Una segunda noche

Capítulo 2 En el sofá

Peter sonrió aceptando el reto con mucho gusto, ya empezando a imaginar todo lo que deseaba hacer, todo con lo que había estado fantaseando se haría realidad. Luego de verla entrar siguió a la chica hacia el interior del departamento sintiendo el ansia de estar con ella cada vez más intensa. Esa primera noche que había gozado junto con ella no era tan lejana, pero al muchacho le parecía que ya había pasado una eternidad desde esa mágica noche, que ahora que estaba a solas con ella deseaba hacer todo lo que ella le provocaba, quería tocarla, besarla, acariciarla, hacerle el amor como ella se merecía.

Entró a la sala, donde vio a Gwen sentada en el sofá oliendo la rosa que él le dio, ella volvió a verlo, dejó la rosa en la mesita de enfrente y luego alzó una mano, moviendo el dedo índice para decirle que se acercara, Peter lo hizo con gusto, la sujetó con firmeza de la cintura, mientras que introducía su lengua en la boca de Gwen sintiendo la de ella también, la espalda de la chica quedó recargada en el descansabrazos del sofá, mientras que Peter quedó recargado en ella.

Se besaban apasionadamente y tocándose placenteramente, Peter puso una de sus manos por encima de la falda de su novia, mientras que ella le acariciaba la espalda de forma intensa, Peter apretó el muslo de Gwen escuchando la satisfacción que eso causó en ella, así que luego de eso metió la mano bajo la tela para acariciar su pierna de la mejor manera.

—Peter... —susurró Gwen entre cada beso, adorando el contacto de la mano de Peter con su piel, empezaba a sentir como su cuerpo subía de temperatura, y como sus latidos cada vez eran más acelerados.

Los besos se Peter eran tan apasionados como lo eran suaves, el tacto en ese encuentro era cautivador, el muchacho dejó sus labios para besarle el mentón y así bajó a dar pequeños besos en su cuello, escucharla reír coquetamente lo hizo disfrutar aún más del momento, volvió a su rostro para darle un pequeño beso en la nariz y después verla a los ojos.

—Gwen... ¿Me dejas pasar la noche contigo? —preguntó el castaño, manteniendo su mano en la pierna de la joven, esperanzado de escuchar un sí.

—Yo creí que ya era obvio mi amor. —respondió ella sonriendo con gusto, sintió los labios de Peter presionarse sobre su frente. Luego de ese tierno beso la chica tomó la mano que él mantenía en su muslo, la sacó de debajo de su falta y se la llevó al pecho. —Sujétalo. —ordenó coqueta, deseando el contacto íntimo con Peter lo más pronto posible.

El muchacho obedeció fascinado, hundiendo levemente los dedos sobre el cálido seno de Gwen, Peter bajó la mirada viendo lo que tenía en la mano, volvió a los ojos de la chica y vio un hermoso brillo en sus azulados ojos y una sonrisa picarona en sus labios, una sonrisa que se contagió y ahora se forma en él también, volvía a mirarle el pecho bajando también la cabeza, besó la piel que se encontraba ligeramente a bajo del cuello, luego bajó un poco más hacía la piel que la playera no cubría, besando aquella zona de Gwen que empezaba a curvearse ligeramente, Peter se impregnó en su aroma.

Lentamente movió el borde de la playera hacia abajo, haciendo que la playera de corte normal adquiriera un escote que dejaba más de ella al aire, continuó bajando la tela, llegando a revelar otra tela blanca más gruesa y de una singular forma, así, poco a poco, el sostén de Gwen quedó revelado por completo. El castaño había mirado lo que había hecho, el pecho de su novia era pequeño, pero sus ojos estaban a la misma altura que ellos, desde esa perspectiva le parecieron más grandes de lo que en verdad eran.

El golpeteó de sus latidos era cada vez más rápido, él intentaba relajarse, pero con tal tentación frente a sus ojos era imposible, sus manos aún estaban sujetando lo que habían bajado de la playera, la soltó y muy lentamente puso la yema de los dedos sobre los pechos de Gwen, los hundió un poco más y entonces la escuchó exaltarse.

Al escucharla Peter se movió como una bala, apuntando sus labios directo a los de ella, besándola con mucha pasión, el castaño sintió como los dientes de Gwen le apresaban los labios, así que él hizo lo mismo, mientras la besaba recargó las palmas en los aun envueltos senos de su novia, pensando que era dueño de esos pechos.

—Apriétalos... —susurró la rubia en medio del acalorado beso, excitando aún más al superhéroe que empezaba a sentir un intenso cosquilleo en su entrepierna.