítulo 13 La pelirroja

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CONTINUIDAD DIRECTA DEL CAPÍTULO 13 DE MARY JANE HISTORIAS DE CAMA

Su último año de preparatoria había iniciado hace una semana, siendo ese el segundo lunes de clases.

El sábado anterior había sorprendido a Gwen con una bella rosa para acabar haciéndole el amor toda la madrugada del domingo, habían amanecido felices de tenerse pero siendo golpeados por una realidad ajena muy desagradable. En la tarde de ese domingo Gwen lo llamó y le dijo que sus vecinos habían escuchado el escándalo que hicieron pero que por suerte lo habían confundido con el de la pareja que había discutido, haciéndolo reír mucho al muchacho por la mentira que tuvo que inventar.

—Uy si... dormida —se burló Peter en aquella conversación por teléfono del domingo en el que amanecieron juntos. —Yo diría que estabas bastante despierta, y muy activa —añadió Peter de forma traviesa, haciendo que ella compusiera un gesto de complicidad que él no pudo ver.

El resto de ese día Peter lo ocupó en tía May, ya había estado con Gwen así que prefirió pasar la tarde con su tía que quería ir comprar más tela para seguir tejiendo. Cuando pasaron por la sección de ropa interior para mujeres, Peter no pudo evitar imaginar a Gwen modelando esa fina y muy sensual lencería, lo único malo fue el inevitable y vergonzoso resultado de estar pensando esas cosas.

Volviendo al presente, ahora estaba en su receso en el que se encontraba solo, Gwen no había podido estar con él porque estaba junto con Harry en su primera reunión como pasantes del doctor Connors, él también pudo haber participado pero le intere...

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Volviendo al presente, ahora estaba en su receso en el que se encontraba solo, Gwen no había podido estar con él porque estaba junto con Harry en su primera reunión como pasantes del doctor Connors, él también pudo haber participado pero le interesaba más la robótica y no tanto la genética.

Estaba sentado solo, en las gradas del gimnasio, viendo como los de primero armaban una reta, aunque eventualmente bajó la mirada hacia el piso, mirando fijamente la duela pensando en Gwen, envuelta únicamente en un sexy brasier color rosa mientras unas delgadas bragas apenas se sujetaban a la cadera de la muchacha por dos débiles nudos que él fácilmente podía deshacer. Se sonrojó y sonrió con picardía, esperando que no le pasara lo mismo que en la tienda, pero de la nada, sintió una mano en su hombro, sacándolo de sus acalorados pensamientos.

—¡Hola Peter! —lo saludó una chica de finas facciones, ojos verdes, labios carnosos y cabello rojo, que se estaba junto a él y lo veía de una particular forma que a Peter le resultó un tanto incómoda.

—Hola —saludó él por cortesía —¿Nos conocemos? —preguntó al ver la avidez con la que ella lo veía y la confianza con la que se acercaba.

—Hace unos años tú y yo salimos —dijo la chica sonriendo ampliamente —aunque no me molestaré si no lo recuerdas —aseguró componiendo un gesto que para otros pudo haber sido gracioso, pero para él seguía siendo todo incómodo.

—No la verdad es que no. —contestó él moviéndose hacia la izquierda, alejándose levemente de ella.

—Me llamó Mary Jane... y la verdad es que creo que eres muy atractivo.

Peter no supo que decir, se paralizó, no comprendía que al parecer ya había salido con ella, pero a pesar de que eso fuera verdad eso debió pasar hace tantos años que ahora ya no tenía el más mínimo sentido de que esa tipa tuviera esa descomunal confianza. Y aunque por un momento se paralizó, reaccionó justo a tiempo para quitarse cuando ella le puso la mano sobre el pecho.

—¡¿Qué haces?! —se quejó poniéndose rápidamente de pie.

—¡Hay que salir! —dijo ella ignorando por completo la reacción evasiva de él —Conozco un antro excelente, soy amiga del tipo de la entrada y podemos entrar gratis...

—¡¿Qué te pasa ni siquiera te conozco?! —se enojó Peter queriendo alejarse de esa chica lo más pronto posible.

—Pero eso se arregla fácilmente —la desconocida se mordió el labio, lo miró con deseo y volvió a acercársele de forma atrevida, causando que su sentido arácnido se activara por primera vez en la escuela, era obvio que debía alejarse de ella lo más pronto posible. —¿No quieres salir conmigo? —preguntó la chica por primera vez mostrando un poco de contención, dejando un poco ese comportamiento desvergonzado, aunque seguía en su pose sexy con una pierna sobre un escalón más alto en la grada y una mano sujetándose la cadera, pero por mucho que su imagen era bastante seductora no había conseguido lo que quería, pues él no la miraba con el nerviosismo que ella quiso que tuviera, sino con repulsión. —¿Acaso no te guste?

—¡Claro que no! —respondió a la defensiva, y mostrando su desagrado de la misma forma descarada en la que ella se había comportado, deseando alejarse de ella lo más pronto posible, pues aun no entendía su comportamiento tan altanero al habérsele aventado así como así.

—¿Por qué estás tan nervioso?

—¿Por qué te comportas como una desesperada?

La chica se quedó estática, ahora su pose sexy parecía más la de un maniquí sin chiste, incluso la sonrisa se le había caído. Peter le lanzó una última mirada de desprecio, se dio la vuelta y empezó a alejarse, pero ella, aun sin aceptar que había sido rechazada, fue hacia él, lo jaló del hombro e intentó besarlo, lo cual fue solo un intento, ya que gracias a sus aumentados reflejos por los poderes arácnidos que escondía, es que se salvó que de que ella le estampara la boca.

Luego de eludirla salió corriendo del gimnasio, completamente consiente de qué huía de una chica, pero ya desde ese momento intuyendo correctamente que debía de tener mucho cuidado con ella.

Una segunda nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora