Capítulo 35 Pertenezco a ti

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Peter Parker cayó rendido en las almohadas, ardiendo en pasión. ¡Cómo lo consentía la rubia! Que lengua más hábil y besos más suculentos daba la rubia en su novio. Cada vez se ponía más rojo, lleno del erótico placer que lo consumía. Las manos de Gwen empezaron a frotarlo de una forma tan rápida que pronto el estómago de Peter empezó a rebotar ligeramente al sentir como se venía.

—¡Ay mi amor! —gimió Peter de forma ronca y seductora. —¡Voy a! ¡Voy...! —y fue...

La boca de Gwen se llenó del semen de Peter, la chica se llevó la mano a la boca limpiándose la barbilla y sonriendo con gusto por haber complacido de esa forma a su héroe.

—Gwen... —jadeó Peter en su placer. —Ven acá... —Ella gateó a Peter dándole una gran lamida en el vientre antes de inclinarse para besarlo —Sí que estas loquita...

—Loquita por ti mi semental —dijo Gwen toqueteándole los pectorales, haciendo que la sonrisa de su novio fuera aún más grande por el halago que recibió. —Luces tan guapo cuando estas todo desnudo y lleno de placer —volvió a halagarlo gozando en verdad de lo que veía.

—¡Ay que sexy! —gimió el chico simplemente con verla, aunque claro, la imagen que tenía frente a sus ojos no era común, pues tenía a Gwen frente a él estando desnuda y llena de ganas.

Se el castaño se lamió los labios deseándola. Actuando por el impulso que ella le causaba... llevó las manos a los muslos de Gwen acariciándola suavemente, amando esas increíbles piernas, cuando Gwen sintió ese toque, al estar tan perdida en su deseo por Peter, también actuó sin pensar, volviendo a agacharse para besarlo en el cuello.

—Ay mi diablita... —murmuró el cansando Peter, alzando los brazos hasta tocarla en el trasero, ocasionando un rico cosquilleó en la chica que sonrió excitada. —Quiero verte igual, bien sexy y acalorada montada en mí.

—¡Siii! —se emocionó chica, celebrando y deseándolo aún más, llena de entusiasmo y antojo.

Gwen Stacy se movió y se sentó en Peter Parker, gimiendo al sentirlo dentro, volviendo a la boca de ese chico mientras hacía de vaquera sobre ese gran caballo

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Gwen Stacy se movió y se sentó en Peter Parker, gimiendo al sentirlo dentro, volviendo a la boca de ese chico mientras hacía de vaquera sobre ese gran caballo.

Aquel beso fue tierno, suave y hasta inocente, pero cuando Peter le apretó aún más el trasero, el beso se tornó más agitado, con un roce de labios más apasionado, encendiendo aún más la pasión entre ellos, y es que justamente esa pasión tan ardiente también se volvía cada vez más irresistible, y eso no solo se reflejaba en sus besos, sino también en que los movimientos de la cadera de Gwen contra la arma de Peter, siendo más rápida en los sentones que le daba.

—¡Ah Peter! ¡Peter! ¡Peter! —gemía Gwen.

—Uff... no pares —gemía Peter.

—¡Peter! ¡¡Estoy muy calienteeeee!!

La tensión en la recamara era intensa, romántica y llena una pasión erótica, se dejaron llevar... nada los detendría, ese deseo por su pareja los volvió locos, y eso era lo que buscaban. Pues hacía mucho tiempo que sus cuerpos se extrañaban.

Ya en una posición diferente, Peter encerró a Gwen entre sus fuertes y sudados brazos, cuyas venas se marcaban a la perfección, ofreciendo una imagen increíble, haciendo que la chica amara los seductores barrotes de la cárcel en la que estaba.

Peter tomó los pechos de Gwen y empezó a apretarlos con más fuerza, haciendo que su novia se mordiera el labio, después de eso Peter volvió a lamerle los atributos bajando poco a poco hasta el vientre de la chica llegando hasta su feminidad, con delicadeza el abrió las piernas, sacó la lengua y la besó de forma ardiente. Ella echó la cabeza hacia atrás hundiéndola entre las almohadas, gozando de las lamidas de Peter, sintiendo un atrevido fuego.

La respiración de ambos se volvió pesada y profunda, la rubia parecía estar hipnotizada, luego de lo que fue un largo tiempo se corrió, quedando plenamente complacida. Peter, feliz de lo que causó en ella, se incorporó viendo como Gwen aún estaba perdida en su gran placer. Se limpió la boca y volvió a sus pechos, dándole simple besitos sobre sus pequeños atributos.

La chica salió de su trance sintiendo como el ardiente calor disminuía, aunque aún estaba en éxtasis. Y ahora el que gozaba de una increíble imagen era Peter, pues veía a Gwen recostada en la cama, completamente bella, con sus delicadas curvas resaltando aún más por el sudor y teniendo un gesto lleno de placer.

—"Ay que suertudo soy" —pensó Peter recostándose al lado de Gwen, abrazándola y gozando de su calor.

—Parker... no hemos terminado —señaló Gwen aún intentado normalizar su exaltada respiración.

—¿Aún tienes energía para más? —preguntó el muchacho sorprendido.

—Si se trata de ti... ¡Claro que si...! —respondió Gwen seduciendo a su novio. —ella alzó una mano y lo tomó de la masculinidad, acariciándolo como si lo atrajera hacia ella.

—¿Acaso eres la chica deditos traviesos?

—Solo si el cuerpo por el que van a corretear es el tuyo.

Las piernas del chico empezaron a temblar y otra vez hubo conexión entre hombre y mujer hasta que la noche los alcanzó, cayendo rendidos como tortolitos en un cansancio espectacular.

Las horas pasaron y esos dos desnudos enamorados seguían en la cama, sumidos en el profundo sueño que les ocasionó su gran amor, pero no sin antes, durante la noche y antes de caer rendidos en el sueño, decirse...

—Te amo.

 —Te amo

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Una segunda nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora